Con el mismo nombre de la obra cumbre de León Tolstoi, Guerra y paz, Labbé tituló uno de los libros con que invita a los niños mayores de 8 años a reflexionar sobre un asunto que generalmente les cuesta entender: ¿por qué hay tantas guerras si en la Tierra la mayoría de la gente quiere la paz? Esta entrega hace parte de Píldoras de sabiduría, una colección de más de 50 libros escritos por ella, Michel Puech y François Dupont-Beurier, cuyo propósito es ayudar a los niños a reflexionar sobre las preguntas que se hacen normalmente. Labbé participa de la Feria del Libro de Bogotá (Filbo) y SEMANA habló con ella.SEMANA: ¿Por qué decidió explicarles a los niños temas tan complejos como la guerra y la paz, la violencia y la no violencia?Brigitte Labbé: La guerra hace parte de la vida de los niños. Ellos oyen hablar de ella, ven imágenes de ella en la televisión y, a veces, la viven en carne propia. Con Michel Puech y François Dupont-Beurier, los dos otros autores de la colección, decidimos no dejarla de lado porque a fin de cuentas el conflicto hace parte de sus cuestionamientos y eso es precisamente lo que trata de resolver la filosofía: preguntas. SEMANA: ¿A qué se debe que en esta colección los temas de cada una de las píldoras sean antónimos: La guerra y la paz, Niños y niñas, La naturaleza y la contaminación, La violencia y la no violencia?B.L.: Al momento de entender un concepto, pensar en su opuesto sirve mucho. Cuando uno piensa en la justicia, necesariamente piensa en la injusticia; cuando piensa en la belleza, piensa en la fealdad, y así sucesivamente. Si para un adulto esa contraposición es útil, para un niño mucho más.SEMANA: ¿Qué busca usted cuando escribe libros para niños sobre la guerra?B.L.: Que ellos se lleven una caja de herramientas que puedan utilizar cuando un conflicto estalle en su casa, en el colegio, con sus amigos…que puedan encontrar cómo convertir un conflicto en una reflexión mediada por las palabras y no la fuerza.SEMANA: La filosofía que se aprende en el colegio generalmente es vista como algo complejo y de poca utilidad para la vida cotidiana. ¿Qué tan cierto es eso?B.L.: La filosofía, tal como la concebimos Michel Puech, Pierre François Dupont-Beurier y yo, no es algo abstracto y aprenderla no debería ser un paso más para graduarse del colegio o aprobar el año. Si la filosofía no ayuda a mejorar la vida, no sirve para nada.SEMANA: La paz es tal vez uno de los conceptos más difíciles de definir. Usualmente sus definiciones son abstractas o utópicas. ¿Cómo se la explica usted a los niños?B.L.: Mi trabajo consiste en transmitirles a los niños ideas filosóficas que generalmente son vistas como complejas. Más que una definición de la paz, lo que importa es comprender que la paz se construye, que nunca es definitiva y que cuidarla es necesario.  SEMANA: ¿Qué tan importante es que los niños entiendan lo que implica la guerra?B.L.: ¿Comprenderla? Creo que ni siquiera los más sabios lo han logrado. Solo espero que conozcan cómo evitarla. SEMANA: Usted les habla a los niños con palabras de adulto (por ejemplo estado natural y estado de derecho, crimen de guerra y crimen contra la humanidad, disuasión) pero, sorprendentemente, logra que el tema sea fácil de comprender, ¿cómo hace para lograr ese efecto?B.L.: Mi intención siempre ha sido romper con el tabú de que los niños entienden menos que los adultos. Por eso les hablo con un lenguaje directo y no para dummies. Lo que sí intento es usar la lógica que ellos manejan para entender las cosas. Cuando escribo me obsesiona que el niño no se encuentre con una palabra que lo desanime, que lo haga abandonar la lectura o que lo haga sentir que no es capaz de ir más lejos. ¿Cómo hago eso? Pensando cada palabra. SEMANA: ¿Por qué es importante que un niño filosofe? B.L.: Los niños no deben esperar a filosofar, ellos están en una edad plenamente filosófica. Si nosotros los adultos nos tomamos el tiempo suficiente para escucharlos, nos daríamos cuenta que las preguntas que ellos se hacen de manera natural son completamente filosóficas. ¿Por qué vivimos?, ¿Por qué los hombres se agreden?, ¿Qué hay después de la muerte?, ¿Por qué tenemos que trabajar?, ¿Por qué dices que la mesa es bella?, ¿Por qué hay que ir al colegio?  ¡Qué más filosófico que eso!SEMANA: ¿Cómo deberían responder los adultos a esas preguntas?B.L.: Yo creo que nuestro rol es acompañar ese cuestionamiento, no asfixiarlo con respuestas prefabricadas. Hay que mantener viva esa capacidad que tienen los niños de maravillarse con cualquier cosa. SEMANA: ¿De qué se libraría el mundo si los niños entendieran desde pequeños estos temas?B.L.: No habría borregos que solo obedecen y, de una vez por todas, podría componerse de espíritus críticos y librepensadores.*Brigitte Labbé estará conversando con Claudia Rodríguez, subdirectora de Formación y Divulgación de Fundalectura, durante la FILBO el viernes 29 de abril en la Sala María Mercedes Carranza a las 5:00 pm.