La lectura es un hábito cuya importancia es innegable, sin embargo, no siempre recibe la misma aceptación en el entorno familiar. Si bien hay núcleos donde los libros nunca faltan, también hay escenarios donde ocurre lo contrario.
Gabriela Colodro es una escritora argentina que desde muy temprana edad desarrolló el gusto por plasmar sus ideas y sentimientos en el papel. Su abuelo también se dedicó a este oficio y, siendo niña, fue en su diario donde su pasión por la escritura comenzó.
En diálogo con SEMANA, Gabriela contó que primero escribió guías para adultos, dando desarrollo a su profesión como mentora. No obstante, todo cambió con el nacimiento de su hijo, hace siete años. En ese momento comenzó a contarle cuentos y narrarle historias. Su etapa de madre le ayudó a construir las obras que hoy presenta, dando pie para explorar un mundo infinito de imaginación.
“7 días 7 cuentos, tomo 1 y tomo 2, son los 14 que escribí durante los últimos seis años. Decidí editarlos juntos porque al ser 7 y 7, los pensé para que los papás puedan elegir un cuento por día. Ya sea a la hora de dormir o en cualquier momento del día para poder conectar con sus hijos”, señaló la autora.
Las obras tienen temáticas cotidianas y dejan una enseñanza tanto para hijos como para padres. Las historias son protagonizadas por animales que dejan lecciones de vida, haciendo referencia a virtudes vitales en el entorno familiar, como la paciencia, no decir mentiras, entre otras.
SEMANA: ¿Qué hace especial la conexión entre padres e hijos a través de los libros?
G. C.: Yo amo la lectura. Entiendo que en un mundo que estamos tan conectados a la tecnología y todo el estímulo que recibimos a través de las pantallas (redes sociales, videojuegos, etc.), creo que sentarnos a tener este momento de leer un libro, es fundamental para conectar.
Es importante poder conectar con el momento, el aquí y ahora. No solo se sienta el adulto, sino también es un acto de amor con el hijo. Leer y ver en su rostro cómo se va sorprendiendo. Sigo eligiendo cada día la lectura para compartir y que ese sea un hermoso momento en familia.
SEMANA: ¿Cómo lograr que los niños sientan curiosidad por la lectura cuando no quieren soltar el celular?
G. C.: En mi caso personal, mi hijo tiene 7 años y ama los videojuegos y toda la tecnología. Logro empatizar con él mediante los cuentos a través de sus experiencias. Eso lo atrapa. Hay un cuento que se llama ‘Mateo y la oscuridad’, habla de la oscuridad. Hablar de esos temas tan cotidianos, sencillos, pero difíciles para ellos hace que les llame la atención. Hacer que de alguna manera se sientan identificados.
SEMANA: Hablemos sobre ‘¿Qué cosa es el amor?’
G. C.: Surgió el año pasado, es mi primer libro bilingüe. Considero que es importante incorporar un nuevo idioma. El amor es una palabra muy grande y a la vez muy chiquita. La idea es que los niños puedan ver que el amor está presente en simples momentos cotidianos de la vida. Por ejemplo, dar un paseo, el plato de comida en casa, jugar con la mascota. Que puedan ver que el amor está en cada momento del día sin darnos cuenta.
SEMANA: Esos detalles se están normalizando...
G. C.: Uno no se da cuenta. En diferentes momentos de la vida está el amor y no nos damos cuenta.
SEMANA: ¿Qué elementos, según su experiencia, no pueden faltar en la literatura infantil?
G. C.: Yo escribo simple y sencillo, una narrativa breve. Es lo que mi hijo necesita. Tal vez, cuando crezca, deba acudir a otro estilo. Siempre voy de la mano de lo que él me enseña. Es importante que lo que escribes le llegue al niño, no usar palabras rebuscadas ni temas que le puedan aburrir.
SEMANA: Hay dos objetivos: que el niño se forme en aspectos personales y cognitivos. ¿Por qué es importante que la lectura esté presente en esa primera etapa de formación?
G. C.: En la primera etapa escolar aprendemos a leer y escribir. Es importante porque escribir te ayuda a poder conocerte mediante la escritura. Desarrolla cualidades que te van a servir para toda la vida. También te ayuda a plasmar lo que se piensa. La creatividad se usa siempre. Es algo que nos va a acompañar durante el resto de nuestra vida.
SEMANA: Finalmente, una invitación para que los padres lean con sus hijos
G. C.: Sería bueno que al margen de todo lo digital que existe hoy y que nos rodea, invito a los padres y niños a que lean, aunque sea un rato al día, cada tercer día o incluso una vez a la semana. En una hoja en blanco podemos proyectar todo lo que tenemos en nuestra mente. Escucharla.
Es un logro poder sentarse en silencio con una hoja en blanco y escribir algo: cómo me siento, qué tengo que hacer, una idea, etc. Sobre todo hoy que estamos rodeados de estímulos.