El miedo y la tensión hacen que algunas sospechen de Rosa y quieran averiguar si ella está involucrada con los ladrones pues según ellas, era amiga de Jairo. Rosa niega ser cómplice y Charo busca protegerla de las duras miradas de las demás. Mientras tanto, los asaltantes esbozan un plan para poder salir desapercibidos del lugar. Jairo se siente nervioso, pues las rehenes lo reconocieron y saben que él era aquel muchacho que trabajaba como guardia. Temeroso de las consecuencias que esto pueda traer, Jairo toma una fatal decisión.