La noticia generó revuelo. Involucra a uno de los mayores protagonistas de la historia del arte, Leonardo da Vinci. También al museo que guarda sus obras más representativas, el Louvre de París. Y a las voces que ponen en duda que el florentino haya pintado la obra más cara de la historia, el Salvator Mundi. Hace dos semanas, The Telegraph y otros medios británicos encendieron la polémica. Aseguraron que el museo del Louvre en París había renunciado a exhibir la pintura en la muestra que tiene pactada en octubre para celebrar los 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci. Para los analistas, al descartar el Salvator Mundi, el museo confirmaba extraoficialmente las dudas sobre la autenticidad del cuadro que la casa Christie’s subastó por 450 millones de dólares en noviembre de 2017. Poco antes de dicha transacción, varias voces expertas habían librado una batalla. Algunas desvirtuaron su autoría y atribuyeron la obra a Giovanni Boltraffio, un colaborador del taller de Da Vinci. Jerry Saltz, crítico de New York Magazine, echó mano de su experiencia de 50 años para sentenciar que no hay riesgo de que sea un Da Vinci, “Es una pintura absolutamente muerta”. Y entre las voces que validaron su procedencia, y prevalecieron en el debate, pesó sobre todo la de Martin Kemp, profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Oxford. Casi 15 meses después de la subasta, el académico se ratifica y considera que el alto precio responde a que este trabajo “es más que una obra de arte, y se sitúa por fuera de la escala de otras obras... que se han vuelto más y más costosas”. Le sugerimos: Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir: la legendaria historia de amor de dos grandes intelectuales del siglo XX Frente a estas especulaciones que empezaron a salirse de control, el museo negó la versión de los diarios británicos. Su portavoz oficial confirmó que pidió el Salvator Mundi en préstamo “y que desea presentarlo en su exhibición de octubre”. Añadió que “su dueño aún no ha respondido”. Esa exhibición, con o sin Salvator Mundi, será sin duda la más significativa en un año dedicado al italiano. Después de todo, en el Louvre ya cuelgan la Mona Lisa, Santa Ana, La Virgen con el niño, San Juan Bautista, la versión auténtica de La Virgen de las rocas y muchos dibujos del ingeniero, artista y visionario renacentista. Los curadores de la muestra planean exhibir cuanto les sea posible del maestro en el castillo del rey Francisco I, en Amboise. De ahí su interés e insistencia. En medio de la zozobra, se dio un baño de popularidad Jacques Franck, un historiador de arte francés que trabajó con el Louvre hace ocho años en la restauración de Santa Ana y La Virgen con el niño. Les dijo a medios como The Sunday Telegraph que los empleados del Louvre y varios altos funcionarios del Gobierno de Emmanuel Macron saben que la pintura no es un Da Vinci. Franck se encargó de datear de primera mano a Macron. Le escribió una carta en la que le advierte que mostrar el Salvator Mundi junto a los otros trabajos sería “escandaloso”, y que de hacerlo exponía a la nación a una rotunda humillación. Le puede interesar: Abu Dhabi abre uno de los museos más alucinantes del mundo En este punto hay varios misterios: si la obra es del visionario italiano; si participará en la muestra del Louvre; de quién es exactamente, dónde está y en qué estado se encuentra. En un comienzo, el Departamento de Cultura y Turismo de Abu Dabi anunció haber pagado la altísima suma para hacer de la obra la joya de su flamante versión del Louvre en el desierto. Pero cuando todo marchaba viento en popa, a finales de 2018 el museo canceló repentinamente el evento. Desde entonces no hay razón del paradero de la obra de 66 x 45 centímetros y en qué condiciones permanece. La portavoz del Louvre dejó en claro que se trataba de un dueño, por lo cual vuelven a tomar vuelo los rumores según los cuales lo compró el volátil gobernante de facto de Arabia Saudita, el príncipe Mohamed bin Salmán. Negociador duro, en caso de que sea suya, resta ver qué pedirá a cambio del préstamo y qué sucederá si se confirma que no es auténtica. El diario El País, de Madrid, suma una capa más al misterio. Asegura que por más que el Louvre quiera la obra, solo si la obtiene y la exhibe, emitirá su propio veredicto, que anotará en la ficha descriptiva. De esa ficha, asegura, depende la suerte del cuadro más costoso de la historia.