"Su Majestad, su Alteza Real, sr. Presidente, excelencias, damas y caballeros:
Acepto el Premio Nobel de la Paz en un momento en el que veintidós millones de negros de los Estados Unidos se encuentran comprometidos en una dura guerra para terminar con la larga noche de la injusticia racial.
Acepto este premio en nombre de un movimiento de derechos civiles, el cual se mueve con determinación y desdén majestuoso al riesgo y peligro, para establecer el reino de la libertad y el imperio de la justicia.
Soy consciente de que solo fue ayer cuando en Birmingham, Alabama, le respondieron a nuestros niños, quienes gritaban por la fraternidad, con mangueras contra incendio, perros de ataque e incluso con la muerte. Soy consciente de que solo ayer en Filadelfia, Mississippi, trataron brutalmente y asesinaron a jóvenes, las cuales buscaban proteger el derecho al voto. Y tan solo ayer, más de cuarenta templos fueron bombardeados y quemados debido a que ofrecían un lugar a quienes no aceptaban la discriminación. Soy consciente que la pobreza, constante y absoluta, aflige a mi gente y los encadena al escalón más bajo de la economía.
Por consiguiente, me pregunto por qué este premio es otorgado a un movimiento, el cual es asediado con una lucha implacable, a un movimiento que no ha ganado la verdadera paz y fraternidad, la cual es la esencia del Premio Nobel.
Después de reflexionar, concluyo que este premio, el cual recibo en nombre del movimiento, es un profundo reconocimiento de que la no violencia es la respuesta a la crucial interrogante política y moral de nuestro tiempo —la necesidad del hombre de vencer a la opresión y a la violencia sin recurrir a ellas. La civilización y la violencia son conceptos contradictorios..."
Oslo, 10 de diciembre de 1964
“Yo tengo un sueño”, medio siglo después
El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King Jr. pronunció un icónico discurso en pro de los derechos civiles en Estados Unidos. Ahora que la discriminación racial está conduciendo a nuevo pico de violencia, sus palabras adquieren una enorme actualidad.
Hace 54 años, un grupo de más de 200,000 personas se reunió delante del monumento dedicado al presidente estadounidense Abraham Lincoln en Washington. La histórica manifestación, denominada la Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, clamaba por los derechos civiles de la población negra. “Estoy orgulloso de reunirme con ustedes hoy, en la que será la mayor manifestación por la libertad en la historia de nuestro país”, dijo el reverendo Martin Luther King Jr. antes de empezar a dar su discurso más famoso. Se le conoce por una frase: “yo tengo un sueño”.
El lugar tenía un tremendo valor simbólico. Cien años antes de la fecha, Lincoln le había dado la libertad a todos los esclavos en Estados Unidos. Pero el discurso de Martin Luther King, un orador tan hábil como Lincoln, denunciaba la falta de libertad que agobiaba a sus descendientes. Nombró pasajes de la Biblia, la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, la Proclamación de Emancipación y la Constitución de los Estados Unidos. Lo escuchaban manifestantes de distintas razas y clases sociales que se habían unido a lo que se llamó el Movimiento por los derechos civiles.
Entre ellos estaban figuras tan reconocidas como el escritor James Baldwin, los actores Sidney Poitier, Charlton Heston y Marlon Brando, los músicos Harry Belafonte y Sammy Davis Jr., y el jugador de béisbol Jackie Robinson. Exigían derechos de voto, la igualdad de oportunidades, empleo justo, educación adecuada y, para lograrlo, el fin de la segregación y discriminación racial.
Las palabras de King recorrieron el mundo, convirtiéndose en un símbolo de la lucha no violenta por la paz y la igualdad. La marcha se convirtió en un hito de la historia estadounidense, al ser un momento clave que desembocó en la Ley de Derechos Civiles de 1964. La legislación prohibió la discriminación en cuanto al registro de votantes y también acabó la división racial que regía en los lugares públicos. Ese mismo año el reverendo recibió el Premio Nobel de la Paz. En 1968, tan solo cuatro años después de ser honrado con el galardón, fue asesinado. Tenía 39 años.
Martin Luther King Jr. en París en 1966. Imagen SAF.
A pesar de lo poderoso que fue el discurso de King en su momento, y de todos los logros del movimiento por los derechos civiles, todavía no se ha cumplido su sueño. La historia de Estados Unidos sigue marcada por una profunda división racial. En años recientes, han abundado las noticias sobre incidentes de violencia y discriminación racial. Las muertes de Eric Garner, Tamir Rice (tenía solo 12 años) y Philando Castilea a manos de la policía son algunos de los casos más sonados.
Tan solo hace un par de semanas, del 11 al 12 de agosto, supremacistas blancos marcharon en Charlottesville, Virginia. El presidente Donald Trump -elegido después de una campaña basada en un discurso discriminatorio- se demoró dos días en condenar los eventos.
El discurso más famoso de Martin Luther King Jr., que cuenta con más de medio siglo, sigue siendo urgente, tal vez tanto como lo fue el día en que se pronunció por primera vez.