La decisión de la Corte Constitucional sobre reabrir las corridas de toros en la plaza Santamaría de Bogotá cayó como un balde de agua fría a muchos. Sin embargo, hay otros que se alegraron de esta determinación, no solo por el espectáculo, sino porque han recuperado su trabajo. Entre los beneficiados está Fermín Hernández, el único sastre de toros quien por más de 26 años se ha dedicado a este oficio y durante 37 años también ha sido novillero y torero. Cuando el exalcalde Gustavo Petro canceló el espectáculo taurino, Hernández perdió a muchos de sus clientes. Por eso, decidió cambiarse de oficio y hacer chalecos y chaquetas para motociclistas pero no dio resultado.Ahora, con la apertura de la Santamaría ha vuelto a tener pedidos, aunque no tanto como antes cuando arreglaba al menos cuatro vestidos al mes por precios que iban desde los 500.000 mil pesos, y elaboraba al menos un traje de luces, que podría costar entre 3 y 8 millones de pesos.