Título original: Campeones País: España Año: 2018 Director: Javier Fesser Guión: David Marqués y Javier Fesser Actores: Javier Gutiérrez y Athenea Mata Duración: 124 min La preocupación constante en esta película tiene que ver con la dificultad que entraña, en esta época tan sensibilizada con las implicaciones de nombrar las cosas, cómo decirles a las personas con deficiencias cognitivas. La premisa de la historia es que Marco Montes (Javier Gutiérrez), un entrenador de baloncesto arrogante, problemático y obsesionado con ganar, termina obligado a entrenar a un equipo de muchachos que hablan, se mueven y se relacionan extrañamente. Uno habla muy duro y no se baña, otro tiene unas gafas muy gruesas y enuncia excesivamente cada palabra, otro habla muy lento y abraza a todo el mundo… y así con todos. Cuando le cuenta a su madre que trabaja con “discapacitados intelectuales”, a ella solo se le ocurre preguntar: “¿Son, escritores en sillas de ruedas?”. La insistencia en las dificultades de nombrar la condición de estos hombres (y una mujer) puede leerse como un reconocimiento de que la película transita un terreno difícil que fácilmente puede virar del homenaje a la explotación. Y ese reconocimiento permite adivinar que tiene algo en su corazón, aunque la repetición descuidada y mecánica de momentos que el cine de Hollywood ha codificado hasta el último detalle parezca negarlo. Le sugerimos: Bárbara El hecho de que los jugadores sean así en la vida real solo complica la posible apreciación de Somos campeones y la manera como se puede pensar en ella. ¿Es la película una forma de terapia? Y, si lo es, ¿sería mejor considerarla no en términos de la emoción que produce o deja de producir, sino en su efectividad para hacer más felices o plenas a estas personas? Quizá la idea sea que el espectador extrapole lo que en cierto momento le dice el coordinador del equipo a su técnico sobre la poca importancia de ganar o perder. “Ni siquiera que jueguen bien. Solo que se consideren un equipo”. ¿Pero eso funciona? Igual, esa tentadora e inesperada idea de una película deportiva que desestime la importancia de ganar se refunde en el camino. El ánimo acá está cerca de lo caricaturesco, en buena onda, y quizá sea mejor pensar esta película no tanto como una reivindicación aplicada de quienes tienen estas deficiencias, sino como un ejercicio que continúa las adaptaciones del cómic anárquico y despelotado Mortadelo y Filemón que Javier Fesser, el director acá, ha llevado dos veces al cine. Las historias de los deportistas aparecen apenas delineadas porque todo el énfasis está puesto en la forma como Montes asume su tarea y en cómo cambia su visión acerca de ellos. Para ser un verdadero homenaje a quienes viven en discapacidad, habría sido interesante invertir las pioridades,. Aunque quién sabe. Quizás ese cambio de perspectiva habría torpedeado sus posibilidades comerciales: en España, Somos campeones se ha consolidado como el gran éxito local del año con más de 3 millones de espectadores y, aun más inesperado, fue elegida por la Academia local como su representante a los Óscar.
Bárbara **½ Este retrato biográfico de una cantante francesa se concentra no tanto en su vida como en la aproximación del director y la actriz a este proceso. El depredador **½ Uno de los guionistas clave del cine de acción ochentero, Shane Black, toma las riendas de esta franquicia inyectándole diálogos entre rudos y cómicos. Festival de cine francés **** Del 19 de septiembre al 17 de octubre se realiza en 18 ciudades este festival que incluye, además de cine reciente, un homenaje al maestro Henri-Georges Clouzot. Detrás de las colinas *** Película israelí que sigue a una familia cuyos miembros, cada uno y por separado, se enfrentan a distintas versiones del absurdo.