Llorando de decepción, Jenny Arias atendió al periodista colombiano Ricardo Orrego de Caracol Sports y le confesó que no logró el objetivo porque su preparación no fue fuerte para avanzar mucho más.
Con dificultad para hablar, Jenny se disculpó con sus entrenadores: “Perdón a mis entrenadores porque los defraudé”, dijo la boxeadora.
Pero la mayor tristeza de Jenny fue no lograr alguna medalla que, además de ser su premio deportivo, le daría una posibilidad económica para solventar los gastos. Según anunció el Ministerio del Deporte, los atletas en Tokio recibirán por parte del Gobierno nacional una pensión vitalicia, de acuerdo con lo planteado en el artículo 45 de la Ley 181 de 1995.
Adicionalmente, la Resolución 1105 de 2015 establece que los medallistas olímpicos accederán a una remuneración económica, dependiendo del lugar que ocupen en el podio olímpico. La distribución de remuneraciones se establece de la siguientes manera:
- Primer lugar del podio (medalla de oro): 56.340 dólares
- Segundo lugar del podio (medalla de plata): 32.681 dólares
- Tercer lugar del podio (medalla de bronce): 23.472 dólares.
Jenny siente que está al nivel de las boxeadoras que siguen buscando las preseas: “El balance que me llevo es decepcionante porque estoy al nivel de las boxeadoras y no tocar podio es bastante decepcionante”, dijo.
El momento más emotivo y que conmovió a Colombia se vivió cuando Jenny, inconsolable, contó a las cámaras que quería el dinero para garantizarle la salud a su padre: “A mi padre le digo que lo que más quería era mandarlo a operar”, dijo sin entrar en mayor detalle de la intervención que necesita su ser querido.
Según información de su hermana Maribel Arias a SEMANA, el papá de la boxeadora se llama Luis Alberto Arias, tiene 60 años y presenta discapacidad de movilidad. Lo que quería la deportista era llevarlo a especialistas para que no camine más con muletas y mejorarle su calidad de vida: “Mucho dolor en las piernas, y utiliza muletas. La idea de mi hermana es llevarlo a especialistas y no al Sisbén. Además, mi papá es hipertenso”, dijo Maribel quien agregó que don Luis vive en zona rural de Guática, la entrada de su casa es cerca a un “barranco” y el señor en medio de su dificultad se ha caído varias veces; la última vez fue bastante grave, con lesiones y fuerte dolor.
El papá de Jenny Arias, según especialistas, después de una operación de columna quedó con un déficit neurológico, tras un accidente hace 30 años con una lesión medular. La lesión es de largo tiempo y necesitaría estudios de imágenes y funcionales.
Historia de resiliencia
Desde siempre la vida le ha dado golpes a Jenny Arias. Según confirmó su primer entrenador Jud Franklin Granada en Blu Radio, el boxeo le arrebató a la droga una campeona: “Ella tenía problemas de consumo. Le dije: a entrenar duro, que la voy a desintoxicar. Esa población que tiene esa problemática, tiene condiciones para explotar. Hay que rescatar a esos niños de barrios, sacarlos de la calle de fumar marihuana y ser un gran atleta”, puntualizó en Blog Deportivo.
Jenny tenía, además, problemas para socializar y se escondía detrás de las columnas: “Cuando ella llegó a la liga era para hacer actividad física, no como deporte. No mostraba cualidades para ser boxeadora. Se escondía detrás de una columna, no hacía las cosas como era”, contó.
Sin embargo, Jenny encontró respaldo, credibilidad y cuando se atrevió sorprendió a todos: “Se puso en un combate con una muchacha de 67 kilogramos, le llevaba casi 12 libras, pero me sorprendió. Me di cuenta que esto era lo de ella”.