Para los creyentes la comunicación con Dios es supremamente importante, pues con esto pueden pedir por sus más grandes necesidades y, sobre todo, agradecer a Dios por todas las bendiciones que se reciben día a día bajo su voluntad divina.
En este mismo sentido, para quienes están sumergidos en el divino amor y la gracia de Dios la fe es un acto fundamental donde no solamente se emplea para para elevar peticiones y plegarias al Señor, sino que también es supremamente importante para agradecerle a Dios por todo lo que pone en el camino de sus fieles creyentes.
Ahora bien, en la Biblia, el libro sagrado que tienen los creyentes para seguir el camino del bien y de Dios, los fieles a su amor tienen una potente salmo que está dedicado a agradecimiento.
Salmo 28
1. A ti te llamo, Señor, Roca mía, no te hagas el sordo; no sea que, si guardas silencio, me ocurra como a los que bajan a la tumba.
2. Escucha la voz de mi plegaria cuando a ti grito y elevo mis manos hacia tu Templo santo.
3. Junto con los malvados no me arrastres ni con los que cometen iniquidad, que hablan de paz a sus hermanos, pero llevan dentro la maldad.
4. Págales tú de acuerdo a sus obras y según la malicia de sus crímenes, dales lo mismo que han hecho sus manos, págales como se lo merecen.
5. Ya que no miran las obras del Señor ni entienden lo que hacen sus manos, él los destruirá y no los rehará.
6. Bendito sea el Señor, que ha escuchado la voz de mi oración.
7.El Señor es mi fuerza y mi escudo, mi corazón confiaba en él, y me socorrió, por eso mi corazón se alegra y le canto agradecido.
8. El Señor es la fuerza de su pueblo, un refugio seguro para su ungido.
9. ¡Salva a tu pueblo y bendice a los tuyos, pastoréalos y llévalos por siempre!