Uno de esos días de mucho heavy metal en la capital colombiana, el pasado lunes 22 de abril tuvo a Megadeth atizando las almas con una segunda presentación memorable en el Movistar Arena, tan inolvidable como la de la noche anterior. No obstante, este no fue el único concierto en la ciudad; en el occidente, en Ace of Spades, aterrizaba una banda sueca que, tomando cierta distancia del metal, trajo una propuesta de soft rock, AOR (Adult Oriented Rock), pop, soul, funk y disco: The Night Flight Orchestra.
Desde Helsingborg, Suecia, esta agrupación surgió como un proyecto paralelo de músicos de bandas de death metal y rock como Soilwork, Arch Enemy, Act of Denial y Mean Streak. Bajo el comando del versátil Björn Strid, conocido por su trabajo con Soilwork desde mediados de los noventa, llegó un avión (aeromozas included) cargado de buena música, canciones pegajosas y mucha fiesta (además, con seis álbumes bajo el brazo). Lejos están los riffs densos y pesados, las voces guturales y el ataque feroz de redoblante y doble bombo; voces limpias (que recuerdan a Survivor), melodiosas voces femeninas, suaves y estilizados teclados y piano, bajo y batería rítmicos, acompañados de brillantes guitarras... Una propuesta más que interesante y agradable para todos los gustos y generaciones.
La tripulación arribó al escenario del Ace of Spades cerca de las 8:40 de la noche para presentar su gira Death to False AOR-Latin America Tour 2024. Anna Brygård y Åsa Lundman (coros), Sebastian Forslund (guitarras, coros y percusión), Mats Rydström (bajo), Rasmus Ehrnborn (guitarra), John Lönnmyr (teclados), Jonas Källsbäck (batería) y Björn Strid (voz) llegaron para iluminar la noche y mover los cuerpos de quienes estaban. “Midnight Flyer” despegó la presentación, luego dio paso a “Sometimes The World Ain’t Enough”, “Divinyls”, “Burn For Me”, “Gemini”, “Satellite”, “White Jeans”... Canciones reconocidas y celebradas por el público, que bailó y disfrutó cada nota,
¿Studio 54?, No, ¡esto era Ace of Spades! (The Ace of Spades...), que albergó la algarabía, energía, danza, buena onda y camaradería entre los asistentes y los carismáticos músicos... “Josephine”, “Stiletto” y “West Ruth Ave” culminaron el viaje (al pasado), que duró 15 canciones y cerca de hora y 40 minutos.
Luego del aterrizaje, su líder sembró la promesa de un futuro regreso. Y ojalá así sea, pues todos, tripulación y pasajeros, quedaron con ganas de repetir vuelo y gozar más sobre ese sonido de antaño que a la vez innova y sorprende. Que se repita este viaje para recordar.