El pasado martes la reconocida actriz y directora de teatro Alejandra Borrero presentó en Casa Ensamble una muestra del proyecto artístico ‘Victus’ (víctimas victoriosas) en el que por primera vez comparten escenario exguerrilleros de las FARC, ex paramilitares, sociedad civil y exmiembros de la fuerza pública.El teatro Arlequín, cerca del centro de Bogotá, estaba lleno por completo y sobresalía la presencia de militares. Se percibía cierta ansiedad por ver los rostros de quienes serían los protagonistas de este denominado ‘laboratorio de paz’.   Una vez empezó la muestra, no pasó mucho tiempo para que se oyeran sollozos en medio del público. Para muchos fue conmovedor ver cómo interactuaban personas que en otro tiempo habían sido enemigos.Cada personaje reconocía las cualidades humanas del otro: “Él es amor, él es inteligencia, él es fuerza”, se escuchaba. Se hizo alusión a las tragedias de la guerra y también hubo espacio para el baile.  En la obra la vida se vuelve sagrada a través de un ritual. El fuego es la luz en medio de la oscuridad, el agua refleja la fluidez de los participantes, la tierra simboliza el principio y el motivo del conflicto, y el viento es el aliento de vida para continuar. Por un momento el público se vuelve parte de la obra. Es el instante más emotivo: ya varias personas no pueden contener las lágrimas.  Al terminar la muestra, por primera vez en Casa Ensamble, todo el público se pone en pie y aplaude sin parar por algunos minutos, mientras algunos gritan “¡bravo!”.

 Los Victus presentán una obra completa que se estrenará en noviembre próximo. Foto Cortesía Casa Ensamble.Luego vino el tiempo de las fotos, las entrevistas y la celebración. Anderson Vargas, víctima del ELN, dijo que la obra representa su pasado y su futuro como actor y bailarín.Ana Milena Riveros, excombatiente de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) confesó que uno de los momentos más difíciles había sido enfrentarse a las historias de las víctimas y  que lo que más le ha gustado de este proyecto es el dialogo y poder mirar al otro como un ser humano “más allá de la etiqueta FARC, ELN o Ejercito Nacional”.  En el salón donde se celebró el inicio de este proyecto había una exposición con cajas que construyeron los 20 participantes del proyecto, que ahora serán conocidos como ‘Los Victus’. Esos cofres contenían fotos de los seres que habían perdido, dibujos del lugar que tuvieron que abandonar, y objetos personales que para ellos son reliquias que les recuerdan momentos más difíciles de sus vidas.En el lugar también había una línea de tiempo que los Victus escribieron. Allí se podía leer desde la fecha del nacimiento del ELN (1964), hasta la fecha en que uno de ellos había asesinado por primera vez.La directora de la obra Alejandra Borrero dijo que hacer este proyecto no ha sido fácil, pero que el arte ha sido una herramienta para reconciliar a estas personas. "Había días en que la clase se iba en conversaciones porque los participantes necesitaban desahogarse. Había días en que ellos ya no querían volver, se sentían mal al principio, e incluso algunos se enfermaron. Pero después de que hablabamos sobre lo que les pasaba volvían como nuevos. Creo que el diálogo fue fundamental para que este proceso tuviera éxito".Gloria Salamanca, quien tiene a su hijo desaparecido desde el 2006 por el frente 28 de las FARC, era una de las más sonrientes aunque sus palabras eran fuertes. “Fue un encuentro conmigo misma. Supe que ya perdoné y que necesitaba hacerlo. Supe que puedo mirar a los victimarios para saber algún día la verdad. No me quiero morir sin saber qué pasó con mi hijo”.La fiesta, de todos modos continuó, pues muchos salieron convencidos de que “la reconciliación sí es posible”.