Más allá de su inclinación al drama, Vincent van Gogh resumió su fascinación por Rembrandt cuando aseguró que, con todo gusto, sacrificaría diez años de su vida para poder sentarse por dos semanas frente a La novia judía (1665) con un pedazo de pan seco. Exagerado o no, el sentimiento está ahí. Pocas figuras del arte tienen un efecto tan intenso y a la vez tan variado en sus espectadores como Rembrandt (1606-1669).

Para Jonathan Bikker, curador del Rijksmuseum y autor del libro Rembrandt, biografia de un rebelde (2018), el pintor estremeció de manera innovadora y provocadora. Y fue el primer hereje del arte al no discriminar entre las jóvenes hermosas y las viejas con arrugas y cicatrices. Bikker lanzó su trabajo en el evento más importante de los que tendrán lugar en Holanda para celebrar la obra de su pintor estrella. Se trata de la muestra Todos los Rembrandt, que abrió el 15 de febrero en ese museo de la capital holandesa, irá hasta el 10 de junio y tiene a la crítica enloquecida. La mayoría de las reseñas la califican con cinco estrellas. Un crítico afirma que la muestra “glorifica el caos humano”, otro asegura que, a pesar de impactar a quien la presencia, “más que espectacular, se siente como un despliegue profundamente íntimo”.

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La exhibición abarca 22 óleos, 60 dibujos y una selección de los 300 grabados considerados más valiosos y menos frágiles de los 1.300 que tiene el museo. Los retratos de Marten Soolmans y Oopjen Coppit (enormes presencias en tamaño real) y la icónica obra De Nachtwacht forman parte de las piezas centrales. Catalogada por el crítico Jonathan Jones como “una obra de arte cómica, que te permite reír”, no es posible ignorar La guardia nocturna por sus 4 metros de ancho, y por su acertado manejo de luz y sombra, con la intención narrativa recurrente en su obra.

Vincent van Gogh resumió su fascinación por Rembrandt cuando aseguró que, con todo gusto, sacrificaría diez años de su vida para poder sentarse por dos semanas frente a La novia judía (1665) con un pedazo de pan seco.

La gran cantidad de piezas está organizada temáticamente. La primera parte exalta su sintonía recurrente con el autorretrato, desde su etapa joven y a lo largo de su evolución artística. Pintó casi 80 a lo largo de su vida, en varios formatos, un hecho que en el siglo XXI le ha valido el curioso apelativo de ‘padre de la selfi’.

La segunda sección agrupa los escenarios y la gente cercanos a él. Rembrandt afinó sus talentos al pintar retratos de su madre, familia y conocidos. Y también incursionó en paisajes, no muchos, que desnudan cierto modernismo a hipnotizan de una manera particular. Los tres árboles, su grabado de paisaje más grande, ofrece una muestra perfecta.

Los tres árboles, el paisaje en grabado más grande que pintó en 1643 demuestra su dominio de la técnica punta seca.

La última parte se enfoca en el tema bíblico. Inspirado en el Antiguo Testamento y en la mitología, Rembrandt conjuró impresionantes cuadros como La novia judía y Jeremías prevé la destrucción de Jerusalén, en el que impresiona con la expresión del personaje, al igual que los detalles y brillos en los objetos que el deprimido Jeremías tiene cerca de su mano.

La muestra trasciende fronteras físicas pues ofrece una opción a quienes quieren experimentarla lejos de Amsterdam. La aplicación del museo da acceso gratis al audio tour de la muestra y lo acompaña de obras. La experiencia no es total, pero sí amplia, aunque solo está disponible en inglés y holandés.

Jonathan Jones destaca en The Guardian que, por encima de todo y de todos, Rembrandt da muestras de una inteligencia emocional sin par. “Era expresionista 250 años antes del expresionismo. Poco importa si se trata de una pintura a gran escala o de un grabado en un papelito, el medio no es el mensaje. En su caso, el mensaje es el mensaje y te derrite el corazón”.

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La muestra abarca pinturas, grabados y dibujos, como el de este león que data de 1660 y refleja su trazo rápido y contundente. Todos los Rembrandt también pone el foco en muchos de los autorretratos que pintó, que en el siglo XXI le han valido el apodo de ‘padre de la selfi’.

Todos quieren

El Rijksmuseum también prepara un mano a mano entre dos excepcionales del siglo XVII, Rembrandt y Velázquez, que también contará con trabajos de Vermeer. Esta muestra abrirá sus puertas en junio en el Museo del Prado de Madrid y en octubre se mudará al Rijksmuseum, donde estará hasta 2020.

Por su parte, la Casa-Museo Rembrandt tiene varias muestras. La primera se centra en la vida social del artista y plantea una tesis: Rembrandt tenía una personalidad sensible y tendía a complicarse con el dinero. (Al fin y al cabo ganó mucho, pero también cayó en bancarrota en 1656). A pesar de su inestabilidad, tenía una buena relación con sus familiares y amigos. Algunos compartían su pasión por el arte o eran coleccionistas que hicieron posible su obra. No fue un genio solitario, pero experimentó el dolor de sobrevivir a muchos de los que quiso: a su esposa Saskia, a tres de sus hijos, a su segunda pareja Hendrickje Stoffels y a varios de sus amigos.

En Leiden, el museo de Lakenhal incluirá en su exposición su pintura más antigua, El vendedor de gafas, que hizo a los 18 años,en 1624. El día de su cumpleaños, más de 2.000 personas se congregarán para recrear uno de sus autorretratos, que será fotografiado desde las alturas. El flamante Louvre de Abu Dhabi abrió recientemente la muestra Rembrandt, Vermeer y el Siglo de Oro holandés: obras maestras de la colección Leiden y el Musée du Louvre, en la que presenta 95 trabajos de los maestros holandeses.

El impacto de Rembrandt tiene alcance mundial pues mostró la luz y todo lo que oculta y revela de sus espectadores. Como le dijo Bikker a SEMANA, “Las emociones nos definen como humanos. Mirar los cuadros, grabados y dibujos de Rembrandt es vivir la humanidad”.