En la vida, las personas viven numerosas experiencias, que sean buenas o malas, siempre serán una oportunidad para aprender de ellas. Por esta razón, encomendar cada paso a Dios puede ser la forma para encontrar fortaleza y afrontar los desafíos.
Las personas entran y salen a lo largo de la vida. Hay algunos que se quedan, otros que pasan y se van, y cada uno deja una huella diferente. Aquellos que la dejan de forma negativa son quienes lastiman, engañan, ofenden y pueden dejar marcas que duelen, sin embargo, todo puede ser una enseñanza.
Lo fundamental es buscar la fortaleza y protección de Dios para no caer en los juegos de aquellos que buscan hacer daño. Para alejarlos de la vida y cerrarles la puerta, se puede decir este salmo que narra la vez que David buscó a Dios para liberarse de sus enemigos.
Salmo 59: Salmo para alejar las malas compañías
Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío; ponme a salvo de los que contra mí se levantan.
2 Líbrame de los que hacen iniquidad, y sálvame de hombres sanguinarios.
3 Porque, he aquí, han puesto acechanza contra mi vida; se han juntado contra mí poderosos, no por transgresión mía ni por pecado mío, oh Jehová.
4 Sin delito mío corren y se preparan; despierta para venir a mi encuentro, y mira.
5Y tú, Jehová, Dios de los ejércitos, Dios de Israel, despierta para castigar a todas las naciones; no tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah
6 Volverán al atardecer, ladrarán como perros y rodearán la ciudad.
7 He aquí proferirán con su boca; espadas hay en sus labios, porque dicen: ¿Quién oye?
8 Mas tú, Jehová, te reirás de ellos; te burlarás de todas las naciones.
9 A causa de su fuerza esperaré yo en ti, porque Dios es mi defensa.
10 Mi Dios, en su misericordia, irá delante de mí. Dios me hará ver a mis enemigos.
11 No los mates, para que mi pueblo no olvide; hazlos vagar con tu poder y abátelos, oh Señor, escudo nuestro.
12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, sean ellos presos en su soberbia, y por la maldición y mentira que profieren.
13 Acábalos con furor; acábalos para que no existan más y sepan que Dios gobierna en Jacob hasta los confines de la tierra. Selah
14 Vuelvan, pues, al atardecer, y ladren como perros y rodeen la ciudad.
15 Anden ellos errantes para buscar qué comer; y si no se sacian, murmuran.
16 Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia, porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia.
17 Oh fortaleza mía, a ti cantaré alabanzas, porque eres, Dios, mi amparo, mi Dios de misericordia.