Cada vez toma más fuerza la idea de que el rock and roll, aquel que vivió sus años dorados entre las décadas de los años sesenta y ochenta, se encuentra en decadencia o está a punto de morir luego de una larga agonía. Razones sobran para ser pesimistas. Ahora las estrellas de pop, de rap o de reggaetón dominan las principales listas de éxitos y pocas veces una canción o una banda de rock llega a la cúspide de estos conteos. Aunque The Rolling Stones, U2, Metallica o Foo Fighters todavía llenan grandes estadios, no han surgido nuevas bandas que logren las hazañas de sus antecesoras. Pero no todo está perdido. Si bien el sonido, caracterizado por acordes y riffs tocados de manera fuerte, por solos de guitarra, por golpes de batería marcados y por pegajosas líneas de bajo ya no domina la escena mainstream, todavía hay músicos veteranos y jóvenes que no lo abandonan. Ya sea en circuitos alternos, en conciertos medianos o en festivales de verano, ellos trabajan por mantener vivo el legado del rock and roll. Y el concierto dado ayer en la noche por Slash en el Movistar Arena de Bogota es un buen ejemplo. Al guitarrista británico y al cantante Myles Kennedy y su banda The Conspirators, lo acompañaron las agrupaciones Oh‘laville de Bogotá y Blackberry Smoke de Atlanta, Georgia, en una noche en que el rock and roll puro y duro fue el protagonista. Las puertas del Movistar Arenas se abrieron a las 5 P.M y las presentaciones de las bandas comenzaron una hora después. Cabe destacar la puntualidad del evento, ninguna agrupación se retrasó. La cuota nacional estuvo a cargo de Oh‘laville, una banda capitalina que ha participado en Estéreo Picnic, Rock al Parque y South by Southwest de Austin, Texas, y que acaba de lanzar su sencillo En el mar. En la media hora que estuvieron en el escenario tacaron varas canciones de sus dos discos, sin embargo, el buen sonido de la banda se vio afectado por un exceso de eco que en muchas ocasiones saturó el recinto y no dejó escuchar con claridad su música. Hacia las siete de la noche subió al escenario Blackberry Smoke, una banda fundada en Atlanta en 2002 y que pertenece a la oleada de lo que los expertos han denominado el southern/psychedelic/rock y que en desde la década del 2000 ha tomado fuerza. En su corta presentación de más o menos 45 minutos, ellos tocaron 7 canciones, la mayoría de su ultimo disco Find A Light (2018). El vocalista y guitarrista Charlie Starr encendió al público con su ronca vos y con sus solos y ritmos de guitarra. El baterista Brit Turner con una batería pausada pero contundente y el teclista Brandon Still con sus sonidos de órgano lograron crear una atmosfera rocanrolera que rememoraba los bares de motociclistas norteamericanos. Mención especial merece Rock and Roll Again, la típica canción que con unos riffs movidos de blues logró cautivar los oídos del público. Finalmente, a las ocho y cinco minutos de la noche comenzó a tocar Slash, acompañado por el vocalista Myles Kennedy y su banda The Conspirators. The Call of the Wind, perteneciente a su último álbum Living the Dream (2018) fue la primera canción de las 21 que el público pudo disfrutar. Durante casi dos horas el auditorio escuchó canciones de los cuatro discos del Slash (tres de los cuales son con Kennedy) y Nightrain (original de Guns N‘ Roses). Como es de costumbre en sus conciertos, la seriedad de Slash se combinó con el carisma de Kennedy y del bajista Todd Kerns. Ambos con sus voces animaron al público y lo hicieron cantar. Si bien Slash no pronunció ni una sola palabra, salvo para hacer unos cuantos coros, su guitarra bastó para enloquecer a los capitalinos. Además de los riffs pegajosos, el guitarrista británico tocó tres largos solos (uno de ellos duró más de 15 minutos). La parte más emocionante del concierto comenzó cuando Slash tocó Nightrain, luego sonaron las caciones Starlight, You‘re a Lie y World on Fire con la que finalizó el concierto, pero, a los pocos minutos volvió a subir para tocar la clásica Anastasia, inconfundible por su melodía de inicio. En la actualidad muchos críticos y músicos menosprecian a Slash como guitarrista. Consideran que sus ritmos dejaron de ser innovadores y que sus solos repinten una estructura de manera monótona. Pero más allá de las críticas, lo cierto es que Slash creó su propio estilo, tanto estética como musicalmente. Sus solos y ritmos, así como su cabello crespo largo y su sombrero son inconfundibles. Y lo mejor, representan el estilo puro del Rock and Roll, que si bien ya no es tan comercial se niega a morir. Luego de la descarga de rock dada por Slash, a las pocas horas los fans de este género recibieron una excelente noticia: Move Concerts traerá a Whitsnake y Scorpions. Las bandas tocaran el 10 de octubre en el Movistar Arena. La preventa para los clientes Aval comenzará el 15 de mayo y terminará el 17. Estos anuncios muestran que el Rock and Roll no ha muerto y que todavía hay un público de todas las edades dispuesto a escucharlo y disfrutarlo.