Recordamos hoy al irrepetible Layne Staley (1967-2002), voz de Alice in Chains, quizá la banda más pesada de aquellas que desde Seattle, en los años noventa, integraron esa vena de rock a la que se le denominó ‘grunge’. Staley cumpliría hoy 55 años de edad.

Junto con Kurt Cobain, Chris Cornell y Eddie Vedder, el gigante Layne Staley fue una de las voces inconfundibles de dicho movimiento, que alcanzó un merecido reconocimiento mundial más allá del marketing asociado al momento.

Y si bien de estos cuatro cantantes solo Vedder sigue proyectándole su voz al mundo, el impacto y la influencia de los otros tres es enorme, sigue latiendo en millones de corazones y retumbando en la memoria colectiva de varias generaciones. Staley hacía parte de ese grupo de bandas, pero su voz siempre lo separó de sus colegas y de cantantes de otros géneros. Nadie ha podido y nadie podrá jamás compartir, como él lo hizo, letras tan duras y francas a través de inflexiones tan oscuras. Además, su juego de armonías vocales con el guitarrista Jerry Cantrell, que creció desde 1992, hicieron de Alice in Chains una propuesta única.

Staley integró otros proyectos como Sleze, Alice N’ Chains, y los supergrupos Mad Season y Class of ‘99, pero con su banda insignia, el nacido en 1967 en Kirkland, Washington, entregó discos y EPs memorables. Entre estos, ‘Facelift’ (1990), ‘Sap’ (1992), ‘Dirt’ (1992), ‘Jar of Flies (1994)’, ‘Alice in Chains’ (1995), y el que marcaría prácticamente su última aparición ante audiencias y un público, ‘MTV Unplugged’ (1996). En este último trabajo, grabado y filmado en Nueva York, ya era evidente ante los ojos de todos el mundo lo que se comentaba desde hacía años: su fragilidad física antes las adicciones de las que había caído presa. Aún así, o quizá por ese mismo estado, su entrega vocal es histórica, maravillosa, desgarradora.

Staley murió como consecuencia de una sobredosis de drogas a sus 34 años de edad, y para quienes sienten su voz aún vibra con presente potencia resulta imposible no preguntarse qué estaría haciendo hoy la voz más oscura y teatral de su generación.

Después de un entendible lapso de tiempo, la banda de Cantrell (quien también sufrió la pérdida de su bajista original Mike Starr, en 2011, quien no tocaba con ellos desde 1993) regresó a componer y a grabar discos en 2006, con su cantante William DuVall, con quien ya han publicado LPs. Habiendo visto uno de sus espectáculos en vivo, el que ofrecieron en el Festival Mad Cool de Madrid en 2018, se puede decir que en la banda aún se siente el espíritu de Staley, si bien su ausencia siempre será notable.

Diez para el recuerdo

Compartimos aquí un camino por diez canciones de Alice in Chains (AIC) que marcan el legado del cantante y de su enorme banda.

De Facelift se pueden compartir muchas canciones excelentes (bueno, de todos sus trabajos) como “It Ain’t Like that”, “Bleed the Freak”, pero compartimos dos videos. Primero, este, el video oficial de “Man in the Box”, el primero de AIC que integró MTV a su rotación. Desde siempre fue difícil encasillar a AIC, pues para muchos era muy grunge y para otros era muy pesada para ser grunge...

Ahora, del mismo trabajo discográfico, la que puede ser una de sus mejores interpretaciones en vivo. Y la compartimos porque pone la piel de gallina (este video no oficial es un tesoro)...

Saltamos ahora al disco que marcó mi encuentro con la banda en 1992, un trabajo que considero uno de los mejores de la historia del rock: Dirt. Supremamente junkie en sus temáticas y en sus sonidos, es una máquina de maravillosa potencia, densidad y oscuridad. Con “Them Bones”, juna verdadera avalancha, arranca la faena...

Junto con esta, muchas brillaron, algunas que compartiremos en versión Unplugged. Por el momento, estas dos joyas, “Would”, la canción más reproducida de su catálogo y “Angry Chair”, la primera canción que escuché de la banda, la que me hizo entender que me acompañaría de por vida.

Vino luego una incursión de AIC en sonidos acústicos, en el trabajo Jar of Flies, que demostró que su sonido trascendía las distorsiones y podía tocar fibras que otros no podían abordar. De este trabajo compartimos la memorable y dolorosa “Nutshell” y “No Excuses”, con una muy recordada introducción del baterista Sean Kinney, cuyo groove particular también contribuye poderosamente al sonido de la agrupación.

De su trabajo Alice in Chains compartimos el sencillo más crujiente. Este marcaba la pesadez y hasta el humor que podían llegar a cubrir en sus composiciones.

Por último, vamos al Unplugged, del que dejaremos dos enormes temas, originales de Dirt: “Down in a Hole” y “Rooster”.

Larga vida y larga memoria a la voz y al arte de un irrepetible.