Cuando el sindicato de actores de Hollywood anunció una huelga este verano (boreal), Cameron Bailey, quien ha sido durante mucho tiempo director ejecutivo del Festival Internacional de Cine de Toronto, desempolvó su manual de estrategias sobre la covid-19.
Durante dos años, TIFF, el festival de cine más grande de América del Norte, había maniobrado a través de ediciones pandémicas que perseveraron, de una manera u otra, a pesar de las restricciones de viaje, medidas de distanciamiento social y otros trastornos. Ahora, TIFF se enfrenta a un repentino eclipse en su poder estelar.
“Esa es la naturaleza de organizar un festival”, dice Bailey. “Hay que responder a lo que te da el año. Tenemos buena experiencia de los últimos años en cuanto al manejo de cómo nos afectó la pandemia de COVID. E implementamos algunas de esas mismas medidas cuando surgieron las noticias sobre la huelga de actores”.
Chirs Evans, uno de los grandes ausentes
Algunos artistas sí asistirán a la 48ª edición anual del TIFF, que se inauguró el jueves por la noche con la tan esperada ¿Cómo vives? (en inglés The Boy and the Heron y en su título original Kimitachi wa dô ikiru ka”) del director japonés Hayao Miyazaki.
Están presentes los cineastas. Los documentales y sus temas seguirán ahí. Las producciones independientes tienen la posibilidad de conseguir acuerdos provisionales con el Sindicato de Actores de la Pantalla-Federación Estadounidense de Artistas de Televisión y Radio (SAG-AFTRA) actualmente en huelga.
Pero los festivales de cine más importantes dependen de alfombras rojas repletas de estrellas. Y no se trata solo de las oportunidades para tomar fotografías.
Las películas llegan a un festival como Toronto buscando causar el mayor revuelo posible y anunciarse ante los cinéfilos y los votantes de los Oscar.
Una película como The Pain Hustlers (El negocio del dolor) podría haber causado un gran revuelo. Dirigida por el cineasta de Harry Potter David Yates, cuenta con un elenco estelar encabezado por Emily Blunt y Chris Evans como representantes farmacéuticos en los primeros días de la epidemia de opioides.
Apoyo a la huelga
“Es una pena que no vayan a estar con nosotros cuando estrenemos en Toronto, pero es lo que es. Estamos en tiempos con grandes consecuencias”, afirma Yates.
“Sí, extrañaré a los actores. Obviamente, realmente ayudan. Pero creo que están haciendo lo correcto en el momento adecuado. Los apoyamos, pero los extrañaremos”.
La huelga doble, en la que los guionistas de Hollywood también están en paro, ya ha acaparado la atención del Festival de Cine de Venecia.
El presidente del jurado, Damien Chazelle, vistió una camiseta del gremio de guionistas en la conferencia de prensa inaugural.
Adam Driver, quien protagoniza la película independiente de Michael Mann Ferrari, se preguntó por qué “una compañía de distribución más pequeña como Neon y STX puede satisfacer las demandas soñadas de lo que el SAG está pidiendo... pero una compañía grande como Netflix y Amazon no puede?”.
Pero la mayoría de los astros simplemente se han quedado en casa. Aunque Bradley Cooper podría haber venido a Venecia como director de su película biográfica de Leonard Bernstein Maestro, que también protagoniza, decidió no ir al Lido con su apuesta por el Oscar.
Efecto en cascada del paro en Hollywood
A pesar de esto, muchas películas destacadas dieron de qué hablar. Poor Things (Pobres criaturas) de Yorgos Lanthimos causó sensación en Venecia.
Fuera del reciente Festival de Cine de Telluride, que siempre se ha centrado más en las películas en sí que en el circo de los festivales más grandes, The Holdovers (Los que se quedan) de Alexander Payne, Rustin de George C. Wolfe y All of Us Strangers (Nosotros los desconocidos) de Andrew Haig han sido muy celebradas.
En Toronto, Bailey reconoce que la ausencia de actores tiene un efecto en cascada en otras partes del festival: la cantidad de medios que viajan, la cantidad de miembros de la industria disponibles y las ruedas de prensa en los hoteles de todo el centro de Toronto. Pero, señala, las películas siguen siendo las mismas.
“Lo que descubrimos fue que, en términos de la programación y el interés de nuestra audiencia por ver las películas, había muy pocos cambios”, dice Bailey. “Estamos en el camino de igualar o incluso mejorar las cifras de audiencia del año pasado”.
Con información de AP.