La muerte de un ser crucial en la vida de la artista visual y directora Carla Melo Gampert, su perra Conga, desencadenó en ella una profunda reflexión, que se fue ampliando en foco y en sentimiento hasta abrazar un hecho tan fuerte, duro, doloroso, maravilloso y admirable como el de crecer mujer.

Así nació La perra, una película animada como ninguna en la historia de Colombia, con una sensible y brutal naturaleza orgánica que derriba fronteras. Por esa factura fue escogida para integrar la selección oficial del Festival de Cannes 2023 entre un universo de 4.300 producciones aspirantes, convirtiéndose en la primera película animada nacional en llegar a tan alto escenario. Y la bogotana nacida en 1993 no oculta a SEMANA su reacción: “¡Todavía no me la creo! Me alegra mucho por la animación latinoamericana y por todo el trabajo que hay detrás de esto. Después de tres años, finalmente la película se va a ver, es demasiado emocionante”.

Un impresionante afiche para una impresionante producción. | Foto: Evidencia Films

Se entiende su estado de incredulidad. En este momento rompe la ola de tres extenuantes años de entrega absoluta a una obra, que desde ahora la audiencia empieza a apropiarse. Para Melo, todo empezó en pandemia, cuando entendió rápidamente que en el cine se va de cabeza o no se va. Para aplicar a las convocatorias, impulsada por el feedback de los talentosos productores que se aliaron a su talento, completó un guion en diez días y se sumergió en la titánica tarea de preparar el storyboard: fueron “unos 150 y pico dibujos que hice a toda velocidad, que me tocaba escanear y luego armar en el computador”. Enfrentada también al diseño de personajes y de los fondos, Melo confiesa que “hubo algo de esa presión que sacó algo que tenía que contarse, esta historia de La perra”.

Meditar con la cabeza y el corazón sobre el animal que la llenó de amor en tiempos difíciles llevó a la artista visual bogotana a varios lugares, personales pero también sociales. La hizo pensar sobre las sensaciones grotescas asociadas a crecer como mujer en estos tiempos y sobre una relación con su madre, que, de niña, se hizo difícil luego del divorcio (un hecho doloroso que le significó la suerte de amar a Conga) y que no se hizo más fluida cuando ella se hizo mujer. Porque, cuenta, “hay un momento en que la hija empieza a crecer y su madre a envejecer. Y, en ese momento, hay algo de tensión entre mujeres, en las relaciones madre e hija. La hija viene a reemplazar ese lugar de mujer que tenía la madre, y es algo de lo que no se habla tanto. Y la perra es como ese vínculo madre-hija, representa el amor. Y solo la palabra ‘la perra’ transmite un poco la tensión que hay. Hay un juego ahí. La perra es muy importante. En esta sociedad, como palabra, una perra podría ser una madre…”.

En los momentos más dolorosos, hay compañías que salvan vidas a presente y relaciones a futuro. | Foto: Evidencia Films

Melo caviló también sobre esos roles de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, sobre el lugar que ocupaba y que ocupa la mujer, sobre la idealización que se le asigna y la culpa asociada a no ajustarse a ella. En ese proceso, la artista evocó experiencias de referentes cercanos como su madre, sus compañeras de colegio y miles de mujeres más, idealizadas o no, con las que entró en contacto desde la humanidad o las pantallas. “La muerte de mi perra me marcó también el final de una adolescencia y de una infancia. Y sentía que había algo incómodo en crecer. Y de eso forma parte esta manera de juzgarnos, entre mujeres, de la sociedad y cómo mira a la mujer. Todavía tengo muchas preguntas alrededor de este tema, y el corto es una forma de verlo”, dice desde Francia.

Su corto, en efecto, tiene una inspiración biográfica, pero no se queda anclado a ella. “Sí hay un punto de partida, mi relación con mi madre. Cuando mis padres se separaron, yo la empecé a odiar, y había algo como que ella era la culpable. Y, obviamente, no es así, pero uno es un niño y no entiende mucho”, confiesa la directora. “También hay una idealización del cuerpo. En el corto es una mujer muy voluptuosa, que es en realidad la mujer que construye la sociedad. Es un cuerpo que sale de las telenovelas, el cuerpo que uno quisiera ser, el cuerpo que no se debe ser, porque incita al deseo. Entonces, sí era una mezcla de todas las mujeres idealizadas. Y siento que hay un límite con la monstruosidad que me interesa mucho. El corto empezó siendo muy autobiográfico, pero el personaje de la madre se volvió después muchas mujeres a la vez”.

Hay conexiones que no se pueden expresar en palabras. | Foto: Evidencia Films
La perra no es eterna... | Foto: Evidencia Films

En este estudio inquietante sobre la relación entre hembras, que por cuestiones de la vida ven sus mundos chocar entre ellas y contra los machos (en general decepcionantes), la perra de cuatro patas subsana la compleja situación a su manera y tiende un puente de cariño entre las partes. Y desde su arte visual y su muy anárquico trazo de tinta y acuarelas, Melo conjugó sus reflexiones en la notable animación.

La perra, la única producción colombiana en Cannes 2023, deja huella en muy poco tiempo. La creación de 14 minutos es genuina y global desde su impulso creativo y su capacidad de expresión. El corto late desde su naturaleza orgánica, como un corazón abierto, y esto lo hace fascinante, inquietante y hermoso a la vez. Y es desde ese prisma que provoca lágrimas, incomodidad, dolor, experiencias amargas, liberación, validación, desencuentros y reencuentros llenos de corazón que no parecían factibles.

Siempre navega una incomodidad innegable, el corto, pero es tan humanamente imperfecto y sensorial que no deja más opción que abrazarlo, y en esto mucho tiene que ver su técnica. “La acuarela mezclada con tinta negra daba pie a la idea de sacar errores, porque es complicado controlar el gesto del trazo. Esto era lo que me interesaba, porque es bello y también monstruoso, al igual que la mirada a la mujer, que es lo que me interesa”.

Ojo de Evidencia (Films)

La película es producto del talento impresionante de Melo, pero también se alimentó con impulsos creativos tan oportunos como afinados. Porque estas reflexiones sobre la perra y la mujer encontraron a la artista en pandemia, justo cuando Franco Lolli y Capucine Mahé, de Evidencia Films, le proponían trabajar en una película juntos. Esta pareja, de amplias alas y visión, que ha visto cinco de sus producciones llegar a Cannes en apenas diez años de existencia, reclutó a Melo para hacer cine animado como no se había hecho aquí. Inspirados por la impresionante expresión visual que la bogotana demostró en su primer corto (el experimental Por ahora un cuento, que estrenó en el Festival de Annecy), Lolli y su “socia y mujer”, Mahé, se subieron al bus.

“El deseo de trabajar con Carla nació por lo que vimos en ella como directora, como animadora, como dibujante. Y luego ella nos contó un poco esta historia de su perra y de una relación madre-hija, y ahí yo me sentí muy cercano (Capucine también), porque en nuestra empresa hemos trabajado mucho el tema de la figura de la madre, de la maternidad, de las relaciones familiares, y también nos encantan los perros”, explica el productor a SEMANA.

Sobre a qué atribuye la llegada de sus producciones en Cannes, Lolli cuenta que “algo esencial en Cannes, en Venecia, en Toronto, y en todos los grandes festivales del mundo, es que buscan películas de gran calidad en las que se sienta la mirada única de un director. Nosotros en Evidencia nos guiamos por la mirada de los directores, por su originalidad y potencia”. Lolli reconoce que su sello representa algo en Cannes cuando envían sus películas, pero confiesa también que nunca sobra la suerte de encontrar un público receptivo.

Artista visual, directora y mujer en el siglo XXI, Carla Melo Gampert nació en Bogotá en 1993. | Foto: .

Palabra de directora

Compartimos nuestra charla entera con la joven directora, cuyo trabajo vuela por el mundo con más y más viento...

SEMANA: ¿Cómo se siente estar allá, a poco de estrenar su corto en Cannes?

Carla Melo Gampert: Yo todavía no me la creo. Y me alegra mucho por la animación latinoamericana, y por mucho más, que hay detrás de esto. Estoy en shock, ¡no, mentira!. El corto se presenta el 26 de mayo, a las 11 de la mañana, y luego hay otra función a las 4 de la tarde. Y, después de tres años finalmente se va a ver. Esto es demasiado emocionante.

SEMANA: Esos tres años de trabajo, cuéntenos cómo se desarrollaron...

C.M.: Eso fue en pandemia, que Evidencia Films me contactó con la idea de mandar al FDC. Antes mandamos a Idartes y escribimos muy rápidamente, como en diez días, un guion. Yo se lo mandaba a Franco, él me daba un feedback. Y no era solo escribir el guion, también hacer el storyboard, que fueron 150 y pico dibujos, que hice flash, así, a toda velocidad, que me tocaba escanear, que me tocaba armar en el computador. Y el diseño de personajes y los fondos. Hubo algo de esa presión que sacó algo que tenía que contarse, esta historia de La Perra. Primero vino Idartes, luego el FDC y después, con los coproductores franceses se consiguieron los fondos en Francia.

SEMANA: Narra de forma muy brutalmente sensible, con acuarelas inquietas de trazo particular. Háblenos de esa manera de narrar, sobre cómo forjó ese proceso y esas imágenes...

C.M.: Yo vengo de las artes visuales. Y solo hice una clase de animación, entonces hay algo que me parece interesante: no sé mucho de la técnica de animar. Obviamente, después de hacerlo tanto tiempo se hizo una escuela, pero había algo del no saber que sacaba algo muy intuitivo desde las artes y no tanto desde el control del movimiento del dibujo. Hice la animación en acuarela y tinta. Y con la acuarela uno se imagina unos dibujos muy bonitos, como de colores, cuidados, de florecitas. Pero, en este caso, la acuarela mezclada con tinta negra daba pie a la idea de sacar errores, imperfecciones, porque es algo que es muy difícil controlar. Es complicado tener un control sobre el gesto del trazo. Esto era lo que me interesaba, porque, por un lado, es bello y también monstruoso. Al igual que la mirada a la mujer, que es lo que me interesa.

SEMANA: La mirada sobre ser mujer es clara, es fuerte, es física y tensa. ¿La había trabajado antes? ¿Cómo la abordó en esta obra?

C.M.: En el pasado, siento que no me interesaba tanto el tema alrededor de la mujer. La Perra siempre apareció en mis dos cortos, uno de ficción y uno de animación. Pero era algo que estaba muy latente, sin saberlo. Y en este corto vino justo después de la muerte de mi perra. Me empecé a preguntar mucho sobre la palabra perra, sobre el colegio donde crecí, sobre las compañeras. Creo que la muerte de mi perra me marcó también el final de una adolescencia y de una infancia. Y sentía que había algo incómodo en crecer. Y de eso hace parte esta forma de juzgarnos, entre mujeres, de la sociedad y cómo mira a la mujer. Todavía tengo muchas preguntas alrededor de este tema, y el corto es una forma de verlo. Todavía no tengo la distancia, pero me emociona mucho que llegue al público porque también me va a dar un reflejo de la historia que no conozco aún. Ahora empieza a tener una vida propia, en el momento en que es visto por otras personas, otros universos.

Madres e hijas, reclamos y preocupaciones que se convierten en traumas... | Foto: Evidencia Films

SEMANA: Se percibe un tema de madres e hijas, de desencuentros y reencuentros. ¿Es biográfico? ¿Hasta qué punto?

C.M.: Sí hay un punto de partida, mi relación con mi madre. Cuando mis padres se separaron, yo la empecé a odiar, y había algo como que ella era la culpable. Y obviamente no es así, pero uno es un niño y no entiende mucho. También hay una idealización del cuerpo. En el corto es una mujer muy voluptuosa, que es en realidad la mujer que construye la sociedad. Es un cuerpo que sale de las telenovelas, el cuerpo que uno quisiera ser, el cuerpo que no se debe ser, porque incita al deseo. Entonces sí era una mezcla de todas las mujeres idealizadas. Y siento que hay un límite con la monstruosidad que me interesa mucho. Entonces, empezó siendo muy autobiográfico pero, el personaje de la madre se volvió después muchas mujeres a la vez.

SEMANA: Desde el color parece usted sugerirnos eso, porque esta madre es púrpura, pero no del todo después de un punto... Sus personajes son animales humanoides, cuéntenos de esta escogencia.

C.M.: Voy a ser muy sincera. Cuando hice mi primer corto de animación, yo no sabía cómo dibujar humanos. Entonces dije como, “bueno, les pongo un pico”. Y me terminó gustando mucho esto, porque las aves pueden ser o gallinas, y sabemos que en la sociedad la gente se refieren a las mujeres como gallinas, de una forma despectiva, pero también pueden ser garzas, aves, o gallos. Y el gallo siempre es visto como mucho mejor que una gallina, con su pecho grande y presencia, y la gallina como una cobarde.

Hay algo ese ese juego que me interesa, y en esta animación quería seguir explorando eso. Pero esta vez con cuerpos humanos. Sobre los otros animales.

SEMANA: Y los machos, qué son...

C.M.: Hay un cocodrilo ahí, y me parecía macho. Y se inspiraron en juguetes que tuve en mi infancia, siempre muy presentes.

SEMANA: La escena de la salsa es bien especial en su giro, su cambio de dinámica, su baile. Cuéntenos de ella...

C.M.: Me gusta mucho la salsa. Yo necesitaba que el personaje principal en un momento se fuera de fiesta, y me preguntaba cómo el personaje podía volverse una perra con la danza y todo esto. Hubiera podido ser un reggaetón, pero había algo en la salsa como muy melancólico. Además, mi madre es bajista y tocó mucho tiempo salsa, y no sé, hay algo muy personal ahí. Finalmente, no es una perra en la fiesta. Pero encuentra al hombre, al macho, al príncipe que al final no lo es.

Ahí cambian los colores. Quería que en la fiesta se sintiera más brillante todo. Y en cuento a la música, fue una búsqueda larguísima. yo quería otras canciones, quería “Quítate de la vía perico” (de Ismael Rivera), u otra que se llama “Chin Chon Chau” (de Louie Ramirez), pero finalmente creo que esta es la mejor. Ya sería muy raro oír otra canción ahí.

Crecer y desarrollarse, experimentar tiempos de ansiedad y reacciones que dan pie a distancias. | Foto: Evidencia Films

SEMANA: La perra, el animal, una presencia importante para esta joven cuyo pico roto no se comunica como antes...

C.M.: No había leído el pico roto como una falta de comunicación, o que se rompe algo. Pero sí hay un momento en que la hija empieza a crecer y su madre a envejecer. Y en ese momento, hay algo de tensión que pasa entre mujeres, en las relaciones madre e hija, que no se habla tanto. La hija viene a reemplazar ese lugar de mujer que tenía la madre, y sí, es algo que no se habla. Y la perra es como ese vínculo madre-hija, pero representa el amor. Y solo la palabra “la perra” transmite un poco la tensión que hay. Hay un juego ahí. La perra es muy importante. En esta sociedad, como palabra, una perra podría ser una madre…

SEMANA: Cuéntenos del trabajo con Evidencia Films, con Franco Lolli.

C.M.: Fue mucho trabajo. Ellos trabajan mucho, y son muy buenos. En lo narrativo, me mostraron el mundo. Mi otra animación era totalmente experimental, y a mí eso me pareció muy difícil. Y es un reto muy duro. Descubrí que en el cine hay que trabajar demasiado. Y fue muy lindo porque me empujaron a sacar lo mejor que se podía del corto. Todo era en función del corto. Y pues, se ven los resultados. Estamos en Cannes. Fue duro, mucho trabajo, pro ahora es como que no puedo de la emoción. Siento que todo valió la pena. Y tuve un equipo muy sólido. Le agradezco a los productores, al equipo de entintadores, de animadores. Y se hizo una amistad muy bonita.

SEMANA: ¿Alguna inspiración particular en estas acuarelas?

C.M.: En los últimos años, cuando empecé a hacer curadurías de animación y a ver muchas animaciones, sí hay artistas que me parecen increíbles, como Marta Pajek, una animadora que habla de la feminidad y solo con un trazo logra expresar mucho. Es un referente que me gusta mucho, que me ayuda para pensar.

De hembras que crecen y machos que las cortejan... | Foto: Evidencia Films

SEMANA: ¿Su madre vio el corto?

C.M.: Mi mamá no ha visto el corto, realmente no sé cuándo lo verá, pero me gustaría que fuera en grande y en cine. Ella me ayudó mucho en todo el proceso, en el apoyo. YO medio le conté sobre la historia, pero no mucho. Sabe que es sobre la perra, pero la perra animal, Conga, nuestra mascota que teníamos. Y también he hablado mucho con ella sobre la mujer, y esta madre del corto no es mi madre. Es una aglomeración de madres, de mujeres, de idealización de mujer, de las mujeres que veía en la telenovelas, es la mujer en general. Una ve hecho el corto, y una vez proyectado, se sale de ese lugar autobiográfico, entonces no creo que ella lo vea como “esa soy yo”. Lo que sí se reconoce mucho es mi perra.

Pienso mucho que es también la relación hija y madre, pero universal, y en el último momento del corto, que se abrazan, me imaginaba mucho a mi abuela, como abrazando generaciones, a mi y a mi mamá. Nunca me identifiqué, nunca dije “esa es mi mamá” (de pronto más al principio de la historia, pero después de convierte). Y además es una mujer muy voluptuosa, y mi mamá no es así. Quería jugar con el cliché, que no es para nada mi mamá. Ella es bajista, se llama Natalie Gampert y es una bajista reconocida aquí en Colombia en el mundo de jazz, de fusión, entonces hay mucho del lado artístico en lo que me ayudó.

SEMANA: ¿Leyó ‘La perra’ de Pilar Quintana?

C.M.: La verdad no la leí hasta hace poco más de una semana. Me hablaron mucho del libro, me preguntaban mucho si lo había leído, y como que no sabía mucho si había algo en común o no, aparte del título. Yo pensaba que era sobre una madre, pero es sobre una madre de una perra. Me gustó muchísimo, me gustó haberlo leído después. De hecho, lo leí en un avión justo antes de Cannes. Me pareció muy fuerte el final (que no spoilearé). Me encantó la relación, como la perra hace volver a esa humana mujer, como que le devuelve un reflejo y sus recuerdos, y la hace revelar algo muy infantil... Me gusta cómo la va transformando en lo que es o en lo que fue.. No sé bien cómo explicar, pero esa relación perra-humana me tocó muchísimo. Eran como la misma, en la manera en la que esa perra toca a esa humana. Me encantó. Quizá hubiera preferido no leer el final. Es muy duro.

La delegación colombiana liderada por el cineasta Ciro Guerra y el director Franco Lolli, protesta por el asesinato del director de cine colombiano Mauricio Lezama a su llegada al estreno de la película 'Sorry We Missed You', durante la 72 edición del Festival de Cannes (Francia).

Palabra de productor

SEMANA: Cuéntenos sobre cómo nace ‘La Perra’. ¿Qué vio en Carla?

FRACO LOLLI: ‘La Perra’ nació de un deseo de mi socia y mujer, Capucine Mahé. Ella había visto el primer cortometraje de Carla (Por ahora un cuento), que estuvo en Annecy, y le pareció que Carla tenía un talento fenomenal para animar y para dibujar. Y una sensibilidad de directora muy fuerte. Capucine me mostró el corto, yo estuve de acuerdo con ella, y en ese momento le dijimos, “¿cómo hacemos para hacer una película contigo?”. El primer deseo nació de trabajar con Carla por lo que vimos en ella como directora, como animadora, como dibujante. Y luego ella nos contó un poco esta historia de su perra y de una relación madre-hija, y ahí yo me sentí muy cercano, Capucine también, porque en nuestra empresa hemos trabajado mucho el tema de la figura de la madre, de la maternidad, de las relaciones familiares, y también nos encantan los perros, así que de los perros.

SEMANA: En diez años, cinco películas en Cannes con Evidencia Films... ¿hay un secreto para llegar?

F.L.: Hay algo que es esencial en el Festival de Cannes pero posiblemente en el de Venecia, en el de Toronto, todos los grandes festivales del mundo, y es que ellos ante todo buscan películas de gran calidad y películas donde se sienta la mirada única de un director. En eso, creo que los trabajos que hemos producido en Evidencia y que han tenido la suerte de quedar en Cannes (pero también los que han quedado en Toronto o en otros festivales), tienen eso. Nosotros nos guiamos por la mirada de los directores, por su originalidad y por su potencia.

Luego, también conocemos bien el festival, sabemos el tipo de cosas que seleccionan. En Cannes, a diferencia de otros festivales, el rango es muy amplio de géneros, de tipos de películas, de ritmos, pero igual tiene esa cosa muy dedicada a un cine de autor, ya un cine sensible y potente a la vez. Y eso tratamos de hacer en Evidencia. Tal vez nuestra mirada, y la mía como director también, se une bien a lo que es el festival de Cannes. Y también hay otros festivales que nos encantan y donde hemos tenido la suerte de estar. Y luego, no dejar de considerar el factor suerte, porque al final toca que la gente vea la película en el momento correcto, cuando está de buen humor, o “está abierto”, tiene abiertos los chacras para recibir la propuesta que uno les envía. Creo que hemos tenido suerte, también tenemos una mirada que funciona bien con ellos. Pero tenemos suerte. Y nos conocen, nuestro sello representa algo cuando enviamos las películas allá. Todo eso ayuda.