La Femme es muchas cosas: es un colectivo de dos cabezas, es un grupo de música de variados matices y sonido reconocible, que puede ir con fiesta, misterio, sueños y más atmósferas zafadas. Las guitarras, los sintetizadores, las voces de sus cantantes mujeres y el influjo creativo de sus dos fuerzas principales, Sasha Got y Marlon Magnée, hacen de este conjunto algo único en el escenario, como emanando de los parlantes de su casa.
En su paso por Colombia, en una gira que los verá visitar 25 países (en el que ambientan el terreno para su nuevo y calmado álbum Paris-Hawai), su teclista y cofundador, Marlon Magnée, eléctrico pero amable, vistiendo chaqueta de cuero, habló sobre su banda y los tiempos que vive de roce creativo y de imagen por encima de la música.
SEMANA: Háblenos de la relación de La Femme con América Latina y la recepción que ha sentido del público en estos lados...
Marlon Magnée: En 2017 pasamos por Chile, Perú, Argentina, a Brasil fuimos en 2014 y a México hemos ido una decena de veces, pero sí es la primera vez que pasamos por aquí, por Colombia, y eso nos tiene muy contentos porque hacía mucho tiempo que soñábamos tocar acá, y había sido complicado, pero ahora todo cayó en su lugar.
SEMANA: Ustedes atraviesan una fase marcada por palabras en español e inspiración de ese país, ¿ha gustado eso más en el público de estas partes?
M.M.: No, realmente. Yo sé que me gustaría decir que sí, que este álbum “español” que sacamos en 2022 ha tenido una recepción especial en América Latina, pero ha habido una constante aquí y en otras partes: la mayoría de seguidores aman los dos primeros álbumes, y son felices con eso. Pero es genial ver que muchos más van sumando los temas nuevos a sus gustos.
Sobre estas canciones, sucedió que las compusimos mientras andábamos de gira. Y en ese intento decidimos hacer un álbum. Nos pareció también un homenaje y un regalo a nuestros seguidores de Latinoamérica, pues sabemos que son muchos. Para nosotros, este es el último “continente” realmente rock’n’roll. Y nos hace mucho bien venir, y queremos seguir volviendo y haciendo cosas más grandes.
SEMANA: ¿Por qué considera a este ¿el último “continente” realmente rock’n’roll?
M.M.: Verás, en Europa ya murió, todo mutó hacia el rap, el hip hop y la electrónica. El rock, me parece, empieza a parecerse al jazz. ¡Caramba!
SEMANA: Son tiempos extraños en la música. Pero ustedes han estado muy activos, sacando discos nuevos en 2020, en 2022 y el que salió ayer. ¿Cómo explicar este ritmo avasallador?
M.M.: Básicamente, ¡nos dimos cuenta de que en diez años solo hicimos dos discos! Y eso me puso triste, porque tenemos cientos de canciones. Subimos el ritmo, nos empujamos más porque pronto llegaremos a los 40. Esta es nuestra última década fuerte. Si quieres hacer tanta música como nosotros queremos, es así. Y en tiempos de streaming, y considerando que también tenemos nuestro propio sello, nos es más fácil sacar música ahora también.
SEMANA: Es su momento carpe diem, según da a entender...
M.M.: Lo vivo un poco como si fuera una emergencia. Siento que somos buenos, pero sé que podemos ir mucho más arriba, alcanzar otro nivel. Así que le digo al resto que hay que trabajar más duro. Y cada vez que lanzamos un nuevo trabajo, si sé que no fue disco de oro, insisto en que volvamos a intentarlo...
SEMANA: ¿Es usted el que empuja al resto...?
M.M.: Los empujo y empujo, y los empujaré hasta que lleguemos a estadios.
SEMANA: Las bandas, como los matrimonios, tienen dinámicas bellas, pero también momentos complejos... ¿Cómo los manejan?
M.M.: Ahora mismo estamos en esos momentos complejos... Porque los estoy empujando tanto que todos me dicen que me debo relajar. Yo les respondo que nos relajaremos cuando tengamos 40 años.
SEMANA: Háblenos de la inspiración constante de esta banda...
M.M.: Los viajes, la vida, el amor, todo entra dependiendo de cómo nos sentimos, y luego hacemos música.
SEMANA: ¿Cómo percibe la inteligencia artificial?
M.M.: En este punto es muy interesante, pero algo me dice que pronto será muy aterrador. Y lo inteligente es aprender a dominar esas herramientas ahora. Me alegra, igual, haber formado parte de la última era antes de su llegada. Veo una revolución muy grande, y no deberíamos resistirnos, deberíamos abrazarlo, porque no habrá mayor elección de todas formas. Tendrá mucho más poder que nosotros.
SEMANA: Su música es descrita a veces como psicodélica, a veces lo es... y rotularla es casi que fallar...
M.M.: Le llaman música wave, new wave, soft electro... Sé que a mí me gusta hacer tipos distintos de música, pero con nuestro sonido.
SEMANA: ¿Las drogas pueden inspirar o son enemigas de la creación?
M.M.: Creo que puede ser ambas, pero, en el fondo, son un amigo falso. Uno puede inspirarse bajo el efecto de alguna sustancia, pero no es una solución, y si tomas ese camino terminas en muy mal estado.
SEMANA: Tiene seguidores alrededor del mundo, es muy afortunado...
M.M.: ¡Lo soy! Por eso le insisto a mi banda que el momento es ahora, y me baja mucho la nota cuando quieren descansar. Lograr algo en la música es muy difícil, 1 por ciento de quienes lo intentan logran algo, y tiene que luchar muy duro.
SEMANA: Está el lado de la fama y, como usted menciona, está el trabajo incesante...
M.M.: Es durísimo, pero para mí no hay otro camino. No quiero ir a trabajar en un bar o en una tienda. Este esfuerzo es lo que este trabajo te exige, es el otro lado de la medalla dorada. Algunas veces, algunos de nosotros no le ponemos mucho cuidado a lo que exige la banda, quedándose con el disfrute de la banda. Yo siento que es nuestro tiempo.
SEMANA: Hay enormes artistas franceses como Daft Punk, ¿se siente La Femme parte de una tradición?
M.M.: Sin duda. No se puede ver en otras partes del mundo, pero en Francia, cuando sacamos nuestra música, se comenzó a copiar nuestro sonido y a cantar en francés. Y me imagino que ha debido ser similar aquí, con bandas cantando en inglés para ser más internacionales, y con muchas otras que creen en su capacidad de cantar en su idioma y hacer grandes letras desde ahí. No sé si formamos parte de una tradición, pero definitivamente pateamos el tablero y cambiamos el juego.
SEMANA: ¿Algún artista cuya música les recomiende a sus seguidores u oídos afines?
M.M.: Recomiendo a Sam Quealy, es una princesa del tecnopop australiana, que ofrece una especie de tecno al estilo de Madonna en ácidos. Y, bueno, produzco su música. (*Nota del editor: Es su novia, y qué importa).
SEMANA: La Femme es toda una propuesta estética, con videos, películas cortas, exhibiciones de arte... ¿Siguen una estrategia unificada?
M.M.: No diría que seguimos una estrategia. Lo hacemos todo por amor. Pero sí hay algo estratégico en tener visuales geniales, porque hay una frase, quizá estúpida, pero cierta, que dice que “la música es 90 por ciento imagen y 10 por ciento sonido”. La imagen hoy es muy importante.
SEMANA: Sobre todo en estos tiempos, ¿juega el juego de las redes sociales?
M.M.: Es difícil, pero trato. Se hace necesario. A todas las bandas que se hacen llamar independientes, les digo que se jodan, porque nadie es realmente independiente. Con muy pocas excepciones, todas debemos jugar este juego para mantenernos. Sin ellas, no comes, no viajas, no tocas…
SEMANA: ¿Algo más que quiera decirle al público colombiano?
M.M.: Muchas gracias a quienes vinieron a vernos, y los invito a devorarse este nuevo disco que lanzamos. Y, si pueden, síganos en Spotify. Son canciones muy chill y lentas esta vez...