El grafiti tiene la magia de lo efímero y la sorpresa. Un día está y al siguiente ha desaparecido, o las condiciones del ambiente van transformando la obra. Puede aparecer bajo un puente, en una puerta, en un muro y hace algunos años en las paredes de galerías de arte.Esta forma de expresión artística nació en los años 60 en Nueva York. Varios grupos de jóvenes y adolescentes empezaron a poner sus nombres y sus apodos en las paredes de sus barrios. Los pioneros no buscaban tener una mayor esteticidad, solo querían que su marca estuviera en cada muro.   Para finales de los años 70 los artistas dibujaban imágenes propias de la iconografía popular, como los comics o dibujos animados, caricaturas, retratos, autorretratos y las dimensiones de las obras empiezan a crecer.Recomendamos: El renacer del grafiti bogotanoEn los 80 la Autoridad Metropolitano de Tránsito de Nueva York inicia una lucha en contra del graffiti; recubren las superficies que tuvieran estas pinturas, se instalan vallas publicitarias y se aumenta la vigilancia en las calles. Además, se reglamenta la venta de pintura para los jóvenes, los medios de comunicación denominaban vándalos a quienes pintaban en las calles y había brigadas de vecinos antigraffiti. Muchos viajan a Europa y a América Latina y es así como empieza a difundirse estas formas de expresión.Pero con el pasar del tiempo de supervivencia, el graffiti llega a los portales de internet, los artistas organizan sus propios concursos y festivales y se asocian con artistas del hip hop, rap y break dance. Es tal la aceptación que las instituciones se rinden y empiezan a ceder cada vez más espacios para que los artistas puedan pintar en las calles sin tener problemas con la ley.Puede leer: Un grafiti que conmemora los cinco años de la muerte de Diego Felipe BecerraEn Bogotá, considerada una de las capitales del graffiti en el mundo, las instituciones culturales de alguna manera han validado esta expresión y han invitado a los artistas a intervenir espacios públicos. Esta semana de hecho se celebra la Semana del Arte Urbano. En el marco del año Colombia Francia y con apoyo de la Alianza Francesa, diez artistas franceses y colombianos intervienen cuatro galerías de Bogotá en el centro y en Teusaquillo.Cedric Reso, uno de los artistas invitados, y quien ha vivido la trasformación del graffiti dijo a Semana.com que el hecho de llegar a espacios como las galerías le permite a los artistas tener el reconocimiento de un público interesado en el arte y esto a la vez representa tranquilidad y oportunidades económicas para artistas que antes vivían en la marginalidad.Sin embargo, piensa que no podría dejar de pintar en la calle porque “al graffitero le interesa que todo el mundo, que cualquier persona pueda ver la obra”.Todavía hay muchos que sienten emoción de pintar las calles sin permisos, sin el trámite que garantice su seguridad propia cuando se trata de superficies de edificios muy altos. La emoción de la caída, de la captura de la policía y el hecho de dejar una marca en la pared que les plazca es algo a lo que no es fácil renunciar, según explica Reso: “A veces siento que soy un perrito que quiere poner su marca en cada pared”.Sugerimos: El graffiti viral antiMundialPara la directora cultural de la Alianza Francesa, Morgiane Laib, “todavía sigue pasando que cuando una obra llega a la galería o al museo de alguna forma se valida el trabajo”. Por eso quieren mostrar que detrás de este arte hay investigación, estética, estilos y procesos de cocreación”.Kid Kreol & Boogie también concuerda que el pintar en una galería les da paz y tranquilidad para hacer trabajos con mayor calidad. Pero de todas formas lo efímero de la obra no se pierde ya que después de unos días estás paredes volverán a estar en blanco.“Hay un gran salto, sin duda- agrega Resó- Los artistas ya son reconocido, ya no te tienes que esconder y es impresionante ver ciudades como Bogotá; creo que cualquier extranjero queda impresionando con la calidad, las dimensiones y el manejo del color de los artistas de este país… Sin embargo hay algo que acompañará siempre las obras del graffiti y es que rienden a desaparecer y ese es su encanto; lo único que quedan son las fotos”.Puede leer: Un palestino vendió un mural de Banksy por 180 dólares*En Teusaquillo en Casa Tinta se presentan obras de Cart’1 (Francia) y Dj Lu (Colombia)  y en Casa Tinta estará Visaje Graffiti (Goin) (Francia). En el Centro Colombo Americano Dexs & Ospen (Colombia), Reso (Francia) fueron quienes intervinieron esta galería y en la Alianza Francesa Centro Kid Kreol & Boogie (Francia), Gleo (Colombia), Guache (Colombia) exploran con sus dibujos la fantasía y el mundo místico.