Ha pasado más de un siglo desde que Jack El Destripador aterrorizara a Londres y a Europa entera con una serie de crímenes en Whitechapel, uno de los barrios más oscuros de una de las ciudades más brillantes del mundo. En calles violentas y un ambiente marcado por la pobreza, a este asesino en serie se le atribuyeron los homicidios de cinco trabajadoras sexuales, quienes fueron encontradas con el cuello cercenado y una suma de marcas más que daban cuenta de la sevicia con que se llevó a cabo cada uno de los crímenes.
Centenares de sospechosos fueron investigados, pero la identidad del hombre no fue descubierta. A pesar del anonimato, el legado de este personaje sigue vigente y sirviendo de inspiración para películas, series de televisión, libros y para otros asesinos como Alpha, Bravo, Charlie, Easy y Delta, quienes se hacen llamar los Muchachos de Jack en la Dark Web, algunos de los protagonistas de El club de los psicópatas, la nueva novela del maestro de thriller John Katzenbach (autor de El psicoanalista y Confianza ciega). Traducido al español por Alejandra Ramos para Penguin Random House.
El libro nos presenta a este grupo de hombres, que solo se conocen por las interacciones que han tenido durante años en un chat en lo más profundo de la red, en el cual comparten detalles y experiencias relacionadas con su verdadera pasión: ser maestros del asesinato. Pero la tranquilidad que los ha acompañado durante largo tiempo se rompe cuando sus escudos de seguridad son superados y un usuario que se hace llamar Socgoal02 se burla de ellos y del tema central de sus conversaciones. A partir de ahí inicia una cacería en la que la vida estará en juego, pues la venganza es lo único que desean estos muchachos.
Aquí nos encontramos con un pequeño cambio de registro en lo que usualmente propone John Katzenbach, pues la tarea no irá en descubrir quién es el asesino (ya que esto lo sabemos de entrada al leer la sinopsis), sino en disfrutar de una novela de acción en la que el lobo buscará eliminar a caperucita roja, y esta tratará de defenderse de quien intenta ser su verdugo. Y en medio del camino habrá planes, estrategias, miedo, sangre, peligro constante y una punzante cuenta regresiva.
Debido a lo anterior, la sensación durante la lectura es muy similar a la que se siente en una sala de cine. Narrada en tercera persona, esta historia se irá construyendo por los pensamientos y vivencias de los diferentes personajes del libro, gracias a lo cual cambiaremos de lugar en la mesa constantemente y nos veremos empujados a una trama con un ritmo frenético de principio a fin.
Si hay algo que caracterice a este escritor, es su capacidad para navegar en la mente de seres siniestros y hallar en sus rincones la esencia más retorcida de los humanos, apoyado principalmente en su larga trayectoria como periodista judicial y en el oficio que lo ha llevado a convertirse en un referente cuando de novela negra se habla. En esta oportunidad, estaremos en los zapatos de un grupo de psicópatas que nos mostrarán cómo cambia la percepción del entorno, las emociones y las relaciones con los demás en quienes padecen de este trastorno de la personalidad. Lo anterior resulta una experiencia compleja y llamativa a la lectura, pues también así son el actuar y los pensamientos de los Muchachos de Jack.
Uno de los temas centrales que trata la novela es el de la privacidad en una era dominada por la tecnología, en la que entregamos nuestros datos sin miramiento alguno a cuanto “Acepto” encontramos en una página web, o a cambio de Likes en una red social en la que dejamos registro pormenorizado de nuestros días. Los peligros que se dibujan en el libro son solo algunos de los muchos a los que todos estamos expuestos y frente a los que deberíamos cuidarnos. Delante de otra pantalla puede haber alguien dispuesto a hacernos daño.
Asimismo, la narración remite y exalta al pasado, al peso que tiene sobre el presente y lo determinante que puede llegar a ser sobre el futuro de acuerdo a cómo manejemos las situaciones. Gracias a las vidas de los diferentes personajes, nos iremos conectando con lo recién mencionado e incluso viéndonos reflejados en el centro del asunto así no hayamos vivido nada de lo que se presenta capítulo a capítulo. Errores, heridas que no cicatrizan, inseguridades, sueños. Una novela muy humana.
Katzenbach lo volvió a hacer: ha escrito un libro adictivo y efectivo, con buenos personajes, que cuestiona la moral y la justicia, que atrapa desde las primeras páginas y deja un grato sabor hasta su satisfactorio final. Una advertencia frente a la huella digital que vamos dejando en un mundo en el que cedemos nuestra intimidad sin siquiera darnos cuenta.