Una de las escritoras y feministas colombianas que mayor relevancia ha cobrado en los últimos años es María del Mar Ramón, autora del libro Tirar y vivir sin culpa, el placer es feminista (Planeta, 2019) y columnista de varios medios de comunicación.

En sus escritos suele reflexionar sobre la violencia de género, la impunidad y la militancia feminista en Latinoamérica; además, es cofundadora de la organización no gubernamental argentina Red de Mujeres y cocreadora del colectivo feminista colombiano Las Viejas Verdes, así como del proyecto internacional YoutuberBeach Camp.

Con esa voz aguda y crítica que la caracteriza, María del Mar publica ahora una novela de ficción para abordar la masculinidad y los orígenes de la violencia, titulada “La manada”.

“No solo creo que la función de la literatura sea documentar y criticar, sino que tiene que poder imaginar una realidad diferente. A veces tengo la sensación de que en Colombia ni siquiera podemos pensar en realidades alternativas a la que conocemos, y eso es bastante fundamental”, dice.

En esta entrevista con SEMANA, la escritora comparte su visión de la importancia de la literatura para la construcción de un país distinto y el papel de los hombres en el feminismo.

El libro 'La manada' es la primera novela publicada por María del Mar Ramón. | Foto: cortesía Grupo Planeta

En esta primera novela, además, María del Mar Ramón explora los vericuetos de los ataques en manada. Una ciudad y una sociedad que pueden existir en cualquier lugar de América Latina aparecen en esta exploración de la masculinidad; es una manera de examinar las motivaciones, los miedos y las frustraciones de un puñado de muchachos que vivirán el resto de sus días sabiéndose responsables de una vida que no es solo la suya.

Los protagonistas de La manada tienen nombres, historias, pasados y un destino que parece inevitable, pero esos chicos pueden ser muchos chicos. Esos chicos quizá son todos los chicos.

SEMANA: ¿Recuerda algún punto de inflexión en su vida que la empujó a vivir desde el feminismo y tomar esta causa?

María del Mar Ramón (M. M. R.): Supongo que fue la ética de la amistad y los vínculos lo que me hizo conocer la militancia feminista. Después de eso fue la riqueza intelectual y de debate que produce el feminismo a nivel latinoamericano. Por último, creo que es la perspectiva más completa y compleja para pensar las intersecciones y el desmonte de todas las formas de opresión que rigen en nuestra sociedad.

SEMANA: ¿Qué hay del papel de los hombres en el feminismo?

M. M. R.: Mi posición con respecto a esto ha cambiado a lo largo de los años y es susceptible de cambiar más. Justo en este momento me interesa mucho la masculinidad, la vivencia de los varones cisgénero (cis) y su relación con la violencia. Creo que es fundamental que discutan entre ellos sobre algunos límites, sobre sus emociones y sobre sus formas de vincularse.

A mí me tiene sin cuidado, no me interesa, y de hecho me aburre, cada vez que un varón viene a contarme sobre lo que cree que hace bien o mal. Yo no soy la policía de las prácticas feministas de nadie, no me interesa serlo. Lo que supongo que sería más útil para todxs [como ella misma lo escribe] sería que esas conversaciones las tuvieran entre ellos.

Después está su presencia en las marchas, y sobre esto yo tengo algunos dilemas y contradicciones. Antes estaba segura de que no tenían que participar, pero ahora creo que el feminismo tiene que ser cada vez una cuestión menos de mujeres cis, el tema es cómo hacemos eso sin que monopolicen la voz. En fin, es un tema complejo que vale la pena pensar.

SEMANA: En “La manada” escribe una historia de ficción basada en muchos casos reales. Al indagar sobre los comportamientos de estos chicos, ¿qué encontró en común?, ¿cuál es el origen de este tipo de violencia en nuestra sociedad?

M. M. R.: La novela no está basada en ningún hecho real específicamente. Es ficción de principio a fin, pero, por desgracia, siempre parece ser un texto coyuntural porque siempre hay noticias de chicos adolescentes que se violentan, que se arriesgan, que vulneran las integridades de otras y otros.

A mí me interesaba la ficción porque vivo muy obsesionada con esas noticias, no con las explicaciones teóricas que hay al respecto de desgracias que se repiten casi sin modificación alrededor del mundo, sino con imaginar qué sienten y qué piensan chicos que vienen de lugares distintos, y seguro tienen principios diferentes para alinear sus voluntades y decidir cometer un crimen o arriesgar sus vidas ante la presión de los demás.

Para reconstruir ese momento, el mejor recurso que encontré fue imaginarlo, y a partir de imaginarme todo lo que les pasaba, cómo eran sus familias y cómo era una ciudad en un momento en el que yo estaba muy chiquita, también sentí que podía entender sus angustias y sus miedos, y dejar de pensarlos en términos de buenos o malos, sino poder abordarlos con sus complejidades y su humanidad.

SEMANA: En alguna entrevista pasada mencionó la importancia de escribir para la construcción de un país distinto, ¿puede ampliar esta opinión?, ¿qué papel desempeñan la literatura y obras como la suya?

M. M. R.: Yo creo que la literatura es fundamental para la construcción de un país distinto, primero porque permite la posibilidad de narrar un país que ha sido muy inenarrable; escribir nos da la oportunidad de poner palabras a lo que antes no se contaba o sobre lo que se prefería el silencio. En segundo lugar, me parece que es fundamental poder imaginar un país distinto para poder construirlo.

No solo creo que la función de la literatura sea documentar y criticar, sino que tiene que poder imaginar una realidad diferente. A veces tengo la sensación de que en Colombia ni siquiera podemos pensar en realidades alternativas a la que conocemos, y eso es bastante fundamental.

SEMANA: ¿Puede recomendar algunas lecturas que amplíen la mirada que usted expone en su libro sobre la masculinidad y los orígenes de la violencia en que muchas veces deviene?

M. M. R.: A mí me gusta mucho La intrusa, un cuento de Borges, muy cortico y genial sobre la relación de dos hermanos, pero sobre todo de dos hombres. En cuanto a lo teórico, hay mucho material: una compilación de textos que se llama No nacemos machos. Otra muy buena se llama La masculinidad incomodada, que editó y compiló Lucho Fabbri, y también muchos artículos buenos de las personas que trabajan la temática.

Son textos que recomiendo mucho, aunque no tienen mucho que ver con la novela, que es un texto de ficción.

SEMANA: ¿Cuál es su visión del feminismo presente en medios de comunicación y en la publicidad?

M. M. R.: Yo creo que la representación es muy importante para desmontar los estereotipos y combatir la violencia simbólica, y para eso los medios y la publicidad cumplen un rol fundamental. También creo que la mayoría de las veces se queda solo en eso (que no es menor y es muy importante), pero no hay cambios estructurales en cómo se manejan esas empresas, quiénes las conducen y cómo se reparten los salarios.

A lo que voy es que no podemos quedarnos con las conquistas simbólicas y que los cambios sean solo cosméticos; hay un tema material, de administración de los recursos, los lugares de toma de decisión y del poder, que todavía es patrimonio casi exclusivo de varones heterocis blancos y católicos, y el cambio también (y sobre todo) tiene que ser ahí.