Cuando buscaba una referencia cultural sobre la inteligencia vegetal para mencionarle a Paco Calvo, pensé en los Ents, esos sabios y parlantes personajes similares a árboles creados por J.R.R. Tolkien en El Señor de los Anillos. La mención no salió como yo pensaba, pero sirvió para demostrar que, además de ser catedrático de Filosofía de la Ciencia; el director del Laboratorio de Inteligencia Mínima (MINT Lab) de la Universidad de Murcia; el autor del exitoso y apasionante libro Planta Sapiens (que presenta en FILBo2024) y un experto internacional en su campo, Calvo es un educador apasionado con una causa definida: tenemos que ver de manera distinta a las plantas. Nos hará bien como especie.
Calvo cree, con una intensidad palpable a lo largo de la entrevista que sostuvimos con él antes de su llegada a Bogotá, que algo debe cambiar en la mirada de los hombres hacia las plantas, en todos los campos, incluso el de las artes. Porque, asegura, usualmente queremos hacer de todo nuestro entorno algo humano para respetarlo como algo inteligente. Es decir, necesitamos antropomorfizar las plantas para considerarlas más que adornos, y esto, resulta, es demasiado obtuso para ser aceptable. Eso han probado sus 20 años de estudios, siguiendo la pista de la inteligencia vegetal y teniendo ya maneras de comprobarla, de debatirla ante los ataques de los escépticos y, por ende, de compartirla con el mundo.
Las plantas, plantea Calvo, no son entes pasivos, no son decoración. Sienten a su manera y tienen mucho por enseñar si se las respeta por lo que son. ¿Son inteligentes?, asegura que sí. No tienen cerebro ni se mueven como nosotros, pero la ciencia que comparte ha descubierto que pueden aprender, recordar, comunicarse, reconocer a sus iguales, evaluar riesgos y tomar decisiones. Tienen, básicamente, personalidad.
Todo esto lo expone de manera magistral en Planta sapiens, el libro que ofrece una perspectiva tan audaz como necearía (y hasta controvertida para muchos) sobre la biología vegetal y la ciencia cognitiva. Partiendo de experimentos intrigantes realizados con tecnologías de punta, el ensayo apasionante del filósofo español nos invita a patear el tablero sobre las ideas del mundo natural que manejábamos y da razones para abrirle espacio a otras maneras de apreciarlo. Sobre muchas de nuestras erradas preconcepciones, sobre prepotentes maneras de educar y más temas, hablamos con él. Esto nos dijo...
SEMANA: ¿Tiene alguna memoria de alguna feria del libro como espectador o presentador?
P.C.: No, ¿sabes por qué? Porque hasta ahora mi trabajo universitario era de publicaciones académicas. O sea, yo no estaba en el circuito de la literatura de divulgación científica. Este Planta Sapiens es, de hecho, el primer libro que saco para el público en general. Nunca he hecho una Feria del libro, esta será mi primera vez.
SEMANA: La gente que ama sus plantas menciona cosas como “Yo le hablo a mi planta”, “Yo le pongo Mozart a mi planta”. Solía ser visto como algo un poco loco, pero, ¿no es tan descabellado o sí?
P.C.: No es descabellado pensar que hay acústica vegetal, que las plantas perciben sonidos. Y, de hecho, emiten y perciben sonidos. Eso lo llamamos fitoacústica, el campo de la acústica vegetal, plant acoustics. Es un campo de investigación. Tengo una doctoranda que viene de Miami, en Florida, y justo está haciendo la tesis doctoral sobre fitoacústica.
Lo que sí que es descabellado es asumir que las plantas van a percibir aquello que a nosotros nos agrada, es decir, antropomorfizar o mirar a las plantas desde una lente humana. ¿Las plantas perciben sonido? Probablemente. ¿Las plantas tienen necesariamente que estar interesadas en el tipo de sonidos que nosotros encontramos atractivos? Seguro que no. Fíjate qué le puede interesar a una planta, para que lo visualicemos rápidamente. Desde la perspectiva de la fitoacústica, los sonidos que emite un polinizador, en vez de Mozart. Más que Mozart o Beethoven es... “¡Uy! Un polinizador que vibra, produce vibraciones”... Eso es muy informativo para una planta. Tienen sus intereses, así que nos tenemos que olvidar de los nuestros como punto de partida.
SEMANA: Menciona cómo es impresionante la manera en la que se ha ignorado el reino de las plantas. Anota esa fijación con los animales, tremenda. ¿Cómo explica que sea tan desigual esa atención?
P.C.: Esta es una lucha que no va a terminar nunca. Lo digo por una razón, porque en principio no pasa nada porque tengamos un interés específico o que la atención se nos vaya a unos organismos y no a otros. O sea, eso de alguna manera es natural. Sí. Es natural que vivamos en una determinada escala temporal y aquello que encaja con nuestra escala temporal de observación...
Pues claro, nos llama la atención. Igual que para la planta era importante atender al polinizador, para nosotros es importante atender a un tigre que nos ataca, a un depredador. Entonces, vivimos en una ventana espacio-temporal. Se justifica, en términos evolutivos, que les prestemos atención a las cosas que pasan ahí.
Hay que enseñar y aprender a sintonizar, a apreciar formas de vida, comportamientos que estén muy alejados de la escala espacio-temporal en la que nosotros estamos acostumbrados a realizar nuestras observaciones
Otra cosa es el esfuerzo intelectual que tenemos que hacer para aprender. Y aquí voy a la educación. Hay que enseñar y aprender a sintonizar, a apreciar formas de vida, comportamientos que estén muy alejados de la escala espacio-temporal en la que nosotros estamos acostumbrados a realizar nuestras observaciones. Entonces, el problema no es que de naturaleza tengamos una inclinación. Esa inclinación se comprende. El problema es cuando queremos hacer ese esfuerzo intelectual para aprender a apreciar cosas que se escapen en principio de esa escala espacio-temporal. Y que seamos incapaces de hacerlo. Ahí es donde hay trabajo por hacer.
El trabajo no es darte cuenta que ahí hay plantas, porque puedes tratarlas como una piedra, como una roca. No. Es darte cuenta que hay plantas como agentes
Entonces, fíjate que incluso cuando creemos que ya las apreciamos, seguimos perdiéndonos lo más importante. Porque puedes acabar apreciando las plantas, pero todavía entenderlas como meros objetos, y no como sujetos, no como agentes. Entonces, el trabajo no es simplemente darte cuenta que ahí hay plantas, porque puedes tratarlas como una piedra o una roca. Y no. El trabajo es darte cuenta de que hay plantas como agentes.
SEMANA: Paco, cuéntenos un poco de lo que entiendo yo. Pues este libro es producto de 20 años o más de inquietudes y de recorridos suyos. Cuéntenos un poco de cómo culmina toda esta ola suya de inquietud y de trabajo en este libro, en ese camino.
P.C.: La trayectoria es una trayectoria así, en zigzag. No es una línea recta. Si miro por el espejo retrovisor y pienso en mi formación, en mi trayectoria académica, desde que empecé como estudiante de carrera, jamás se me hubiese pasado por la cabeza que yo iba a acabar montando un laboratorio para estudiar la inteligencia de las plantas en una facultad de filosofía. Yo era filósofo de formación.
Y hHay gente que piensa, “Oye, qué suerte tienes de que, en el sentido institucional, tu universidad o tu facultad te permiten trabajar con plantas siendo filósofo”. Lo dicen como si me dejaran hacerlo a pesar de no ser biólogo vegetal. Y la respuesta es, “No, no, no, nos estamos equivocando”. O sea, no es que yo pueda hacer lo que estoy haciendo a pesar de no ser biólogo vegetal. Es que hago lo que estoy haciendo gracias a que no lo soy.
Hay gente que piensa, “Oye, qué suerte tienes que en el sentido institucional, que tu universidad o tu facultad te permite trabajar con plantas siendo filósofo”. Como si me dejaran hacerlo a pesar de no ser biólogo vegetal. Y la respuesta es, “No, no, no, nos estamos equivocando”. O sea, no es que yo pueda hacer lo que estoy haciendo a pesar de no ser biólogo vegetal. Es que, hago lo que estoy haciendo gracias a que no lo soy.
Si yo fuese biólogo vegetal, no podría estar haciendo lo que hago. Si tú te vas a un departamento de biología o de fisiología vegetal, ellos no se preguntan si una planta puede aprender como el perro de Pavlov, o si una planta puede memorizar, o si una planta puede anticipar el futuro… El tipo de preguntas que nos hacemos, si te das cuenta, son preguntas sobre la psicología vegetal, no sobre la fisiología vegetal. Entonces, si tú te vas a una facultad de biología pues te van a explicar los detalles de la fotosíntesis, de la respiración celular, de cómo los estomas se abren y se cierran para regular la transmisión o el tráfico de gases, lo que sea, cualquier detalle fisiológico. Pero, ¿se les va a escapar? No es que lo respondan o lo contesten desde otra perspectiva, es que ni se lo plantean.
El tipo de preguntas que nos hacemos, si te das cuenta, son preguntas sobre la psicología vegetal, no sobre la fisiología vegetal.
Si te vas a una facultad de psicología, van a decir: “Bueno, la psicología puede estudiar la memoria, los procesos de atención, de aprendizaje humanos. Y, en el mejor de los casos, en psicología comparada, la contrasta con la de otras especies animales”. Nunca se van a salir del reino animal, porque asumen por defecto que si no tienes neuronas, si no tienes cerebro, si no tienes sistema nervioso central, no hay por qué considerarte.
SEMANA: No es un “a pesar de”, es un “por eso”…
P.C.: Los primeros años, la primera década de las dos que mencionabas de mi recorrido en este tema, se nos fue en montar el marco teórico. Antes de empezar a hacer experimentos. Claro. Porque es ese otro error habitual, el pensar que hacer ciencia es hacer experimentos, como si los experimentos de por sí arrojaran luz. Nosotros decimos que recabar datos es como coleccionar sellos. Como en filatelia. Y vale coleccionar sellos, pero si no sabes qué hacer con él, si no tienes un marco teórico para clasificar, categorizar, queda en nada… Tienes que entender la estructura, ¿no? El marco.
Recabar datos es, nosotros decimos que es como, coleccionar sellos, ¿no? Como la filatelia. Tú, vale, colecciona sellos, colecciona sellos. Y un sello, no sabes qué hacer con él si no tienes un marco teórico para clasificar, categorizar… Tienes que entender la estructura, ¿no? El marco.
Entonces, la primera parte era comprender el marco teórico de la cognición, de la consciencia, qué significa tener cognición, qué significa, cómo se puede estudiar la inteligencia, qué es ser sintiente, qué es tener experiencias subjetivas. Con independencia del organismo al que apliquemos estas preguntas. Y ya después, entonces, una vez que dices, oye, las plantas son susceptibles de ser estudiadas bajo este foco.
La primera parte era comprender el marco teórico de la cognición, de la consciencia, qué significa tener cognición, qué significa, cómo se puede estudiar la inteligencia, qué es ser sintiente, qué es tener experiencias subjetivas
Entonces, sí, entonces, ahora tenemos que montar el laboratorio. ¿Y por qué hay que montar un laboratorio ¿Customizarlo, ex profeso para plantas? Porque si tú vienes de la psicología animal, la psicología comparada, o de la biología vegetal, tu laboratorio, tus cacharros, tu aparato tecnológico no está diseñado para dar respuesta a esas preguntas. Teníamos que empezar literalmente de cero hasta en el trabajo experimental. Por eso todo ese trabajo lleva décadas.
SEMANA: Paco, el libro es de Paco Calvo y Natalie Lawrence, ¿cómo se da esa alianza? ¿Por qué es necesaria?
P.C.: La clave de la cuestión a nivel editorial fue dar con la necesidad de incorporar a una especialista en comunicación como es Natalie Lawrence. Porque, como te decía, yo provengo del mundo académico. Y en el mundo académico, escribir un libro es otra cosa; un libro académico, no de divulgación. Entonces, en la universidad, los profesores estamos acostumbrados a escribir, artículos científicos, libros académicos, para un lector académico especializado. Y de repente te das cuenta, y para mí esto ha sido un ejercicio muy útil, te das cuenta de que tener que hablar para tu vecino de escalera o para tu vecino del quinto piso, hablar para el que no es especialista requiere no bajar el nivel, de hecho, requiere subirlo.
La clave de este libro y del éxito que está teniendo es que funciona, que mi vecino del quinto lo está entendiendo. Ha sido una experiencia muy, muy enriquecedora para mí
El “menos es más”, el think simple de los americanos, es importantísimo. Y ha sido una parte muy importante de esta colaboración, el tener que yo explicarle a Natalie a través de mis notas, de mis borradores, de los bocetos, la esencia de la cuestión, para que que ella lo comprendiera. Para mí ha sido el secreto, la clave de este libro y del éxito que está teniendo. Y es precisamente que funciona, que mi vecino del quinto lo está entendiendo. Ha sido una experiencia muy, muy enriquecedora para mí.
SEMANA: Se puede pensar a nivel superficial que este es un libro interesante para biólogos o para gente que tiene ese interés, ¿por qué no es así?
P.C.: Doy charlas sobre Planta Sapiens a todo tipo de públicos, a públicos especializados también. Y una cosa que me llama poderosamente la atención es que no he encontrado todavía ningún tipo de público en el que no resuene de alguna manera la tesis central del libro, que no encuentre una manera de llevar el mensaje a su terreno.
No he encontrado todavía ningún tipo de público en el que no resuene de alguna manera la tesis central del libro, que no encuentre una manera de llevar el mensaje a su terreno
Y eso quiere decir que en las plantas todo el mundo puede encontrar un aliado. Ejemplo: si tú trabajas en ingeniería agrícola, puedes entender que Planta Sapiens te aporta una perspectiva desde la cual mejorar tus estrategias de rendimiento agrícola. Si yo comprendo qué le interesa a la planta, puedo entender la forma de reducir el estrés de la planta y que produzca una mejor cosecha. Entonces, muchas veces hay intereses en ciencia aplicada.
Si trabajas en robótica o en inteligencia artificial, puedes entender la forma en que modelos de robótica o de inteligencia artificial, o sea, de hardware o de software, bio inspirados en plantas, te pueden dar algo que modelos bio inspirados en sistemas animales no te dan. Porque las plantas, al desarrollar su comportamiento en forma de patrones de crecimiento, proporcionan un modelo de la robótica radicalmente opuesto al de la locomoción animal. Por eso hablamos de robots que crecen...
Las plantas, al desarrollar su comportamiento en forma de patrones de crecimiento, proporcionan un modelo de la robótica radicalmente opuesto al de la locomoción animal...
SEMANA: Los growbots, que usted menciona...
P.C.: Por eso, el último capítulo, que se llama Green Robots, es un capítulo en el que hablamos, literalmente, de robots que crecen. Hablamos de construirlos, de hacer robots que exploren el terreno circundante a través del crecimiento, no a través de la locomoción. Y te he comentado esos dos campos solo por irme a los más técnicos. Ingeniería, robótica... Pero, literalmente, cualquier campo. ¿Cómo no te vas a preocupar desde la perspectiva de la ética? Si trabajas en cambio climático, ¿cómo no te vas a preocupar por el tratamiento que le damos a las plantas que nos proporcionan el oxígeno? Si trabajas en las artes y en las humanidades también, porque siempre pensamos que esto es ciencia para científicos y no lo es.
Las artes y las humanidades no solamente se pueden beneficiar de trabajo en inteligencia vegetal para inspirar sus creaciones artísticas, sino que las propias creaciones artísticas que ellos hacen nos pueden servir a nosotros para seguir poniendo sobre la mesa nuevas hipótesis a testar empíricamente
Las artes y las humanidades no solamente se pueden beneficiar de trabajo en inteligencia vegetal para inspirar sus creaciones artísticas, sino que las propias creaciones artísticas nos pueden servir a nosotros para seguir poniendo sobre la mesa nuevas hipótesis a testar empíricamente. O sea, que son pasos bidireccionales.
SEMANA: Hay un diálogo ahí.
P.C.: Exactamente. Lo más gratificante que yo he encontrado cuando comparto las experiencias tanto de la producción del libro como de las tesis que defendemos es que no hay campo en el que no encuentres una respuesta de aceptación y de incorporación del material.
Lo más gratificante que yo he encontrado cuando comparto las experiencias tanto de la producción del libro como de las tesis que defendemos es que no hay campo en el que no encuentres una respuesta de aceptación y de incorporación del material.
SEMANA: Un libro que tiene una tesis tan interesante también genera resistencia. ¿Hay alguna polémica asociada? ¿Qué tipo de reacciones adversas ha encontrado usted frente a las tesis que presenta este libro?
P.C.: Toda la del mundo. Yo tengo una carpeta en mi disco duro que se llama Némesis. Pero, si te fijas en los agradecimientos del libro, le dedico unas líneas a mis detractores. Ajá. Para agradecerles su crítica.
SEMANA: ¿Suman?
P.C.: Sí. Bueno, pero no por el hecho de que hagan de altavoz o de por “que hablen de ti aunque sea para mal”. No es porque te puedan dar publicidad, sino porque es necesaria la crítica. O sea, no podemos caer en esa zona de confort de decir, “Ah, bueno, por aquí no me atacan, pues me quedo por aquí”. Hay que enfrentarse a la crítica en el sentido intelectual. La crítica es sana, es necesaria. O sea, que yo no rehúyo de ella. En el prefacio digo que el libro está dirigido tanto a los detractores y escépticos de las tesis de la inteligencia vegetal como dirigido a los defensores a ultranza de las mismas tesis. Y ambos me preocupan.
No me des la razón antes de que te explique por qué. Yo no quiero que tú te lo quieras creer. Quiero que te lo creas cuando entiendas el fundamento científico que subyace a eso
Me preocupa igual el escéptico recalcitrante que aquella persona que, antes de que yo le explique por qué creo que las plantas son inteligentes, ya está diciendo. “Sí, sí, claro, claro, claro, claro”. No me des la razón antes de que te explique por qué. Yo no quiero que tú te lo quieras creer. Quiero que te lo creas cuando entiendas el fundamento científico que subyace a eso.
SEMANA: Volviendo al nivel de calle, cotidianidad y gente común, los veganos son muy fuertes con quienes comen carne. Ahora entra usted en la discusión con estas tesis. ¿Ha tenido algún encuentro con veganos?
P.C.: No ha habido charla que haya dado que la primera pregunta o alguna pregunta haya sido siempre, I’m a vegan, I’m a vegetarian, now what? “Y ahora, ¿qué? ¿Qué hago yo? ¿Chupo piedras?” Y fíjate que es una... ¿Ves? Volvemos a la idea del escepticismo. Es una pregunta que me ha servido para... Para repensar bien de qué manera la estrategia de respuesta puede ser... Puede ayudar a incorporar distintas sensibilidades. Lo primero que tenemos que entender es que no hay mejores o peores opciones. Todas son igual de respetables y todas se pueden comprender desde Planta Sapiens. Ejemplo concreto: cuando pensamos en una ética, se nos olvida esa ética cuando hablamos del maltrato a organismos. El trato moral que deben recibir aquellos seres sintientes es algo que no aplica a categorías abstractas o a especies como tal, sino que se aplica a individuos concretos.
No ha habido charla que haya dado que la primera pregunta o alguna pregunta haya sido siempre, I’m a vegan, I’m a vegetarian, now what? “Y ahora, ¿qué? ¿Qué hago yo? ¿Chupo piedras?
O sea, es este individuo concreto al que le estoy metiendo el dedo en el ojo y sobre el que debo preguntarme, “Oye, ¿le debería sacar el dedo del ojo porque estoy haciéndole daño? No es moral meterle el dedo en el ojo. Pero yo no le meto el dedo en el ojo a una abstracción, se lo meto a un individuo en particular, el que está sufriendo.
Y digo esto porque cuando pensamos en la dieta y decimos “eres omnívoro, eres vegetariano, eres vegano, eres flexitariano, eres lo que quieras ser”, no estamos pensando en individuos, estamos pensando en categorías. “Comes carne, comes pescado, comes vegetales”, pensamos, como si pertenecer a una categoría te garantizara que estás evitando el maltrato. No, perdona, el maltrato lo evitas si aquello que acaba en tu plato no ha pasado por formas de estrés innecesarias, sea vegetal, sea animal, sea lo lo que sea.
A lo mejor alguien que está comiendo solamente vegetales piensa que no tiene que preocuparse, y sí debería preocuparse, porque ese vegetal puede estar siendo estresado innecesariamente. Como en la agricultura intensiva...
En vez de pensar en términos taxonómicos, de categorías, y decir, “si pertenezco a este reino, puedo comerlo, y si pertenezco a este reino, no puedo comerlo”, yo abogo por poner el foco sobre el individuo con independencia del reino del que proceda. Es decir, “oye, eso que está en mi plato, ¿le infligimos una forma una forma de estrés innecesaria en la manipulación previa a que llegase a mi mesa?. Y si era innecesario, entonces nosotros tenemos que prender las luces y el altavoz. Así se sofistica el debate. Ya no es tan sencillo. No es tan sencillo para todos. Porque a lo mejor alguien que está comiendo solamente vegetales piensa que no tiene que preocuparse, y sí debería preocuparse, porque ese vegetal puede estar siendo estresado innecesariamente. Como en la agricultura intensiva.
SEMANA: ¿Cómo ve esa diferencia entre inteligencia artificial e inteligencia vegetal? ¿Cómo dialogan o cómo se separan?
P.C.: Yo esta mañana estaba dando una charla aquí en un instituto de secundaria, que son chicos, aquí en España, de 15, 16 años, y ellos, en su libro de texto de psicología, tienen un capítulo que dice, Formas no humanas de inteligencia: inteligencia animal e inteligencia artificial. Y se elevan dos cuestiones aquí. Primero, asumen por defecto que la inteligencia artificial es inteligente. Y asumen por defecto que si no eres animal o artificial no puedes ser inteligente. Descartan a las plantas e incorporan a lo artificial.
Y esto es muy significativo, porque esta preconcepción es un prejuicio. Lo más preocupante es que estamos formando así a nuestros estudiantes. Este es el título de un capítulo de un libro de texto. En términos del sistema educativo no les estamos dejando explorar ni hacerse preguntas a los alumnos. Les estamos diciendo, esto es así, les estamos forzando un tunnel vision.
¿Por qué pensamos que la inteligencia artificial es inteligente? Porque la hemos hecho a nuestra imagen y semejanza. Entonces, claro, si yo soy capaz de interpelar a través de un prompt a ChatGPT, me genero la ilusión, me autoengaño, pensando que hemos establecido, hemos entablado una conversación, un diálogo, y que es coherente semánticamente y que hay comprensión por ambas partes
Entonces, vamos a la parte artificial. ¿Por qué pensamos que la inteligencia artificial es inteligente? Porque la hemos hecho a nuestra imagen y semejanza. Entonces, claro, si yo soy capaz de interpelar a través de un prompt a ChatGPT, me genero la ilusión, me autoengaño, pensando que hemos establecido, hemos entablado una conversación, un diálogo, y que es coherente semánticamente y que hay comprensión por ambas partes. Se genera la ilusión de comprensión semántica porque la respuesta es congruente con lo que me diría un humano. Pero se nos olvida que el que esté hecha a nuestra imagen y semejanza quiere decir simplemente que lo hemos diseñado para poder establecer esa conversación. Pero la inteligencia es la del programador, la de los humanos que han generado el software.
SEMANA: Una especie de espejo, pero no propiamente algo independiente...
P.C.: Claro, no hay comprensión por parte del software. La máquina son tuercas y tornillos y cables. Ahí no hay nada. Claro. Pero somos tan engreídos... En el prefacio hablo del ombligocentrismo. No podemos dejar de mirarnos el ombligo. Entonces, ¿por qué empatizamos? Piensa en un robotito. ¿Por qué empatizamos con un humanoide? Porque le ponemos ojitos, le ponemos hasta pestañas y hacemos que abra los párpados. Y, “¡Ay, qué bonito!”, uno se enamora del robotito. Pero es todo cosmético, superficial. No hay nada detrás.
Tenemos sistemas biológicos que llevan cientos de miles de años evolucionando y adaptándose exitosamente, con los que compartimos el secreto de la vida. Y, como no podemos interpelarles a través de un chat y no hacen “así” con las pestañitas y cierran los ojos, los ignoramos
Y luego tenemos sistemas biológicos que llevan miles, decenas de miles, cientos de miles de años evolucionando y adaptándose exitosamente; biológicos, con los que compartimos el secreto de la vida. Y como no puedes interpelarles a través de un chat y no cierran los ojos, los ignoramos.
Y ahí está el secreto. Debemos olvidarnos de nosotros mismos, los humanos, para pensar al resto de la vida de otra manera. Y luego volver a mirarnos a nosotros mismos y vernos con otros ojos.
Y ahí está el secreto. Debemos olvidarnos de nosotros mismos, los humanos, para pensar al resto de la vida de otra manera. Y luego volver a mirarnos a nosotros mismos y vernos con otros ojos. Por eso digo en Plantas Sapiens que no solamente estamos aprendiendo sobre la inteligencia de las plantas. Gracias a repensar la inteligencia de las plantas vamos a reconocernos de otra manera. El Homo Sapiens, después de entender Plantas Sapiens, no es lo que nos pensáramos que era. Es algo distinto.
SEMANA: Le quería preguntar sobre las citas que usa en el libro, son maravillosas, de autores increíbles, muy puntuales y bellas. ¿Todas las escogió? ¿Cómo se dio ese proceso?
P.C.: Son el libro mismo... Imagínate la cantidad de referencias bibliográficas que tiene. Claro. El libro, son años de trabajo. Y si sistemáticamente tienes ese marco de trabajo en la cabeza, las cosas que te van llamando la atención las vas guardando, y así durante años. No es un trabajo que en el último momento de buscar citas en Google porque quedan bien. Si en el 2017 estaba leyendo un artículo y un pasaje me llamó la atención, lo guardo. O se dio que un compañero me hizo verlo. “Paco, mira esto que te viene muy bien para tu libro”. De hecho, algún colega alguna vez lo hizo, y los agradecimientos salen en las notas a pie de página. “Gracias a Vicente Raja”, por ejemplo, un doctorando mío, “por llamarme la atención sobre esta cita”.
Entonces, son materiales que vas recopilando y guardando. Y por eso el libro ha crecido de manera orgánica. No es un trabajo editorial donde fuerzas la máquina para producir algo, sino que ha crecido solo, a su manera. Han sido capas, estratos geológicos, ¿no? Ha ido creciendo y creciendo y creciendo y creciendo. Y eso también se percibe, cuando algo crece con sus tiempos... como, yo qué sé, como el vino que necesita su proceso.
SEMANA: Paco, pensaba en estos sabios árboles del Señor de los Anillos. Y no sé si tenga algunas referencias usted, desde su propia cultura o sus lecturas de ficción, de plantas sintientes que pueden enseñar...
P.C.: Fíjate que no. Tengo que decir que no soy el lector habitual de ficción de ese tipo. No es mi género. Pero sí que es cierto que cuando te vas a clásicos... Y ahora pienso, por ejemplo, en El Día de los Trífidos, ¿no? The Day of the Trífids. Clásicos de la literatura inglesa. Hay un denominador común en toda esta literatura de ciencia ficción, y es que no conseguimos visualizar a las plantas, cuando son agentes, sin antropomorfizarlas. O sea, enseguida las ponemos a andar, son bípedas. Claro. Enseguida las ponemos a jugar al ajedrez. Fíjate, eso que te comentaba antes de la relación con las artes y las humanidades. Tenemos que conseguir que nuestros creadores digieran, incorporen este conocimiento científico para dar con metáforas visuales que no incurran en sesgos antropomórficos.
No conseguimos visualizar a las plantas, cuando son agentes, sin antropomorfizarlas. Tenemos que conseguir que nuestros creadores digieran, incorporen este conocimiento científico para dar con metáforas visuales que no incurran en sesgos antropomórficos.
SEMANA: Se sabe que usted es profesor, un hombre de mostrar, y se ve en el libro. ¿Qué experimento traerá Bogotá? ¿Qué podemos esperar de sus charlas?
P.C.: Bueno, desafortunadamente, experimentos en directo. Lo que es una performance. No voy a poder hacer como algunas de las que cuento en el libro. Porque, bueno, entre otras cosas, por ejemplo, las que hacemos como anestésicos. Que sí las he hecho algunas veces. Sabemos, bueno, esto no es un spoiler, porque el libro comienza con eso, con la idea de anestesiar a una planta, dormirla con anestésicos. Pero no se puede viajar con anestésicos...
Las performances más interesantes siempre han tenido que ver con lo que resulta más chocante para el ojo lego en la materia. Pues. O aquellas plantas, que por circunstancias particulares, la escala temporal en la que las plantas desarrollan su actividad: La mimosa, que la tocas y se pliega. La Venus atrapamoscas, que ves cómo se cierra. O sea, plantas para las que no hace falta hacer timelapses, que las puedes ver a simple vista. Esas plantas se prestan para experiencias en directo. Pero, en este caso, creo que lo que vamos a tratar de tener conversaciones y diálogos. Tratarems de incentivar al público a que ellos mismos desarrollen sus propias estrategias de visualizar. Para mí, lo más importante, tanto en las conversaciones como el proceso de lectura, es que cuando uno vuelva a su casa y vea la planta que hay en su balcón o en su jardín, o si va por la calle paseando, y ve un árbol o una planta, que de verdad paremos un poco y tratemos de hacer el esfuerzo de pensarla en sus propios términos. Que no nos quedemos en la superficie, en la metáfora, en lo cosmético.
Para mí si hay un mensaje en estas conversaciones es ese, que bajando de revoluciones vamos a empezar a apreciar lo que nos rodea con otros ojos
Insisto mucho en el libro. En esta idea de los tiempos. De esa mirada darwiniana. De hoy en día. Cada vez nos cuesta más. Porque va todo muy rápido. Hoy en día, ya sabemos cómo estamos de locos con los móviles y todo eso. Pero, para mí si hay un mensaje en estas conversaciones es ese, que bajando de revoluciones vamos a empezar a apreciar lo que nos rodea con otros ojos.
SEMANA: Mencionó a Darwin, y lo menciona mucho en su libro. ¿Qué cree usted que Darwin pensaría de su Planta Sapiens?
P.C.: Madre mía. Eso ya se me escapa. Eso son palabras mayores. Me conformo simplemente con pensar que Planta Sapiens sirve para rendirle un pequeño tributo. Un homenaje. Hay una cosa que le digo yo mucho a mis alumnos. Y es que no nos equivoquemos. A veces pensamos que apreciar la vida de las plantas depende de la financiación. Como si por comprar más cacharritos o tener más dinero para el laboratorio, eso ya te permite verlas. Y Darwin, a simple vista, vio mucho más que muchísima gente en 2024. O sea, la primera máquina, la que hay que lubricar es esta (apunta al cerebro). Y no se lubrica con dinero, se lubrica ejercitando el pensamiento divergente, pensando distinto. Para mí eso es lo fundamental. Y ese es el verdadero tributo a Darwin que creo que le podemos dar.
Paco Calvo en FILBo 2024
*Inteligencias no humanas: una visión más realista del planeta el sábado 20 de abril a las 2:30 p.m. en el Gran Salón C; seguido de esta conversación con Nicolás Ibargüen y Jorge Carrión, escritor y periodista cultural, Paco dispondrá de la Zona de Firmas 2 a partir de las 4:00 p.m.
*Al día siguiente, el domingo 21 de abril, estará en la charla Lecciones que germinan: lo que dicen la filosofía y la ciencia contemporáneas sobre las plantas a partir de las 4:00 p.m. en el Auditorio José Asunción Silva, junto con la reconocida bióloga Brigitte Baptiste; a continuación, firmará libros en la Zona de Firmas Gran Salón C a partir de las 5:30 p.m.
*Finalmente, el lunes 22 de abril en el Gran Salón D a las 2:30 p.m., conversará sobre Las lecciones de las plantas.
Sobre los charlas de las que hará parte Paco Calvo en FILBó, puede consultar nuestra agenda de recomendados y también indagar en el buscador de la página oficial de la feria, al que puede acceder haciendo clic aquí.