El Ensamble Barroco de Bogotá nació en 2013, a partir de la devoción de cuatro bogotanos por la música de Johann Sebastian Bach, especialmente de sus conciertos para clavecín. Desde entonces, ha robustecido sus intereses y capacidades para consolidar una estética propia y convertirse en un referente en Colombia y Sudamérica en su estilo musical.
Desde 2017, bajo la dirección artística de un parisino nacido en 1989 llamado Julien Faure, la agrupación se ha expandido en números y en horizontes. Prueba de ello es el concierto ‘Rescatando instrumentos olvidados: homenaje al oboe barroco, al oboe d’amore y a la viola d’amore’, que dirigirá un ilustre invitado como lo es el italiano Alfredo Bernardini, el 2 de marzo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Hablóamos con Faure sobre las increíbles sonoridades de los instrumentos de otra era que se hacen protagonistas.
SEMANA: ¿Cuándo llega a Colombia y cómo se une al ensamble?
Julien Faure: Llegué en el año 2016, y en aquel entonces ya existía el Ensamble. Al final de ese año me vinculé para participar en un primer proyecto de conciertos para clavecines en el Teatro Mayor, y a partir de 2017 asumí la dirección artística de la agrupación.
SEMANA: ¿Cuál ha sido su visión desde que asumió ese rol?
J.F.: Desde que asumí la dirección me propuse varios objetivos y misiones. El primero fue agrandar la agrupación. Antes funcionaba como un ensamble de cámara, o de orquesta pero con pocos integrantes, y yo traté de impulsar y de vincular a varios músicos de Bogotá y de Colombia para tener una agrupación que pasara de menos de diez músicos a una de quince músicos, y así tener una dimensión orquestal real. Otro objetivo fue el de dinamizar la agrupación, en términos de números de conciertos en Bogotá. Pero también dinamizarla en sus repertorios, variándolos. La idea era explorar más allá de la música de Bach (que fue fundamental en la creación del ensamble), incluyendo a otros compositores. Además, siempre intento que la calidad artística suba, porque esta disciplina de la música antigua no es tan común en este país y en América Latina. He tratado de cultivar una preocupación por el detalle y por la calidad musical.
SEMANA: Háblenos sobre la preparación del concierto del 2 de marzo, ‘Rescatando instrumentos olvidados: homenaje al oboe barroco, al oboe d’amore y a la viola d’amore’ y sobre los instrumentos el repertorio que interpretarán...
J.F.: Para nosotros es un concierto muy especial. Tocaremos en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Este proyecto se fue gestionando hace varios meses, incluso años, desde que estamos en contacto con Alfredo Bernardini, un oboísta y director italiano que ya había visitado Colombia. Pudimos invitarlo este año a dirigirnos en este programa, muy variado, con muchos instrumentos que no son comunes. El título del concierto nombra al oboe barroco, al oboe d’amore y a la viola d’amore, pero en extensión hacemos un homenaje a todos los instrumentos antiguos que tocamos, como los violines y violonchelos históricos, con cuerdas de tripa y arcos barrocos. También a la flauta dulce, que toco, los clavecines y la tiorba. El título también arropa todos estos instrumentos que tocamos.
El título del concierto nombra al oboe barroco, al oboe d’amore y a la viola d’amore, pero en extensión hacemos un homenaje a todos los instrumentos antiguos que tocamos, como los violines y violonchelos históricos, con cuerdas de tripa y arcos barrocos. También a la flauta dulce, que toco, los clavecines y la tiorba
El oboe barroco no tiene tantas llaves como el que conocemos hoy en día. Es muy distinto, mucho más rústico y en apariencia más simple. El oboe d’amore es una especie de oboe más grave. En términos de cantantes, es como si el oboe fuera la soprano y el oboe d’amore es la contralto. La viola d’amore es una variante de la viola, que tiene 14 cuerdas. En realidad, hay siete cuerdas que se frotan y se tocan, y las otras siete vibran por simpatía, lo que le da un color más suave al instrumento. Sobre el término “d’amore” es muy subjetivo, se les nombró así en la época barroca por el sonido y el timbre tan suave y melancólico de los instrumentos.
SEMANA: Del repertorio que interpretarán, qué puede contarle a la gente...
J.F.: Tendremos un concierto de Bach para oboe y violín, un concierto de Vivaldi para flauta dulce y oboe barroco y un concierto de Telemann para flauta traversa, viola d’amore y oboe d’amore. También un concierto de Vivaldi para viola d’amore. En realidad es un programa muy enfocado en esos tres instrumentos para aprovechar ese timbre tan específico que tienen. Y para lograrlo, traemos a tres músicos de afuera. A Alfredo Bernardini, a Olga Marulanda (tocan el oboe) y a Danka Nikolic (toca la viola d’amore). A ellos se suman los solistas Eleonora Efler y Santiago Medina.
SEMANA: ¿Qué lo enamoró de estos instrumentos y estas piezas?
J.F.: Lo lindo de esta música y de estos instrumentos es su timbre. Es muy particular, no es lo que estamos acostumbrados a escuchar con orquestas sinfónicas tradicionales. Son instrumentos que existían un poco antes de la época del clasicismo y romanticismo, cuando las orquestas se acoplaron con cierto timbre general. En los vientos del barroco, el oboe barroco y oboe d’amore, en el traverso y la flauta dulce, hay un timbre muy suave y cercano a la madera. A la vez, es muy rústico, y eso lo hace muy especial. Pasa también con el fagot barroco, que el timbre parece de otro mundo. Estos instrumentos nos evocan cosas muy distintas, por sus timbres que hoy en día casi no se escuchan. Es muy lindo.
Y todo se mezcla de maravilla en la orquesta barroca, con el clavecín, que tiene un rol un poco aparte y dinamiza la orquesta, dándole brío y felicidad. Sobre los instrumentos de cuerda, la cuerda de tripa también ofrece un carácter especial y emocionante. Claro, todo esto es muy subjetivo, pero para mí los timbres de estos instrumentos ofrecen un viaje musical. Y, al mezclarse entre ellos, se producen fenómenos acústicos muy particulares, casi milagrosos. En su época, siglo XVII y XVIII, donde no había tanta tecnología como hoy, los instrumentos funcionaban de maravilla. No son fáciles de tocar, pero a nivel de colores son súper convincentes.
Para mí los timbres de estos instrumentos ofrecen un viaje musical. Y, al mezclarse entre ellos, se producen fenómenos acústicos muy particulares, casi milagrosos.
SEMANA: De las piezas que presentarán, ¿alguna favorita?
J.F.: Cada pieza me gusta, pero si me tocara escoger, escogería dos. El concierto para violín y oboe de Bach, porque es una pieza a la vez emocionante, directa, muy bien construida, rica y densa. Lo de Bach es difícil de superar. Esa pieza tiene todo, gravedad y pasión, todo está ahí. Y además es muy virtuosa en ambos instrumentos.
La otra pieza que me parece especial es el concierto de Telemann, para traverso, viola d’amor y oboe d’amore, porque reúne dos instrumentos raros, y Telemman tiene siempre la gran facultad de mezclar y escribir bien para cualquier tipo de instrumento. Y le gustaba escribir para instrumentos que no tiene nada que ver, y en este concierto los hace dialogar de manera increíble y saca lo mejor de cada uno, ofreciendo sonoridades que solo tiene esa pieza. Es muy única por la combinación de instrumentos y por cómo el compositor juega con los timbres, experimentando. Es súper divertido y lindo, y su lenguaje armónico es muy inspirado en la música francesa, que rendía culto a las armonías y a las disonancias.
SEMANA: ¿Algo que quiera añadir? ¿Algo que le quede por saber a la gente?
J.F.: No hay que saber nada específico, la gente solo tiene que querer gozar la música, disfrutar de un concierto con instrumentos inusuales rescatados de la época barroca y del siglo XVIII. La música es muy humana, y ¡todos son bienvenidos a este concierto tan especial!
El programa
Johann Sebastian Bach (Alemania, 1685-1750)
‘Concierto en do menor para oboe, violín, cuerda y bajo continuo’, BWV 1060R
Allegro
Adagio
Allegro
Solistas: Alfredo Bernardini, oboe; Santiago Medina, violín
Georg Friedrich Händel (Alemania, 1685 – Reino Unido, 1759)
‘Concierto para órgano en n.° 13 en fa mayor’, HWV 295
Larghetto
Allegro
Larghetto
Allegro
Solista: Eleonora Efler, órgano positivo
Antonio Vivaldi (Italia, 1678 – Austria, 1741)
‘Concierto en do mayor para flauta de pico, oboe, violines y continuo’, RV 87
I. Adagio
II. Largo
III. Allegro assai
Solistas: Julien Faure, flauta de pico; Alfredo Bernardini, oboe
‘Concerto en re menor para viola d’amore, cuerdas y bajo continuo’, RV 393
I. Allegro
II. Largo
III. Allegro
Solista: Danka Nikolic, viola d´amore
Tomaso Albinoni (Italia, 1671-1751)
‘Concierto en fa mayor para dos oboes, cuerdas y bajo continuo’, Op.9, n.°. 3
I. Allegro
II. Adagio
III. Allegro
Solistas: Alfredo Bernardini, Olga Marulanda, oboes
Georg Philipp Telemann (Alemania, 1681-1767)
‘Concierto en mi mayor para flauto traverso, oboe d’amore, viola d’amore, cuerdas y bajo continuo’, TWV 53:E1
I. Sin indicación de tempo
II. Allegro
III. Siciliana
IV. Vivace
Solistas: Alfredo Bernardini, oboe d´amore; Danka Nikolic, viola d´amore
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