Celebración por lo alto. Los Fabulosos Cadillacs y sus seguidores rugieron fuerte en los 2.600 metros de Bogotá.
Sobraban motivos para festejar: la banda argentina, un camaleón musical maduro (38 años de trayectoria), llegó a Colombia y destapó el mejor Fernet, maridado con los 31 años del álbum El león, las tres décadas de Vasos vacíos, el primer y más premiado álbum recopilatorio de la banda; e igual tiempo de añejamiento (30 años) de la canción Matador, un clásico de la música suramericana que estalla los sentidos por su mezcla de ska, rock y fusión de ritmos afrocaribeños.
El reencuentro musical en Bogotá fue el de unos amantes: Los Cadillacs y sus seguidores. Las luces que iluminaban el Movistar Arena dieron paso a una atmósfera sombría, en la que el azul y el violeta se apoderaron de la tarima y la platea.
Expectativa, músicos en la tarima y un Carnaval para toda la vida que durante 120 minutos mantuvo la conexión, la energía y un desborde de fuerza, a la que el público respondió coreando cada canción, bailando, brincando y reventando sus palmas para agradecer el espectáculo honesto y sentido que entregó la agrupación.
El espectáculo de Los Fabulosos pasó por la crítica social, la violencia, las dictaduras, la alegría, el amor y el desamor, la esperanza y la desesperanza, la psicodelia, el repudio ante la corrupción del continente, pero todo atravesado por un mensaje de conciencia, con y por lo que podemos hacer por amor.
Homenaje. El León del Ritmo Tour fue el espacio perfecto para alzar las banderas y recordar a Manuel Santillán, apodado el León, símbolo de resistencia y de la sangre que ha corrido y corre por estas tierras del sur de América, de la opresión, de los momentos oscuros de represión de la dictadura militar de Jorge Rafael Videla.
Es Santillán un símbolo, una víctima que nunca será callada gracias a la música de Los Fabulosos. Representa a todas las personas que han fallecido por la intolerancia y la violencia, una historia universal inmortalizada en los escenarios que recorre la banda, y que se reivindica cada vez que suena Manuel Santillán, el León en cualquier lugar del mundo, así como lo vivió Bogotá:
El León está escondido en el callejón
Y sabe bien lo que le va a pasar
Entonces saca su revólver y va a disparar
La policía lo rodea sin tregua
Lo buscan por ajuste de cuentas
Y ese sargento que, sin vacilar, abre fuego y le da
Lo curioso es que antes de morir
El León Santillán pronunció palabras
Ante los oficiales que, desconcertados, miraban
Y les dijo
Queridos enemigos de siempre
Dejo este mundo de dolor
Nunca se olviden
Que el llanto de la gente va hacia el mar
Van al mar, van al mar (lo dijo el León)
Llanto y dolor, sufrimiento de un pueblo
Se ahoga y se hunde en el mar
Y así, de rugido en rugido, con un mensaje franco, en el que las injusticias no tienen cabida, 16 mil almas (cada día) conectaron con la propuesta de Los Cadillacs en el escenario, que no es más que la vida hecha música, con altos y bajos, euforia e introspección, alegría y tristeza, éxtasis y silencio. Todo esto materializado en rock, ska, candombe, salsa, cuarteto, calipso, reggae, sonidos del jazz, una mezcla inmensamente rica que rompe barreras y logra fusiones que están acompañadas de mensajes, que para muchos son una religión musical.
Así son Los Cadillacs, sí, fabulosos, inmortales.
Vicentico (voz), Sr. Flavio (bajo), Sergio Rotman (Saxofón), Dany Lozano (trompeta), Nando Ricciardi (batería), Mario Siperman (teclados), Astor Cianciarulo (bajo y batería) y Florian (guitarra) fueron los responsables de dos grandes descargas, recitales en los que se degustaron las cerca de cuatro décadas de trayectoria de la banda, enalteciendo las canciones que conforman el álbum El León (1992), un hito.
“El León preparó el camino para insertarlos en el mundo latino y llegar al boom continental con un compiladMoviso llamado Vasos vacíos, que traía flamantes versiones de temas viejos, algún inédito y dos temas nuevos, entre ellos Matador. Vendieron más de 300 mil copias y el videoclip obtuvo un premio MTV. Volvieron a llenar el estadio Obras, de donde surgiría un disco en vivo”, explica la página de Los Fabulosos Cadillacs.
Carnaval toda la vida, Manuel Santillán, el León, Gitana, Siguiendo La Luna, Gallo Rojo, El crucero del amor, Destino de Paria, Arde Buenos Aires, Desapariciones, Venganza, Cartas, flores y un puñal, El aguijón, Soledad y Ríos de Lágrimas fueron los rugidos de El león, que cumple 31 años, un viaje sonoro lleno de matices e historias. Como bonus, el Movistar Arena estalló con el Satánico Dr. Cadillac, Mal Bicho y Yo no me sentaría en tu mesa.
Matador, un capítulo aparte
¡Te están buscando, matador!
Me dicen el matador, nací en Barracas
Si hablamos de matar mis palabras matan
No hace mucho tiempo que cayó el León Santillán
Y ahora sé que, en cualquier momento, me la van a dar
La música de Los Fabulosos es un gran libro, y cada canción es un capítulo, muchos de ellos se relacionan, se complementan, como es el caso de Matador y Manuel Santillán, el León. Una gran canción para un gran cierre, en el que la banda la rompió en tarima y el público se entregó a los sonidos. Fue la celebración del cumpleaños 30 de un Matador que siguen buscando en las noches de Bogotá, Lima, Caracas, Montevideo, La Paz, Río de Janeiro, Buenos Aires, Asunción o Santiago.
Los Cadillacs, música para la vida y vida para la música.