La Virgen de Guadalupe es un referente tanto entre los católicos mexicanos como el resto de América Latina, pues no son pocos quienes entregan sus peticiones y acciones de agradecimiento a la ‘Morenita’. Así como ella, también hay numerosos santos a los cuales se confían favores ‘especiales’; sin embargo, ella es considerada como madre intercesora.
Los milagros son uno de los puntos de constante discusión y ‘choque’ entre la religión y la ciencia; siendo esta última a la cual se inclinan escépticos que buscan pruebas tangibles sobre hechos, para otros, ‘inexplicables’. No obstante, hay sucesos sin aparente respuesta entre investigadores, al menos no de forma concluyente.
El diario argentino La Nación alude a varios supuestos milagros que centran el debate sobre si pueden o no ser considerados como tal.
1. Uno de estos data de 1531 cuando hombre habría herido a otro al lanzar una flecha. El suceso se ubica en Tlatelolco, México, donde se asegura que algunos testigos del ataque pusieron una imagen de la Virgen guadalupana al lado del herido y este consiguió recuperarse.
2. Otro suceso evoca el año 1633 cuando la nación azteca fue sacudida por una devastadora epidemia denominada “tos chichimeca”. A la guadalupana también se le atribuye haber intercedido, luego de una procesión, para apaciguar su impacto.
3. Un tercer ‘milagro’ se sitúa en 1921 cuando se afirma que un sujeto dejó una bomba bajo los “pies de la Virgen” en la antigua basílica. Una vez el artefacto explotó, la figura de la guadalupana se conservó sin daños.
Oración a la Virgen de Guadalupe
La siguiente oración está compilada en el sitio web Archdiocese of Santa Fe y fue escrita por José H. Gómez, arzobispo de Los Ángeles.
Virgen Santísima de Guadalupe, reina de los ángeles y madre de las Américas.
Acudimos a ti hoy como tus amados hijos. Te pedimos que intercedas por nosotros con tu hijo,
como lo hiciste en las bodas de Caná. Ruega por nosotros, Madre amorosa,
y obtén para nuestra nación, nuestro mundo, y para todas nuestras familias
y seres queridos, la protección de tus santos ángeles, para que podamos salvarnos
de lo peor de esta enfermedad. Para aquellos que ya están afectados, te pedimos
que les concedas la gracia de la sanación y la liberación. Escucha los gritos de aquellos
que son vulnerables y temerosos, seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar.
En este tiempo de dificultad y prueba, enséñanos a todos en la Iglesia a amarnos
los unos a los otros y a ser pacientes y amables. Ayúdanos a llevar la paz de Jesús
a nuestra tierra y a nuestros corazones. Acudimos a ti con confianza,
sabiendo que realmente eres nuestra madre compasiva, la salud de los enfermos
y la causa de nuestra alegría. Refúgianos bajo el manto de tu protección, mantennos
en el abrazo de tus brazos, ayúdanos a conocer siempre el amor de tu hijo, Jesús. Amén.