En un intento por buscar los ‘nuevos clásicos’ del cine, la British Broadcasting Corporation (BBC) convocó a 177 críticos de 36 países para que propusieran, cada uno, las diez mejores películas en lo que va del siglo XXI. A partir de las 599 propuestas recibidas, finalmente llegaron por consenso, por la repetición de títulos en las listas individuales, a las mejores 100.El listado, que apareció la semana pasada en la sección cultural de la BBC, causó un enorme debate en internet. La gente opinó sobre las películas escogidas, sobre su posición en el ranking, y discutió si efectivamente Mullholland Drive (2001) –dirigida por David Lynch, quien ganó en Cannes el premio a mejor director con esa película– es el mejor largometraje de estos 16 primeros años del siglo.La idea surgió de otra lista, hecha también por la BBC el año pasado, acerca de las 100 mejores películas estadounidenses de todos los tiempos. Como solo seis de las seleccionadas son posteriores al año 2000, los editores se encontraron ante el prejuicio extendido de que ‘ya no se hacen como antes’. Y por eso decidieron esta vez buscar lo mejor y más representativo del cine mundial contemporáneo.Como ocurrió en la redacción de SEMANA, varios cinéfilos del mundo debatieron los resultados del listado y muy pocos se pusieron de acuerdo. Más allá de que toda selección es subjetiva –en este ranking los críticos ni siquiera debían explicar por qué habían escogido su preferida–, una clasificación como esta resulta inevitablemente sesgada en un mundo globalizado y digital, en el que la crítica no tiene el mismo peso que antes, en el que cada vez se hace más cine (con métodos alternativos de producción y financiación) y al que es imposible visualizar en su totalidad.Aunque solo dos ganadoras del Óscar a mejor película entraron en el top 100 –Sin lugar para los débiles (2007) de los hermanos Coen, que alcanzó el décimo puesto, y 12 años de esclavitud (2013) de Steve McQueen, que está en el 44–, esta lista no se separó de la idea original.De los 177 críticos consultados, 81 son estadounidenses. Otros 19 son de Reino Unido y el resto se reparten entre países como Canadá, Cuba, Francia, China, Alemania, Colombia, India, Israel, Italia y Chile. Tal vez por eso –afirma el crítico Samuel Castro, uno de los invitados a participar en este sondeo– en el listado hay poca variedad y aparecen tantas películas del mundo anglosajón, que no acostumbra ver filmes con subtítulos, sobre todo en Estados Unidos.“Solo un ejemplo: desde Colombia, yo pondría en la lista un par de títulos nacionales. Pero es muy probable que un crítico de Burkina Faso incluya algún largometraje significativo para su país”, dice Sandro Romero Rey. Lo mismo señala Manuel Kalmanovitz, otro de los críticos colombianos participantes: “En mi ‘top’ 10 puse una de Víctor Gaviria (‘Sumas y restas’) que me parece muy buena porque nos ayuda a entender dónde vivimos, pero es una película que no circuló casi y que no tiene la menor posibilidad de salir en la lista ponderada”. El consenso surge, entonces, entre las películas con mayor visibilidad, ya sea por su distribución, el país de origen o la fama del director, porque se trata de películas de culto en ciertos casos, o porque tuvieron un impacto determinante en la cultura popular en poco tiempo. La calidad es solo uno de los factores que influyen en listados como este. Con algunas excepciones, las que aparecen son buenas películas consensuadas entre las más visibles y más vistas.El listado riñe totalmente con el de las películas más taquilleras (entre las que están, por ejemplo, Avatar, Star Wars, The Avengers) porque se concentra en otro nicho. En palabras de Kalmanovitz “la lista representa bien un segmento del cine: el lado del cine arte no muy raro y que se ve a menudo. Se trata de las cosas buenas que uno podría ver fácilmente, digamos, en Avenida Chile, no las cosas extraordinarias y raras, que en ese circuito sucumben rápidamente. Y digo ‘extraordinarias’ no necesariamente en sentido positivo, sino en el literal, ‘fuera de lo ordinario’. Es como una lista básica para alguien que ha estado 16 años metido en una jungla y sale y quiere ver qué ha pasado en el cine en este tiempo”. Salvo algunas excepciones, como dice Sandro Romero, “se trata en su mayoría de largometrajes de ficción y de distribución comercial”.Y muy llamativa es la ausencia casi total de documentales, de películas latinoamericanas, de directoras, como es previsible, y de directores con alta fanaticada como Tim Burton, Clint Eastwood y de Woody Allen con su grandiosa Match Point. También se extrañaron títulos como A Single Man, La cacería, Río místico, La sal de la tierra, Drive, Las horas, Vals con Bashir, Revolutionary Road, Amores perros, La isla siniestra, Adiós a Lenin, Los educadores, The Wind That Shakes the Barley, Capote, La ola, Little Miss Sunshine o Birdman.Hay quienes aprecian las listas, y también la idea de que vayan surgiendo diferentes cánones, tanto para formar un criterio como para rechazarlos. Juan Carlos González, otro de los críticos colombianos que aportaron al listado, dice que estas selecciones sirven para pensar el estado del cine contemporáneo y constatar la disparidad de criterios de los críticos, y que, lo mejor, es descubrir en ellos títulos o autores que uno había dejado pasar por alto.Otros cuestionan la idea de que en tan pocos años se pueda determinar lo que es un clásico y lo que no. “El tiempo va decantando las películas en la memoria cultural de la humanidad”, dice Mauricio Reina, que también opinó en este ejercicio de la BBC. Y, por último, hay quienes se oponen a la selección. En términos de Hugo Chaparro: “Cuando el mundo se reduce a una lista descubro la banalidad de los ‘hit-parades’, preocupados por enumerar sin argumentar. ¿Importan las ausencias ante las menciones que inventan un ‘hall’ de la fama cinematográfico? Los santos de un arte son venerables, pero también sus herejes”.