América de Cali repitió la historia del River Plate argentino al perder la promoción y caer a la segunda categoría. Los dos equipos, que disputaron entre sí la final de la Copa Libertadores en dos ocasiones (1986 y 1996), hoy escriben la página más triste de su historia al irse a la B. Aunque viven situaciones y contextos diferentes, los descensos de River y América tienen varios aspectos en común: un amplio historial de títulos, grandes hinchadas y una crisis institucional que desembocó en el descenso. Los clubes más ganadores de su país Además de ser equipos históricos y populares, son los más laureados de sus respectivos países. River Plate cuenta con 33 títulos nacionales, dos Libertadores, una Copa Intercontinental, una Supercopa y una Interamericana. En tres ocasiones ha sido subcampeón de la Libertadores. La Federación Internacional de Historia y Estadística ubicó al conjunto millonario como el cuarto mejor de Suramérica en el siglo XX. Por su parte, el América de Cali es el equipo con más estrellas de Colombia: trece, las mismas de Millonarios, con el que comparte el título de “más veces campeón”. En cuatro ocasiones, los “diablos rojos” fueron subcampeones de la Copa Libertadores (dos de ellas ante el propio River). Además, América ganó en 1999 la hoy extinta Copa Merconorte, su único título internacional oficial. Malos manejos administrativos Si bien los dos conjuntos presentan problemáticas diferentes, coinciden en sus cuestionadas administraciones y crisis institucionales que se replicaron en lo deportivo. En River, una cuestionada administración dejó al club en complicaciones económicas: Antes del descenso, el último balance financiero del equipo reveló un saldo negativo de 55 millones de dólares, según un informe de la BBC. Los balances en rojo se dan a pesar de la constante venta de jóvenes talentos a Europa. El éxodo de figuras no redundó en el saneamiento económico pero sí pauperizó el nivel deportivo del equipo. Transferencias como la de Gonzalo Higuaín al Real Madrid no aliviaron la crisis. Las acusaciones señalan a José María Aguilar, quien presidió el club entre 2001 y 2009, y a su secretario general, Mario Israel. La crisis del América, por su parte, se remonta al momento en que fue incluido en la “Lista Clinton”, una sanción del gobierno de Estados Unidos que impone restricciones a empresas vinculadas con el narcotráfico. Desde 1979, el conjunto americano tuvo en su dirigencia a Miguel Rodríguez Orejuela, jefe del cartel de Cali. Muchos adjudican a su relación con el narcotráfico los éxitos deportivos del América, en especial en la década de 1980, cuando los rojos lograron cinco estrellas consecutivas. A las restricciones le siguieron dificultades financieras que afectaron al club gravemente. El retraso en el pago de los sueldos se hizo habitual. Un plan de salvación impulsado por el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, naufragó. La propuesta consistía en fundar una nueva entidad jurídica bajo la figura de sociedad anónima, pero nunca se concretó. Ausencia de un proyecto deportivo coherente En ambos casos hubo carencia de un proyecto deportivo, de una identidad futbolística. Ante los malos resultados, se optó por la salida fácil: despedir al entrenador de turno. Así, cada club vio desfilar por su banco a varios técnicos sin salir de la crisis. River vio pasar, en tres años, a cinco entrenadores. Igual número de técnicos tuvo el América en las tres temporadas que lo llevaron a la segunda división. La lista de River la encabeza Diego Simeone, que luego de ser campeón, quedó último en el segundo semestre del 2008 y partió del club. Néstor Gorosito lo sucedió en el 2009, pero no logró buenos resultados, como tampoco su sucesor, Leonardo Astrada. En 2010 fue contratado Ángel Cappa, quien intentó consolidar un estilo de juego propio, pero también fue despedido. Juan José López fue el último entrenador de River en la A, quien a pesar de obtener algunos triunfos, no consiguió evitar la promoción. América vivió una situación similar: Diego Umaña salió del equipo luego de haber ganado el título. Juan Carlos Grueso lo sucedió interinamente. Tras los malos resultados, Grueso fue despedido y la apuesta fue por el exjugador Jorge Bermúdez. Pero los malos resultados siguieron, entonces fue contratado otro examericano: Álvaro Aponte, quien al finalizar el 2010 logra salvar la categoría. En el 2011 Aponte es reemplazado por Wilson Piedrahita, quien finalmente no pudo evitar el descenso. Las figuras acudieron en su ayuda Ante la crisis deportiva de sus equipos, grandes figuras del pasado acudieron en su auxilio. Jugadores que incluso ya estaban en el retiro, como Matías Almeyda, desempolvaron los guayos en un intento desesperado por colaborar en la lucha por no descender. Luego del descenso, se pusieron a disposición del club Fernando Cavenaghi y Alejandro “Chori” Domínguez. En América la legión de veteranos la encabezaron Gerson González y Jairo “El Tigre” Castillo, figuradas destacadas en el tricampeonato que los diablos obtuvieron entre el 2000 y el 2002. Otros jugadores que llegaron a reforzar al club fueron Hernando Patiño y Paulo César Arango. Examericanos identificados con el equipo, como Fabián Vargas, Héctor Hurtado y Diego Gómez, asistieron al estadio en el partido definitivo y alentaron a los jugadores en el camerino. Perder la promoción Ambos equipos debieron disputar la serie conocida como “la promoción”, en la que equipos de la primera división enfrentan a retadores de la segunda por mantener la categoría. En esta instancia los dos equipos cayeron ante rivales en principio inferiores. River Plate se enfrentó al Belgrano de Córdoba, equipo centenario que ya había estado en primera división en varias oportunidades. En el partido de ida River cayó 2-0. En la revancha, disputada en el Estadio Monumental, el empate a un gol condenó a los “millonarios” al descenso. América debió disputar su plaza con Patriotas de Tunja, equipo con apenas ocho años de existencia. En los dos juegos hubo empate a un gol. La serie se definió entonces por tiros penales, en la que los boyacenses se impusieron 4-3. Paradójico resultó que el portero de Patriotas, que anotó el penal decisivo, surgió en las inferiores del América y no celebró su histórica anotación. Drama y desastres Tras la consumación del descenso, el dolor invadió las tribunas de ambos estadios: el Monumental de Buenos Aires y el Pascual Guerrero de Cali. Graves incidentes y destrozos dejaron algunos hinchas que se desahogaron acudiendo a la violencia. Al final, largas listas de detenidos, heridos y daños materiales acompañaron el parte de los incidentes tras la culminación de los encuentros. En el pasado, América y River estuvieron en el podio de los mejores clubes suramericanos. Hoy comparten su fatídica estadía en la segunda división. Y son ejemplo para otros clubes que, de incurrir en errados manejos administrativos, podrían seguir el mismo camino.