El baloncesto se convirtió en la vida de Adrián Córdoba, en un deporte liberador.
Empezó como la excusa perfecta para salir del encierro de la pandemia y compartir con su papá todos los días a las 4 de la tarde en la cancha de su condominio. Lanzar esa pelota naranja, le ayudó a soltar una pequeña carga que llevaba a cuestas, que aunque no era obligación, sí generaba una gran responsabilidad: tener el apellido de uno de los mejores arqueros en la historia del fútbol colombiano. Adrián es hijo de Óscar Córdoba.
Para esa época, el menor de los Córdoba Arteaga era guardameta como su papá y su hermana Vanessa, incluso había jugado de delantero. Sin embargo, encestar fue más cautivador que marcar o evitar un gol.
“No sentía tanta presión como la gente puede pensar por mi apellido, pero llegar al baloncesto me liberó un poco”, dijo Adrián a SEMANA.
Irónicamente, el virus que lo mantuvo encerrado como al resto del mundo, le permitió abrirse al sueño de la pelota naranja.
Tras la necesidad de vacunarse de covid-19, viajó a Estados Unidos y en el país de la NBA, pudo estar en unos campamentos de baloncesto. Allí, lo que empezó como un hobby, se volvió su carrera.
Al regresar a Colombia, su mamá Mónica, llamó a la Liga de Bogotá para averiguar dónde podía seguir entrenando. Al encontrar equipo, su estatura lo llevó a desempeñarse como pivote o poste y a evolucionar como alero, escolta o guardia, posición en la que se destaca actualmente.
Este caleño de nacimiento pero con acento rolo y gran sentido de pertenencia por la capital, mide 1.88, está a punto de cumplir 15 años y ya ha competido en el Nacional sub-14 federado representando a Bogotá, logrando el sexto lugar. También estuvo en el Nacional sub-15 de Bucaramanga coronándose campeón y vistió la camiseta de la Selección Colombia por primera vez cuando fue convocado para el sudamericano sub-15 en Argentina.
Con la misma determinación que cambió de disciplina, reconoce con orgullo el legado deportivo de su familia. Sin embargo tiene claro que de apellido no se gana y por eso ha labrado su propio camino con dificultades incluidas.
“En 2021, antes del nacional me lesioné faltando una semana y solo pude jugar un partido. Tuve una hiperextensión de la rodilla. Lo que más me dolió fue no poder acompañar a mis compañeros, aprendí mucho de esa experiencia”, confesó a SEMANA.
Su familia es el mejor equipo fuera del maderamen. Su papá lo motivó a descubrir la pasión por el baloncesto. Su mamá, se encarga de llevarlo a los entrenamientos y su hermana Vanessa es la de los consejos.
“Es un deportista super disciplinado. Es muy apasionado por el baloncesto, nos da pena con los vecinos de abajo porque siempre esta con su balón. Se toma el tiempo de mejorar su técnica. Más que ser un jugador de calle, se caracteriza por su inteligencia. Se ha preparado físicamente y mentalmente, además es muy tranquilo. No pierde el control por la frustración”, comentó su hermana y arquera de la liga profesional femenina en Colombia, Vanessa Córdoba.
Adrián sueña con llegar a las grandes ligas, pero para lograrlo sabe que falta mucho. No se amilana por el hecho de ser colombiano, Jaime Echenique o Braian Angola son el mejor ejemplo de ello. Reconoce el inmenso talento en suelo cafetero, pero cree que hay que mejorar en organización. Sin embargo, su meta personal no se refleja en el espejo de alguien más.
“Lo que sueño es ser una mejor versión que ayer”, se visualiza, aunque, reconoce que debe mejorar en el lanzamiento y la velocidad.
Admira a Jayson Tatum, jugador de los Boston Celtics, “Es un alero como yo. Lanza, dribla, es rápido y puede hacerlo todo bien”, puntualiza Adrián sobre el jugador estadounidense.
Este estudiante de octavo grado que entrena en las mañanas con el equipo del colegio, estudia, hace tareas en las tardes, vuelve a entrenar en las noches y va al gimnasio como trabajo extra, ha visto como el poco descanso y los sacrificios, van dado resultados.
“Sólo tú puedes hacer un cambio en ti mismo”, le dice Adrián Córdoba a todos los jóvenes deportistas. Es enfático en que entrenar, prepararse, madrugar o hasta alimentarse bien es una decisión personal más que un requisito deportivo.
Actualmente está en un torneo intercolegiado con el equipo de mayores de su institución educativa. Se prepara para enfrentar un clasificatorio a Italia y espera ser convocado para el Nacional sub-16 con la Selección Colombia.
Adrián está becado para jugar en España por el CBA Academy y viajará a mitad del año 2023 al país ibérico,
“En el suramericano sub-15 de Argentina un entrenador me vio y me invitó a entrenar. Me llegó la invitación en la primera semana de enero”, cuenta con orgullo.
Volar lejos de casa confirma que fue el baloncesto fue el deporte en el que encontró alas para ser feliz.