La hazaña para un equipo europeo de ganar un mundial en tierras latinoamericanas tenía que pasar por los dos equipos más representativos del continente. Después de la devastación que Alemania había causado a Brasil en semifinales (7 a 1), la expectativa sobre cómo iba a ser el trámite de la final contra Argentina era grande... y el partido fue diametralmente distinto excepto en el ganador.Esta vez no fueron siete goles, fue uno el que hizo la diferencia, una joya de Götze tras pase de Schürrle por derecha, esta vez no se paseó nadie en la cancha, y tanto alemanes como argentinos dejaron todo. Alemania llegó pues a su cuarto título del Mundo, después de los de Italia 90, Alemania 74 y Suiza 54.Argentina tuvo varias oportunidades de liquidar a Alemania y es eso lo que más le dolerá a los dirigidos de Sabella; recordar los mano a mano que tuvieron Higuaín en el primer tiempo, y Messi y Palacio en el segundo para desequilibrar y que los dioses del fútbol no perdonaron. “El que no los hace los ve hacer” será un fantasma difícil de taimar para los dolientes perdedores.Alemania no contó con Khedira desde el inicio, y se sintió su ausencia. Argentina espero diez minutos de aluvión y comenzó a mostrar los dientes, de nuevo por derecha con Lavezzi, tal como lo sufrió Holanda en la semifinal. El partido fue intenso, tuvo opciones, tuvo el toque paciente de Alemania, tuvo el muro fuerte de Argentina y sus repentinos contragolpes. Fue parecido el trámite al partido entre Argentina y Holanda, pero abría campo a mayor incertidumbre, Alemania no lucía tan sólido atrás y también por su lado derecho abría una grieta. Los de Sabella se dieron cuenta y pudieron abrir el marcador por ataques en esa zona, al punto que Boateng -que fluctuó entre el nerviosismo y la seguridad- rechazó un balón que lentamente se disponía a cruzar la línea de gol después de una incursión peligrosa de Messi que superó a Neuer. Alemania también tuvo sus oportunidades, pero en estas se encontró con Romero y también con el palo. El segundo tiempo osciló entre ataques de área a área y la imposibilidad de los equipos de arriesgar la décima de esfuerzo más que se necesitaba para ganar el partido. Un cambio por parte de Sabella pateó su propio tablero. Excluyó a su mejor jugador del primer tiempo y lo sacrificó por la idea de mejor definición en los pies de Sergio Agüero. La fórmula no funcionó, y Alemania mermó su ritmo... y el cero a cero se convirtió en extra tiempos.La postal de un campeón que a pesar de chocarse contra el muro argentino siguió hasta conseguir el objetivo vino en el segundo tiempo extra, Schweinsteiger no dudó en volver al terreno, así su rostro acabara de ser golpeado y se viera ensangrentado. El gol cayó al minuto 112 y no hubo vuelta atrás, cortó de raíz el sueño de la Argentina de Lionel Messi de conquistar la Copa en el Maracaná de Rio. Se acalló "Decíme que se siente".Götze, considerado junto a Mesut Özil de los más técnicos de la formación, tuvo un paso discreto por el mundial, anotó frente a Ghana pero su juego parecía displiscente y tímido. Sin embargo, el monstruo bajito del Bayern de Múnich regresó y castigó cuando se esperaba una decisión por penales.El público del fútbol agradece la final, su intensidad y la factura del gol que definió el pleito, digno de una Copa como la que termina con este campeón coronado. En cuatro años habrá fútbol en Rusia, qué espera tan larga...