“No ha habido fotógrafo más pasionalmente comprometido con la República y la guerra civil (española) que Reuter. Es curioso porque es alemán”, dice a DW Aku Estebaranz, uno de los investigadores de la llamada “lata de Walter Reuter”, que apareció sorpresivamente en 2016 en España. A diferencia de muchos fotógrafos, incluidos extranjeros como Robert Capa, que iban y venían, el berlinés nacido en 1906 cubrió ininterrumpidamente el conflicto, desde el 18 de julio de 1936 hasta febrero de 1939. Sin embargo, al caer el último bastión antifranquista huyó a Francia, igual que lo hizo antes de su país: sin nada en los bolsillos.
Para Gilberto Chen, fotógrafo y exyerno de Reuter, el descubrimiento de fotos y negativos de Reuter es fenomenal, pero lógico: “Lo de España está bastante desperdigado. Estaban en guerra, una que además perdieron. Su archivo estaba en Valencia”. Su primera cámara fue una Contessa Nettel. Con ella, desde 1929 Reuter empezó a cubrir para revistas de izquierda las acciones de grupos comunistas en Berlín y los ataques de los “camisas pardas”, el ejército privado del partido nazi. Sus fotos se usaron dos años después como prueba para citar a su líder, Adolfo Hitler, a un juicio. También captó la cotidianidad de los barrios bajos de Berlín, en especial de los niños, retratados con dignidad y alegría, aun en la miseria, una constante a lo largo de su existencia.
Para alcanzar España, “Walter Reuter y su primera mujer, Sulamith Siliava, que era judía, salen el 13 de marzo de 1933 de Alemania rumbo a Suiza, montados en un camión del partido nazi. Dicen ser de las juventudes nazis”, explica a DW el mexicano Ariel Arnal, historiador visual, quien prepara una biografía autorizada.
La lata de Walter Reuter
El biólogo Guillermo Fernández Zúñiga -hoy reconocido en España como “el padre del cine científico”- y el fotoperiodista alemán cruzaron sus caminos durante la Guerra Civil. Ambos trabajaron para el Comisionado de Propaganda. Al morir el primero, su viuda donó sus archivos a la Asociación Española de Cine Científico. Y ahí, en 2016, apareció una vieja lata de película con 4.000 negativos, la mayoría inéditos. Al principio se creyó que eran de Zúñiga, pero luego se detectó obra de un fotógrafo distinto. Estebaranz explica al teléfono que, de ellos, “2.200 son de Reuter”. Él y otros dos miembros del equipo de investigación, Rogelio Sánchez, albacea de la colección, y Alfredo Moreno, historiador de arte, pudieron cotejarlo al comparar algunas de las 1.200 imágenes del fotorreportero alemán publicadas en impresos de época, resguardados en la Biblioteca Nacional de España.
“La última fotografía conocida de Reuter es del 16 de enero del 39. Es de un soldado que hace un acto heroico... Más o menos el día 26 de enero cae Barcelona e inicia el exilio. Estuvo trabajando comprometido con el gobierno republicano hasta el último momento: el que el apagó la luz fue Reuter”. Después de eso su obra se perdió. La dejó encargada en una oficina de prensa con la encomienda de mandársela a suelo galo, lo cual no sucedió.
El mayor archivo del fotógrafo alemán está en México, donde vivió desde 1942 y murió a los 99 años. Consta de más de 96 mil imágenes y negativos resguardados por su hija menor, Hely Reuter, fruto de su segundo matrimonio con la mexicana Ana María Araujo. Con el hallazgo en España -analizado gracias a una subvención del Ministerio de Presidencia ibérico-, “se podrían alcanzar las 100 mil piezas. Reuter nunca contabilizó ni rastreó sus fotos, las tomaba porque le gustaba”, narra a DW Gilberto Chen, supervisor de la colección mexicana. “También destruyó mucho al final de su vida, decía que no servía. En realidad, había mucho más”.
Quince años como español
El 22 de abril de 1942, Reuter, su mujer, Sulamith Siliava, y su primogénito Jasmín, nacido en Málaga, llegan a México, tras años de separación forzada. Mientras él disparaba fotos en España -tras darse cuenta de era incapaz de matar a nadie-, su familia se exilió en París. Al tratar de alcanzarla, fue detenido en un centro para alemanes en Francia, luego enviado a un campo de trabajos forzados en Argelia, de donde se fugó.
“Tenemos un documento de la República Española que dice que Walter Reuter es español, no sabemos cómo lo obtuvo. Permanecerá así de 1942 hasta 1957, cuando recupera la nacionalidad alemana que Hitler le quitó”, cuenta Arnal, profesor investigador del departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana de México. “Nunca se nacionalizó mexicano, será alemán hasta el fin de sus días. Por un acuerdo entre México y la República, los españoles podían nacionalizarse mexicanos. Al día siguiente de pisar el puerto de Veracruz, se la ofrecen, pero él la rechaza”.
El fotógrafo de confianza
Las investigaciones muestran que Reuter contribuyó a los fines propagandísticos republicanos. Por ejemplo, sus fotos ilustraron dos grandes proyectos sociales: las colonias escolares, instituciones educativas que refugiaron a niños afectados por la guerra, y la cartilla escolar, método de alfabetización para soldados de ese bando. “Son la imagen que la República quería dar en el extranjero sobre su lucha y posicionamiento democrático”, relata Aku Estebaranz, experto en fotos históricas. “Cuando el gobierno tenía un gran proyecto y quería difundirlo, al que llamaban era a Reuter. Fue una persona de su absoluta confianza”.
Antes del hallazgo, se pensaba que Gerda Taro, amiga entrañable del fotoperiodista y también fotocineasta, había plasmado más momentos del Segundo Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, que en julio de 1937 reunió a intelectuales de todo el orbe. No obstante, “la lata contiene más de 300 negativos y en otras fuentes han aparecido cantidades pequeñas, lo que suma unos 400 fotos y negativos”. En ellos se ve a Ludwig Renn, Hans Kahle, Bodo Uhse, María Teresa León, Manuel Altolaguirre, Miguel Hernández, Rafael Alberti, Elena Garro o Pablo Neruda. Otras joyas son el único reportaje de un hospital de leprosos de la Guerra Civil o cuando la República pide a los más famosos brigadistas internacionales abandonar España para indirectamente sacar a las tropas italianas, alemanas y marroquíes que apoyaban a Francisco Franco.
Sonrisas hasta en los peores momentos
A México, donde encontró la paz y una segunda familia luego de enviudar, Reuter “trajo esa nueva idea del fotoperiodismo moderno, donde no solo son imágenes complacientes, sino con una carga ideológica fuerte”, dice a DW Juan Carlos Valdez, director de la Fototeca Nacional de México. “Su lucha contra el fascismo marcó su mirada”, añade. “Marcó parámetros para muchos fotógrafos de las nuevas generaciones de aquella época y de medios importantes del México de su tiempo”. Por el ritmo y la frecuencia con que Reuter tomaba fotos, Aku Estebaranz, que espera más fondos para seguir su investigación, piensa que la cifra de fotos que hizo de la guerra pudo ser mayor y lo destaca como “un gran fotógrafo humanista”. Plantea que “una característica muy interesante en él es su capacidad para empatizar con el retratado y hacer sonreír a alguien hasta en las peores condiciones: en la guerra o tras un bombardeo”.
Una cuestión emocional que le impedía a Reuter retratar la pornomiseria y su lástima...
Arnal, quien ha visto el contenido de la lata, asegura que el archivo español de Reuter sorprenderá cuando salga a la luz, por la cobertura y sus temas. “Será tan valioso como cualquiera de los archivos completos –que no son más de unos cinco- que se han encontrado de la Guerra Civil. Él estará en primera línea por la cantidad y la calidad”, dice emocionado al teléfono. Por eso y por “una cuestión emocional que le impedía a Reuter retratar la pornomiseria y su lástima”, el especialista concluye que el Premio Walter Reuter, que se entrega desde 2006 en México, “está más que merecido porque el periodismo debe ser empático”.