El recibimiento de la selección de Argentina en su país dejó imágenes de todo tipo. Quizá la más bella fue la de miles de hinchas tiñendo con el albiceleste de sus camisetas las calles, los puentes, las inmediaciones del obelisco en Buenos Aires. Aunque las cámaras de celular captaron a algunos fanáticos arrojándose de un puente al bus en el que se movilizaban los futbolistas, vandalizando patrullas de Policía e incluso desnudándose, aprovechando el verano que impera en el sur del continente.
Una de las grabaciones compartidas por el pueblo argentino, que este 20 de diciembre recibió como héroes a quienes les dieron el tercer título mundial después de 36 años, deja ver a una hincha como Dios la trajo al mundo. Pelinegra, cuyo único accesorio fueron las gafas de sol, elevó los brazos para gritar: “Vamos, Argentina”, tras la hazaña conseguida en Catar, pero también para bailar ante los curiosos que no le quitaron la mirada de encima.
Sorprendió todavía más que la mujer subiera a uno de los faros en la calle para ondear la bandera de Argentina, mientras que con su mano izquierda se sujetaba. Los espectadores la aplaudieron, como era de esperarse, pero se mostraron nerviosos, de pensar que cayera.
Otro hincha que se robó la atención fue un herido, que ni siquiera estando en camilla, sangrando, dejó de alentar al equipo de sus amores. Extendió su mano derecha, como todo buen barrista, al ritmo de los cánticos de sus colegas.
Además, se viralizó en redes sociales un video en el que una mujer le confesó a otra que le robó el celular, pero se lo devolvió en honor a la fiesta que se estaba viviendo en las calles. “Me dijeron que me lo lleve, pero te lo devuelvo”, dijo.
Uno de los videos que dio cuenta de la magnitud del festejo es el de la hinchada esperando a que Lionel Messi, considerado el mejor jugador de todos los tiempos, arribara a su casa en Rosario. Las autoridades intervinieron para que los fanáticos le permitieran llegar en su auto de lujo sin comprometer su seguridad.
También llamaron la atención los jugadores de Argentina desde el autobús descapotable que la AFA puso a su disposición para que salieran de Ezeiza rumbo al obelisco, donde finalmente no pudieron llegar debido a lo poco que avanzaba el vehículo en medio de la multitud.
A Lionel Messi se le vio feliz, disfrutando del sol con una jarra de vino, y al Dibu Martínez con un bebé de juguete en brazos, al que le puso el rostro de Kylian Mbappé.
Entretanto, Julián Álvarez, uno de los delanteros revelación del certamen, no dudó un instante en poner el gorro de River Plate al DT de la albiceleste, Lionel Scaloni.
No se salvaron ni las patrullas de Policía
La celebración se salió de control en algunos lugares de la capital de Argentina. Un video, de tantos que fueron compartidos en redes sociales, dejó ver cómo algunos hinchas en medio de la algarabía, al parecer, robaron un auto de la Policía.
En la grabación se ve a algunos ciudadanos colgados de las puertas, otros encima del capó y unos más trepados en el techo, entonando cánticos en honor al tercer título obtenido por la albiceleste, comandada por Lionel Messi. Valga recordar que su segunda estrella mundialista llegó en 1986, cuando al equipo lo lideraba otro de los jugadores de más renombre en el planeta: Diego Armando Maradona.
“Vamos, por Argentina. Vamos, por Argentina”, se escuchaba decir a algunos hinchas mientras recorrían la avenida en la patrulla vandalizada de la Policía con sus sirenas encendidas y a todo volumen.