Queda una semana para la 94ª entrega de los Premios Óscar, que tendrá lugar la noche del 27 de marzo, con la acostumbrada transmisión por TNT (¡con SAP disponible!). SEMANA lanza sus predicciones para que llegue actualizado a la cita, con sus propios juicios y, ojalá, habiendo visto muchas de las películas nominadas. Bastantes están disponibles vía streaming y otras tantas se exhiben en salas de cine.
Mejor película: El poder del perro
Nuestra especulación: esta adaptación de una novela de Thomas Savage, que aborda las tensiones calladas en los ranchos de vaqueros en Montana a comienzos del siglo XX, viene arrasando en esta categoría en la temporada de premios, y con toda razón. En su sombría y detallista cualidad, la cinta, de Jane Campion, aborda la masculinidad tóxica, la sexualidad callada y oprimida pero atesorada, y el peso tremendo que podía ejercer en las presencias femeninas que lo rodeaban. Sus cuatro actores principales lograron nominaciones importantes, un testimonio a una obra en la que la tensión atmosférica es también protagonista. La narración es sutilmente densa, las inesperadas formas de venganza son una muestra de poder, y el uso de ese poder es una muestra inequívoca de cariño.
Otros nominados: Belfast (cines), CODA (Prime Video), No miren arriba (Netflix), Drive My Car (cines selectos y Mubi), Duna (HBO Max), Rey Richard: una familia ganadora (HBO Max), Licorice Pizza (cines), Nightmare Alley (cines y en Star+), Amor sin barreras (Disney+). Posible sorpresa: los Óscar no son ajenos a los batacazos, y CODA, una película sobre una hija de padres sordos con sueños de cantante, toca muchas bases correctas.
Mejor director(a): Jane Campion, por El poder del perro
Nuestra especulación: en 1994, la neozelandesa se llevó los máximos honores con The Piano y parece que repetirá en 2022 con una historia que no es para las masas, pero debería serlo, y cuyas controversias asociadas a masculinidades frágiles lo prueban. En su ritmo, en sus pulsaciones, en sus cortes, en sus planos cortos y en los abiertos, en su mezcla de sonido y su música, y en su enorme congregación de talentos, esta película ofrece una mirada incómoda que cuestiona al macho, admirable desde su realización y del mensaje que entrega sobre una enfermedad social latente.
Otros nominados: Kenneth Branagh, por Belfast; Ryusuke Hamaguchi, por Drive My Car; Paul Thomas Anderson, por Licorice Pizza; Steven Spielberg, por Amor sin barreras. Posible sorpresa: Steven Spielberg, por Amor sin barreras. Si la academia quisiera perpetuar su incomodidad con Netflix, le daría el premio al director que más criticó sus métodos.
Mejor actor: Will Smith, por Rey Richard
Nuestra especulación: como un protagonista de este siglo, Will Smith fue nominado por Ali y por The Pursuit of Happyness, y la tercera puede ser la vencida. El actor entrega un retrato arrollador y conmovedor del padre de las tenistas más grandes que ha tenido la historia de ese deporte, pero también muy cuestionable desde la intensidad que propone. “Fallar al planear es planear para fallar”, es el credo que vive y transmite Richard Williams, que junto con su mujer, Oracene, hicieron un destino familiar in extremis.
Otros nominados: Andrew Garfield, por Tick, Tick... Boom! (Netflix); Benedict Cumberbatch, por El poder del perro; Javier Bardem, por Being the Ricardos; Denzel Washington, por The Tragedy of Macbeth (en Apple TV+). Posible sorpresa: Denzel Washington y Shakespeare entregan en The Tragedy of Macbeth lo que uno podría esperar de su unión, unos ojos radiantes que caen al infierno y llevan a la audiencia.
Mejor actriz: Penélope Cruz, por Madres paralelas
Nuestra especulación: en una categoría abierta, la española parece gozar de una alta probabilidad de alzar el Óscar de nuevo (lo hizo por Vicky Cristina Barcelona en 2009), aunque esta vez sería la máxima categoría. En la cinta de Almodóvar, que pasó sin pena ni gloria en los Goya de su país, aunque en el resto del mundo no, Cruz interpreta a Janis, una mujer que impulsa acciones para revelar verdades históricas que pesan sobre su familia, pero entiende que, sin lidiar primero con los cadáveres en su baúl, no hay caso.
Otras nominadas: Olivia Colman, por La hija oscura (Netflix); Jessica Chastain, por Los ojos de Tammy Faye (no se ha estrenado); Kristen Stewart, por Spencer (se estrenó, no llega a streaming aún); Nicole Kidman, por Being the Ricardos (Prime Video). Posible sorpresa: Jessica Chastain, por Los ojos de Tammy Faye, el caballo negro de esta contienda. Chastain entrega un retrato genuino de la controvertida evangelista, cantante y presentadora.
Mejor actor de reparto: Troy Kotsur, por CODA
Nuestra especulación: haría historia como el primer hombre sordo en llevarse el galardón, y se uniría a su colega de reparto, Marlee Matlin, en alzar la estatuilla (ella ganó un Óscar a mejor actriz en 1987 por Hijos de un dios menor). Kotsur interpreta a Frank Rossi, padre de familia, hombre sordo y pescador, que trata de hacerse respetar entre sus colegas y mantener a flote económicamente su hogar. Pero la crisis azota, y, además, parece alejarse de su hija adolescente, una CODA (sigla en inglés para ‘hija de padres sordos’), que encuentra en la música un escape. ¿Cómo unir la sordera y la música? Con enorme corazón del personaje de Kotsur y del de su hija.
Otros nominados: Ciaran Hinds, Belfast; Jesse Plemons, El poder del perro; J. K. Simmons, Being the Ricardos; Kodi Smit-McPhee, El poder del perro. Posible sorpresa: hijo de la ciudad que retratan, como el director de la película, Ciaran Hinds entrega en Belfast una figura de abuelo inolvidable en blanco y negro.
Mejor actriz de reparto: Ariana DeBose, por Amor sin barreras
Nuestra especulación: joven pero experimentada, forjada en Broadway y en las venas del teatro musical, donde en 1957 Stephen Sondheim estrenó West Side Story (su nombre original), DeBose interpreta en este remake el exigente rol de Anita, la mujer que entiende ambos lados del amor central en la trama y quien sabe que nada terminará bien. Su capacidad de danza y de actuación es nada menos que electrizante, y esa vibrante y precisa entrega física separa su interpretación del resto. Cuando la obra llegó por primera vez al cine, ese papel le mereció a Rita Moreno un Óscar (1962) en la misma categoría.
Otras nominadas: Jessie Buckley, por La hija oscura (Netflix); Judi Dench, por Belfast; Kirsten Dunst, por El poder del perro; Aunjanue Ellis por Rey Richard. Posible sorpresa: Kirsten Dunst, en El poder del perro, una mujer que cede ante una densa opresión de género y la botella a comienzos del siglo XX.
Mejor guion original
Licorice Pizza, de Paul Thomas Anderson, por su historia de amor y ensoñación setentera, llena de vaivenes, donde creció el director.
Mejor guion adaptado
CODA, de Sian Heder, partió de La familia Bélier y llevó el tema de la representación y causa de la gente sorda a un público mayor.
Mejor documental
Summer of Soul (…O, Cuando la Revolución No Pudo Ser Televisada) (disponible en Star+), de Questlove Thompson, que de manera mágica recuerda y registra un maravilloso festival de música negra en 1969 en el que brillan Nina Simone, Stevie Wonder y Sly & the Family Stone, entre otros intérpretes.
Mejor película animada
Encanto (en cines y Disney+), una producción visualmente hermosa inspirada en Colombia que pone sobre la mesa el trauma intrafamiliar.
Mejor película extranjera
Drive My Car, del japonés Ryusuke Hamaguchi, una película de muchas capas que se toma el tiempo extenso (180 mins.) para desplegarlas como merecen, para hacerlas renacer.
La adaptación de un cuento del mismo nombre de Haruki Murakami (con el influjo de otros dos del mismo autor también publicados en 2014), esta película aborda relaciones afectivas humanas fuertes, marcadas por un silencio disfrazado de aceptación, de creatividad colectiva. Y lidia con las consecuencias de las mismas, con los vacíos que producen y dejan.
A la vez, es una oda al ritual personal de la conducción y a Chéjov, así como un poema visual sobre la carretera contemplativa, de la magia irrepetible del teatro y de la comunicación verbal, no verbal, y de lenguaje de señas. Esta obra cinematográfica juega en su propio estadio. Es un tesoro particular que exige vulnerabilidad, tiempo y sensibilidad.