"Después de cada guerra alguien tiene que limpiar. No se van a ordenar solas las cosas, digo yo”, sugiere la nobel polaca Wislawa Szymborska en su poema Fin y principio. Este mensaje inspira a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo) a propósito de la actualidad colombiana con el proceso de paz. A la vez conecta a la literatura con el pasado, el presente y el futuro de la guerra en su sentido universal.La mayoría de los invitados a la Filbo -encabezada por la actual nobel, Svetlana Alexievich- han escrito y reflexionado sobre las huellas que deja el conflicto. Uno de ellos, por ejemplo, es el periodista francés Olivier Weber, quien lleva más de 20 años cubriendo la guerra en diferentes partes de mundo. Para él, el poema de Szymborska que identifica a esta Filbo (que va del 19 de abril al 2 de mayo) refleja el poder de la esperanza y la desesperación cubierta de cinismo: la manera de sobrevivir a veces. Pero también refleja la hipocresía de los Estados y el trauma que perdura después del cese al fuego.Este tipo de reflexiones estarán presentes en los diálogos que propone la feria, que darán paso a las preguntas que ha dejado la barbarie bélica y a los caminos que escritores, periodistas, sociólogos, ilustradores y poetas han trazado en ese intento por narrarla, algunas veces desde sus experiencias más personales.Es el caso del escritor francés Jean Rouaud, quien conversará con el colombiano Juan Gabriel Vásquez sobre su libro Los campos de honor (1990), en el que plasma las huellas traumáticas que dejaron las dos guerras mundiales en su familia: “Todos los libros sobre los daños de la guerra dicen más o menos lo mismo. La guerra no tiene nacionalidad”.Con este argumento, la feria quiere poner en contexto la coyuntura colombiana, así como comparar lo que está pasando en el país con las experiencias de quienes ya han conocido el fin de una confrontación y el principio de todo lo que viene después. “Queremos recordar que procesos como el que el país está viviendo ya han ocurrido en otros lugares. Que esos ‘fines y principios’ ya se han dado”, dice Giuseppe Caputo, coordinador cultural de la Cámara Colombiana del Libro.Así, algunos de los 200 invitados llegan al país para compartir, más que sus certezas, sus preguntas y planteamientos sobre los rastros y lastres de la violencia. Entre ellos está el escritor estadounidense David Rieff (hijo de Susan Sontag), quien plantea que la memoria colectiva “no permite mitigar el dolor de las víctimas, afectadas de maneras múltiples, y sí privilegia el rencor”. La nobel Svetlana Alexiévich, autora de desgarradores libros como Voces de Chernóbil (1997), expone la conexión emocional con los pasados traumáticos, que ella define como “la historia de los sentimientos”. El joven escritor francés Édouard Louis, otro caso, grita contra la discriminación y la homofobia en su novela autobiográfica Para terminar con Eddy Bellegueule (2014).Entonces, navegar entre los libros sirve para socavar las certezas o inseguridades que la sociedad tiene frente a su conflictivo acontecer. “La literatura transforma la realidad”, sostiene la escritora española Marta Sanz, quien abordará, junto al crítico literario Camilo Hoyos, el debate sobre si la cultura puede cambiar algo hoy. Por su parte, la checa Radka Denemarková cree que “la literatura nos enfrenta a los sucesos de cara”. Según la autora de El dinero de Hitler (2015), “el escritor no debe ocultar nada, no debe negar las dolencias de su época. Es un desesperado esfuerzo por aclarar lo que no ha sido aclarado. Así que yo no soy el médico, soy el dolor”.Este tipo de posturas e interpretaciones alimentarán la discusión sobre lo que significa el camino hacia un país menos violento aunque lleno de diferencias. Y llevan, también, a otros debates sobre la inclusión, la diversidad de género y las mujeres que están en el centro de la feria, con invitadas como la nobel de paz Jody Williams, la escritora de literatura infantil BrigitteLabbé, la joven novelista británica Helen Oyeyemi, Nanette Blitz, la compañera de Ana Frank en el colegio y el campo de concentración de Bergen-Belsen, que se complementa con una exposición de Ana Frank en el pabellón de Holanda (invitado de honor).También participan María Roa Borja (quien se define como representante de más de un millón de empleadas domésticas de Colombia), las escritoras Laura Restrepo, Yolanda Reyes, Piedad Bonnett, Carolina Sanín, Melba Escobar, Margarita García Robayo, Gloria Esquivel, Fátima Vélez; la poeta venezolana Natasha Tiniacos, las españolas Marta Sanz, Ana Alonso, Mercedes Cebrián, la pakistaní Kamila Shamsie, la estadounidense Elizabeth Eulbera y las brasileñas Marina Colasanti y Ana María Machado.Sus miradas, junto a la de los demás invitados y asistentes, aclararán las dudas sobre lo que significa el sentir humano en medio de un contexto de violencia y de tránsito hacia la paz.¿Qué tan aliada es la memoria histórica de la justicia? “La memoria colectiva no es memoria, es política. Corresponde a intereses del momento y jamás logra narrar las cosas tal y como ocurrieron. A mi parecer, es un arma más de guerra”.- David Rieff.¿Qué pasa en la sociedad cuando la guerra finaliza? “Después de conocer la guerra, uno descubre que no finaliza con la firma de un cese al fuego. Ella continúa en las almas”.- Jean Rouaud¿Qué lecciones deja su libro sobre el carácter humano? “Olvidamos compartir el mundo con los otros. Olvidamos que nuestro hogar es el mundo entero. Olvidamos la obviedad de que cada uno podría ser sin preocupaciones el ciudadano de cualquier ciudad, la tierra es ‘isla’, nadie puede escapar de nada. Pero la buena noticia es que el cambio puede sorprendernos y aparecer donde no lo esperamos”- Radka Denemarková¿Cómo definen los niños la guerra, después de leer sus libros? “Con el tema de la guerra queremos que los niños se lleven una caja de herramientas que puedan utilizar cuando un conflicto estalle en su casa, en el colegio, con sus amigos; que puedan echar mano de esa caja y encontrar cómo convertir un conflicto en una reflexión mediante alternativas a la violencia y al uso de la fuerza”.- Brigitte Labbé¿Por qué contar la guerra? “Estas publicaciones son absolutamente pertinentes para Colombia porque la división entre el país urbano -al que no le afecta la guerra- y el país rural -que la vive de cerca- es muy clara. Si Svetlana Alexiévich narrara la guerra de aquí, o alguien lo hiciera con estilos similares al suyo, no habría una sola persona que se opusiera a la paz”- Patricia Lara ¿Para qué sirve la memoria en tiempos de posconflicto? “Es uno de los métodos únicos para corregir la pulsión de violencia, para no olvidar, para aprender de los otras generaciones. La memoria es un deber y también un derecho”. - Olivier Weber. Las autoras menores de 40, tendencia de la FilboA la feria llega un grupo de escritoras latinoamericanas jóvenes que da cuenta de un fenómeno hasta ahora poco mencionado: en la región ha comenzado a surgir un sin fin de propuestas literarias novedosas e interesantes, escritas por mujeres menores de 40 años. Entre las invitadas a este evento se encuentran la mexicana Ave Barrera (Guadalajara, Jalisco 1980), ganadora del premio Sergio Galindo por su libro Puertas demasiado pequeñas; las colombianas Margarita García Robayo (Cartagena, 1980), galardonada con el Premio Literario Casa de las Américas 2014 por su obra Cosas peores, y Melba Escobar (Cali, 1976), autora de La casa de la belleza, una novela que ha llamado la atención en otros países como España.Por el Cono Sur aparecen la uruguaya Fernanda Trías (Montevideo, 1976), autora de La azotea, reconocida con el Premio Nacional de Literatura de Uruguay 2002, y la argentina Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978), destacada con el Premio Casa de las Américas 2008, por su cuento Pájaros en la boca.Para la escritora Ave Barrera esta reunión de mujeres no es una coincidencia: representa, sin lugar a dudas, una ganancia y un enriquecimiento. “Abrir espacios para dar a conocer las voces que escribimos es multiplicar las perspectivas desde las cuales se lee la realidad, y la realidad latinoamericana tiene mucho que decir”, afirma.Fernanda Trías destaca, que si bien todavía no hay paridad entre el reconocimiento que reciben los escritores y las escritoras del mismo nivel, algunas editoriales independientes, como Laguna Libros, tienen un catálogo que refleja lo que realmente está pasando.