Quincy - Netflix
Liderada por una de sus seis hijas (Rashida Jones), esta producción se estrenó hace unos años pero sigue siendo una manera de dimensionar a la vastísima carrera de Quincy Jones, una figura que falleció la semana pasada y cuya partida causó reacciones desde todos los sectores de la cultura estadounidense y mundial. Después de todo, a través de setenta años de recorrido, “Q” cambió el panorama sonoro de la cultura popular e incursionó en muchos otros campos, como la televisión y el cine, dejando también profundas marcas. El documental es imperdible porque no hay un recorrido como el suyo, de tanto impacto. Luego de crecer y sobrevivir en las calles duras de Chicago en los años 30, encontró en la música el camino.
Quincy se destacó en la instrumentación (de la que aprendió mucho con Ray Charles) y luego se hizo codiciado por sus arreglos, un tema que estudió con la reverenciada Nadia Boulanger en París. Esto lo llevó a hacerse imprescindible en la música más legendaria de Frank Sinatra (que lo consideraba un prodigio y un hermano: jamás tuvieron más contrato que un apretón de manos) y luego con Michael Jackson, con quien grabó Thriller, el disco más famoso de la industria discográfica (con más de 120 millones de copias vendidas).
La música de John Williams - Disney+
La frase de Steven Spielberg sobre la importancia de la música del maestro John Williams en sus películas y el cine en general es aún insuperable: “Sin Williams, ni las bicicletas, ni las escobas en los partidos de quidditch, ni los hombres con capas rojas vuelan. No existe la Fuerza. Los dinosaurios no caminan sobre la tierra. No nos maravillamos, no lloramos, no creemos”.
Y se aprende que este compositor creció en un hogar de músicos, y dejó atrás sus aspiraciones de crear grandes sinfonías para terminar musicalizando televisión y películas de Hollywood. En ese trabajo, que para otros era comercial y vano, en sus palabras, Williams “se encontró”. Por eso se convirtió en quizá el más relevante compositor de bandas sonoras de la historia, un hecho que se mide en emociones.
El documental de dos horas es dirigido por el francés Laurent Bouzereau, y pone en el centro al hombre, a su voz, sus anécdotas y a ese piano en el que nacieron tantas de sus ideas. Y sí, también suma voces de alta relevancia. A sus 92 años de edad, es fantástico escucharlo repasar y revelar los procesos y secretos detrás de sonidos capaces de ponernos la piel de gallina, maravillarnos o asustarnos hasta la médula, como los que dejó para La guerra de las galaxias, Tiburón, Harry Potter, E.T., Indiana Jones, Jurassic Park y Superman, entre muchas más, que le han ameritado cinco premios Óscar y 54 nominaciones (más que nadie, nunca).
Declarada con razón la película independiente más costosa de la historia, con fondos que salieron en buena parte de su visionario director, esta producción ha dividido audiencias, y se entiende por qué. El código que maneja Francis Ford Coppola, el ícono que concibió producciones imposibles y febriles como Apocalypse Now y una saga que elevó el cine en los años setenta, como El Padrino I y II, oscila entre la tragedia, la caricatura, el discurso existencialista y humanista, y puede confundir.Coppola comenzó a desarrollar la historia en los ochenta, inspirado por su lectura de la conspiración Catilinaria del año 63 d.C. Y desde ese punto de partida entrega una epopeya romana ambientada en un Estados Unidos moderno pero reimaginado.
En esta juega muy directamente con los conceptos del arte, de la creación arquitectónica, de la materia y del tiempo. Y si bien sus aspiraciones grandilocuentes pueden dar algo de risa (mucha de la cual parece buscar el director, desde varias decisiones de casting y muchas de las interpretaciones que logró de sus actores), la película encuentra su corazón en su homenaje a la humanidad, al ingenio, a su mujer y a la raza humana. Y en esa faceta la encontramos valiosa.
Wise Guy: David Chase and the Sopranos - MAX
Este documental de dos partes, dirigido por un maestro del género de lo real como Alex Gibney, mira al fenómeno que fue The Sopranos desde la intimidad de quien creó la serie, y con ella, abrió las puertas para la era dorada de la televisión: David Chase.
Un viejo lobo de la pantalla chica, con décadas de experiencia, Chase rompió con las convenciones y ayudó a elevar el perfil de una cadena como HBO, que apostó por el creador en una época en la que construye su identidad como lugar de televisión de avanzada. Y todo sucedió porque el nativo de New Jersey decidió aplazar su sueño vitalicio de dirigir cine y darle rienda suelta a su serie, que tenía a su madre como importante personaje (y cuenta por qué).
No deja de ser intrigante escuchar a Chase y a sus escritores y actores (a James Gandolfini, por medio de material de archivo, pues murió en 2013) mirar hacia atrás, diseccionando los hechos que hicieron de esta una serie única como ninguna otra (para muchos, la mejor de la historia). En algo convienen los creadores. Por más que todos tengamos líos con nuestras madres, Tony Soprano y sus compinches eran despiadados y horribles, y la violencia y la demencia que se mostraban eran un recordatorio de que estos no eran ejemplos a seguir. Y sobre el polémico final, lo explica todo. Más no se puede pedir.