Desde la peana en que se encuentra ubicado, una pequeña base que le permite ser más visible, el director se posiciona erguido y con la batuta en la mano derecha. Aunque sus ojos color azul y sus rasgos faciales dejan ver un origen europeo, el maestro sueco Joachim Gustafsson dirige a una orquesta filarmónica 100 % colombiana, con acento rolo y un sabor particular: la de Bogotá.
Mientras le da la espalda al piano de cola Steinway, Gustafsson mira a los músicos, gesticulando una seña que indica claramente que ya se va a iniciar. Luego, gira un poco a su izquierda y repite el gesto con el maestro Niklas Sivelöv, uno de los principales pianistas escandinavos, compositor y ganador de diversos premios, quien protagonizó como solista en la nueva producción discográfica de esta orquesta bogotana.
El repertorio de este nuevo disco, que fue grabado en tan solo diez días (incluyendo ensayos y preparaciones varias), está dedicado a Ludwig van Beethoven, del que algunos ni saben su nombre; otros lo recuerdan porque quedó sordo y otros lo rememoran por su legado. Sus composiciones marcaron la historia de la música, razón de sobra para ser considerado el “Nuevo testamento de la música”, como lo describe el crítico Hans von Bulow. La elección fue justificada: “¿Y por qué no?”, relata Gustafsson.
Piano Concerto n.° 4 In G Major, Op. 58 y Piano Concerto In D Major, Op. 61 son las obras que figuran en esta producción. Durante 80 minutos, Sivelöv, Gustafsson y las casi 100 personas de la orquesta transmitieron lo que el mismo director sueco describe como “algo fresco, algo nuevo”.
“Realmente diría que es la producción discográfica de música clásica más importante que ha hecho la filarmónica”, agrega David García, director general de la orquesta.
Luego de varios segundos de un solo del pianista, la orquesta se prepara para entrar. El director abre ligeramente sus brazos y comunica a todos que es el momento. “¡Ua!”, se lee en sus labios, pero la onomatopeya pasa desapercibida entre las notas del piano y el zapateo del calzado de Sivelöv, que acompaña al pianista en sus arpegios, en sus fa y en sus do.
Este disco fue grabado en el Teatro El Ensueño, un espacio recién inaugurado que fue testigo de la innovación de este proyecto. Además de ser la primera vez que una orquesta filarmónica suramericana graba un concierto de Beethoven, también se estrenó una técnica diferente, denominada “3D round”.
A diferencia del arcoíris, manera en la que suele verse organizada una orquesta, con 3D round, las personas no tienen micrófono individual, sino que están sentadas en círculos concéntricos. Esta formación, diferente y experimental (en este caso), hizo el sonido muy especial.
“Se utilizó por primera vez una técnica de grabación. Esto es innovador realmente. Vino desde Suecia un ingeniero de sonido danés. La orquesta grabó no como se graba tradicionalmente, sino de manera circular, que da otra sensación, y además de esto los músicos se encontraban en diferentes niveles de acuerdo con el tipo de instrumento que tenían”, detalla García.
Continúa el lanzamiento de este disco y los artistas siguen en la escena, mostrando un poco de ello. Aunque la puesta en escena simula un arcoíris, el negro del uniforme de cada uno de ellos unifica todo el paisaje, para no desviar la atención de la belleza de las composiciones de Beethoven.
En una de las esquinas, un joven toca el violín. Luego de bajar su arco, se inclina hacia adelante para pasar la última hoja de la partitura. Según detalla García, artistas jóvenes como él y mujeres del sistema de orquestas de la OFB también tendrán, en un futuro, la oportunidad de participar en proyectos como este.
Finalmente, Sivelöv y la Orquesta dan, cada uno por separado, una venia final. Los aplausos del público le indican a Gustafsson que la batuta debe volver a su lugar. Seguramente, volverá a su mano, para dirigir el compás de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, ya sea en un auditorio nacional o internacional.