Cuando Otto Frank volvió a Ámsterdam en junio de 1945, como uno de los pocos sobrevivientes de los campos de concentración nazis, se enteró de que su esposa y sus dos hijas no habían tenido tanta suerte: habían muerto en Auschwitz y en Bergen-Belsen. Entre las pocas pertenencias que pudo recuperar, gracias a las personas que los habían ayudado a esconderse hasta que los encontraran los alemanes, estaban los diarios privados de su hija Anne: un testimonio en primera persona de una niña frente a los horrores de la guerra. Se trataba de cinco cuadernos y varias hojas sueltas escritas a mano que detallaban la vida de una familia judía en Holanda durante la guerra, con hondas reflexiones sobre la vida en medio de la zozobra. Y más adelante, la experiencia de vivir escondidos de los alemanes. Aunque el relato se interrumpía tres días antes de que un comando de la policía nazi irrumpiera en el lugar y se los llevara lejos, Otto se dio cuenta de que era un documento histórico inestimable. Lea la nota completa aquí