Más allá del sonado cachetadón en la noche de los Óscar, se hace importante anotar que Reinaldo Marcus Green sacó lo mejor de Will Smith en King Richard, y es importante anotarlo porque en We Own This City (La ciudad es nuestra), la serie de estreno en HBO Max, el director tuvo el mismo efecto con Jon Bernthal.

El rostro y la potencia interpretativa de Bernthal se han hecho cada vez más familiares en los últimos años gracias a su entrega en series altamente taquilleras. Usualmente se le asocia con roles intensos, con masculinidades peligrosas que no teme reflejar, y esta no es la excepción. De hecho, la del agente Wayne Jenkins puede ser la interpretación con la que Bernthal saca el diploma.

Si el director desvió momentáneamente su camino del cine (donde en su abordará la vida de Bob Marley, nada más y nada menos) y decidió hacer estos seis capítulos de televisión fue porque en el protagónico ya estaba Bernthal. Y sí, también lo hizo porque se trataba de un nuevo proyecto de los genios creadores de The Wire, David Simon y George Pelecanos, y por las temáticas que aborda la serie y que lo tocan muy de cerca, como comparte en esta entrevista.

Ahora, mientras The Wire fue producto de una creación investigada y muy arraigada en la realidad, We Own This City sale toda de la vida real, toda. Se basa en un libro homónimo de investigación periodística sobre una fuerza especial de control de armas la policía de Baltimore que cruzó la raya entre crimen y castigo, que decidió tomar sus recompensas por su cuenta e incluso incurrió en su propio tráfico de drogas.

Ojalá sonara todo esto lejano en Colombia, pero no es el caso. Y si una serie como esta impacta con fuerza es porque en este territorio, así como en el de la pequeña ciudad de Baltimore, donde las calles son fuego, también se libra la famosa “guerra contra las drogas”, esa que está perdida en ambos frentes y que en ambos deja consecuencias nefastas, especialmente, un clasismo rampante que criminaliza.

No son temas fáciles, pero alguien tiene que tratarlos, alguien tiene que elevar las preguntas en los medios masivos de cultura popular. Sobre eso, una charla con protagonista y director. Esto dijeron.

SEMANA: Desde su perspectiva, la de cineasta afrolatino neoyorquino, ¿cómo lo impactan los incidentes de ‘We Own This City’? ¿Qué tanto de su visión personal sumó a esta serie?

REINALDO MARCUS GREEN: Me afecta profundamente. Y así escojo los proyectos en los que trabajo. Yo crecí en Staten Island, hice una película al respecto (Monsters and Men, en 2018), y en ella abordé las comunidades latinas y afro. En esa ocasión tuve 90 minutos para hablar de ello. Aquí, en WOTC, tengo 6 horas para establecer esa conversación, en la que, a la vez, se profundiza como no pude hacerlo entonces.

Yo crecí con un padre que trabajaba en el departamento de investigaciones; tenía un arma y una placa. Y por eso crecí rodeado de oficiales de Policía, fueron mis amigos, jugué béisbol y fútbol americano con ellos, y tengo mucho respeto y admiración por lo que hacen los policías, pero también mucho desdén por muchas de sus prácticas. Esta serie nos permitió tener esa conversación, me permitió plantearla.

Crecí rodeado de oficiales de Policía, fueron mis amigos, jugué béisbol y fútbol americano con ellos, y tengo mucho respeto y admiración por lo que hacen los policías, pero también mucho desdén por muchas de sus prácticas. Esta serie nos permitió tener esa conversación, me permitió plantearla

Espero que mi huella se sienta a lo largo del programa, Yo me veo reflejado en él, y veo reflejadas las conversaciones que tuve con David Simon y George Pelecanos. Espero que lo sientan en las actuaciones, en el reparto, uno brillante liderado por el señor Jon Bernthal, quien se ha convertido en mi hermano y colaborador frecuente. Es impresionante en el show, y hacía parte del proyecto antes de que yo me integrara. Es la razón por la cuál lo hice: pensé que este show no podía tratarse del blanco y del negro, tiene que hablar del gris, tiene que enfocarse en los matices de la conversación. Y no hay mejor persona para liderarlo que Jon, sabía que exploraría la psicología de su personaje Wayne Jenkins, quien es un ser humano. Es la razón por la que amas a Denzel Washington en Training Day, por la cual le haces barra a los Goodfellas, porque son humanos. Y no había nadie mejor para liderar este reparto, para tener esta conversación. De los guiones no recibo crédito, son producto del genio de David y de George, de su manera escalonada de contar historias, la especificidad de su escritura. Yo veo muchas partes de mi experiencia humana en este programa, y colectivamente que ustedes allá afuera lo sientan también. Si lo disfrutan, asumiré mis contribuciones.

SEMANA: Jon, trabajó con David Chase en ‘The Many Saints of Newark’, ahora trabaja con David Simon en ‘We Own This City’, quizás los dos creadores de televisión más aplaudidos del siglo. ¿Cómo fue hacer parte de una producción de David Simon?

JON BERNTHAL: Estoy tan agradecido de hacer parte de esto... Si tienes la suerte y la bendición en tu carrera de poder escoger tus proyectos, los criterios de hacerlo se basan en la gente con la cual vas a trabajar. Y estos personajes que mencionas son héroes personales para mí. En el caso de David Simon y George Pelecanos, han logrado algo en televisión que no tiene paralelo, a lo que nada se compara. Es decir, su manera de contar historias mezclando la vida real y la ficción al unir actores con personas del común; su manera de examinar sistemas y las formas en las que estos afectan al individuo tuvieron un efecto profundo en mi vida. The Wire es uno de mis programas favoritos de todos los tiempos, y D. Watkins, uno de los escritores del show, es mi escritor/obsesión hace unos años ya. Lo sigo desde un artículo que publicó en la revista SALON, y desde entonces me puse en contacto con él. He leído cada uno de sus libros.

David Simon y George Pelecanos han logrado algo en televisión que no tiene paralelo. Su manera de contar historias mezclando la vida real y la ficción al unir actores con personas del común, su manera de examinar sistemas y las formas en las que estos afectan al individuo tuvieron un efecto profundo en mi vida. ‘The Wire’ es uno de mis programas favoritos de todos los tiempos

Y ‘Rei’ Green, es mi cineasta favorito. Y además, lo amo como a un hermano y confío en él de corazón. Con un grupo así, en las manos de alguien como Rei, con este tamaño de material, solo tienes que asegurarte de aparecer cuando te toca aparecer y de haber volteado todas las piedras necesarias, de cavar tan hondo como sea posible.

SEMANA: Inevitablemente, muchos compararán este show con ‘The Wire’, ¿les molesta? ¿Cómo lidian con eso?

R.G: Caminas directo hacia el fuego. Ojalá las comparen por la razones correctas. Cuando leí los guiones, me vino a la cabeza que esta era la continuación de una conversación que David y George comenzaron hace veinte años. Entonces llegamos a una nueva generación de jóvenes (mis hijos incluidos) que pueden no conocer The Wire, pero quizá lo hagan a través de We Own This City. Funciona en ambos sentidos. Siento que somos primos de The Wire, pero únicos desde la construcción de esta historia.

Uno no se preocupa por otros legados, se preocupa por lo que está en la página y por la conversación que proponemos. Eso y la manera de estructuró la historia, con muchas perspectivas diferentes que verán y este reparto. Queríamos elevar nuestra propia conversación, nuestro propio lenguaje cinematográfico para este proyecto. Ahora, creo que honramos todo lo que amé de The Wire, pero no tratamos de hacer mímica.

Queríamos elevar nuestra propia conversación, nuestro propio lenguaje cinematográfico para este proyecto. Ahora, creo que honramos todo lo que amé de The Wire, pero no tratamos de hacer mímica.

SEMANA: ¿Qué tan importante es hacer comentario social, de anotar injusticias sociales y problemas sistémicos a través de la pantalla?  Usted abordó el asesinato de Treyvon Martin, Reinaldo, está en las venas de su carrera. Y su papel, Jon, pone la piel de gallina.

R.G: Pienso en los grandes cineastas que me inspiraron, en Spike Lee, en Martin Scorsese, y eso hacían. Y mis películas favoritas están enraizadas en tener esa conversación (de la manera más fluida y entretenida posible), desde Goodfellas hasta Do The Right Thing, que me impactaron y son comentario social. Esta pieza en particular, como mencionaba, toca bases familiares en mi vida, y la relación con la policía, y la manera de contarla de la manera más interesante posible. Pensemos en programas como True Detective, en películas como Sicario (Denis Villeneuve), Training Day hasta cierto punto. Denzel Washington ganó un Premio Óscar por interpretar a uno de los policías más detestables del planeta. Y seguimos su historia. No le hacemos barra, pero conectamos con su historia. Aquí pasa esto de manera similar con Wayne Jenkins.

J.B.: Yo vuelvo a lo que mencionaba sobre con quién contar la historia. Es vasto el rango de filosofías y creencias entre los que hicimos este show. Al integrar el proyecto sabíamos que esta no era “televisión con agenda”, no estamos aquí lanzando un mensaje. Aquí se trata de hacer lo más poderoso que el arte puede hacer: reflejar la vida, reflejar la sociedad, mostrar estos problemas. Lo que todos en este proyecto querían era cavar hondo, examinar esta complicadísima, sucísima, matizada y rica realidad, en un tema de enorme importancia y sensibilidad.

Aquí se trata de hacer lo más poderoso que el arte puede hacer: reflejar la vida, reflejar la sociedad, mostrar estos problemas. Lo que todos en este proyecto querían era cavar hondo, examinar esta complicadísima, sucísima, matizada y rica realidad, en un tema de enorme importancia y sensibilidad.

Cuando te pones a predicar, complicas todo, pero todos en este proyecto reconocían que es un tema difícil y que en esa complicación es que se puede hablar del tema y tratar de desarrollar empatía. Y no puedes hablar de empatía hasta que entras en contacto con otras personas, a menos que sientas las verdades del otro. Eso, creo, es lo que tratamos de hacer. No lo veo ni blanco o negro ni siento que prediquemos. Es increíblemente complicado.

SEMANA: Vuelve como ‘The Wire’ a Baltimore, pero pasa una generación, mucho cambia, mucho parece igual. Para ustedes, ¿cuánto  ha cambiado la situación en relación ?

J.B.: Mucho ha cambiado y mucho sigue igual, claramente. Los dos programas examinan a Baltimore, un microcosmos para Estados Unidos y para el mundo en temas de lucha contra las drogas y otros de estos problemas que sacan el aire y traumatizan. Todo sucede en esta pequeña ciudad.

En cuanto al lapso de tiempo que cubre, este programa aborda un rango amplio, desde los inicios de la carrera de Wayne hasta 2017 más o menos. También mira al asesinato de Freddie Gray, a la manera en la que el sistema reacciona a estas tragedias que se politizan, que aún tienen lugar en este país. Creo que Rei logró, con esta manera de filmarlo, darle una cualidad intemporal a estos problemas que no dan espera. No es algo fácil de conseguir.

Ese compromiso de autenticidad que tenía The Wire, esa calle real, le apostamos el doble a eso. En cuanto al proceso, no creo que un show de televisión pueda sentirse más auténtico, más real que esto. A la vez, lo que se ha logrado poner la luz en un tema muy pertinente estos días. El retrato de la Policía en medios, en televisión y en las películas era distinto en las épocas de The Wire. Aquí se pone el foco en lo que hoy sucede y hasta ahora se está llevando al frente.

SEMANA: Jon, ¿se le facilita interpretar personajes moralmente quebrados? Parece dársele muy bien...

J.B.: En la medida que puedo, realmente trato de no juzgar a mis personajes. Es peligroso lidiar en términos de ‘Bueno’ y ‘Malo’, porque el trabajo es el de empatizar, abrir el corazón y tratar de encontrar algo en lo que puedas creer con tu personaje. No creo que nadie se levante por la mañana y diga al espejo “Hoy seré malvado”, no lo creo.

Ser el personaje que lidera esta historia, que se retrata bajo este prisma durante la serie, es duro. No hay mucha redención aquí

Con Wayne Jenkins es un tremendo reto. Y con David Simon lo hablamos en nuestro primer encuentro. Él no quería que este tipo fuera solo un monstruo. Y ser el personaje que lidera esta historia, que se retrata bajo este prisma durante la serie, es duro. No hay mucha redención aquí. Pero con mucha gente que habló sobre él, desde el dealer que vendía sus drogas, a otros de sus colegas, a los que lo conocieron entrenando un equipo de colegio, todos  coincidían en su absoluto compromiso con ser un buen padre para sus hijos. Amaba a sus tres hijos. Y para mí no hay nada más importante que mi familia, y para Reinaldo sé que también, fue de los temas en los que nos conectamos al trabajar en King Richard, él es padre y esposo antes que el resto. Y fue en ese punto que me conecté con Wayne. Creo que necesitas eso, ese punto en el que crees en algo fervorosamente como lo hace tu personaje.

Lo demente, lo increíbles sobre Wayne, es ser ese padre devoto de sus hijos que aborda actividades que, en últimas, lo van a alejar de ellos. Es una pregunta que debilita, cuando la piensas, y define su psicología y lo que cargaba en sus hombros todo el tiempo.