Un día después de la contundente victoria del Manchester City como local frente al Leicester (3-1), era el turno de responder para un Arsenal que venía de ceder el empate la semana pasada visitando al Liverpool en Anfield.

Los gunners enfrentaban a un West Ham necesitado de resultados para escapar de la zona de descenso, razón por la cuál el partido era calificado como una ‘trampa’ para el hasta ahora líder del campeonato inglés.

La tarde empezó con sonrisas para el conjunto londinense, que a los siete minutos ya se había adelantado en el marcador gracias al tanto de Gabriel Jesús. Todo surgió de una pelota al vacío que White capturó dentro del área y centró a ras de suelo para la aparición del delantero brasileño en el segundo palo.

Tres minutos después, Arsenal dio el segundo golpe en el marcador con la celebración de Martin Odegaard. El noruego se metió como un puñal al área para conectar, detrás de toda la defensa local, un centro preciso de Martinelli.

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La primera media hora de juego fue un monólogo de los visitantes, que parecían encaminados a una goleada fácil para seguir con la diferencia de seis puntos en la punta. Con lo que no contaban era con el penal que sancionaría el juez central a los 33, convertido de gran manera por Saïd Benrahma a la mano izquierda del arquero Ramsdale.

De ahí en adelante empezaron a despertarse los fantasmas en el equipo de Mikel Arteta, que no encontraba la manera de darle un nuevo golpe de motivación a su equipo para evitar el empate.

Por fortuna para ellos, el partido terminó con 2-1 en el marcador, ventaja suficiente para pensar que, corrigiendo en el vestuario, las cosas iban a volver a salir como en la primera media hora de juego.

Mikel Arteta, técnico del Arsenal | Foto: AFP or licensors

Penal errado y gol en contra

La segunda mitad arrancó con dos situaciones que fueron factor fundamental para el resultado final. A los 51′, Bukayo Saka tuvo la oportunidad de adelantar a los suyos con un penal que envió desviado a la mano derecha del arquero, desaprovechando la oportunidad de poner nuevamente distancia de dos goles entre ambos.

Lo irónico es que, apenas tres minutos después, Jarrod Bowen empató con un soberbio remate de zurda que dejó sin respuesta a Rasmdale. El volante británico celebró a rabiar la anotación, mientras las tribunas del estadio Olímpico de Londres estallaban ante la sorpresiva remontada frente al líder de la Premier.

La reacción de Bukayo Saka a su cobro fallido | Foto: AFP or licensors
Jarrod Bowen marcó el 2-2 con un potente remate de zurda | Foto: REUTERS

Con este resultado (2-2), la distancia entre Arsenal y Manchester City se reduce a solo cuatro puntos, que podría ser solo uno si los ciudadanos ganan el partido que tienen pendiente por disputar. Bajo este panorama, el cruce entre ambos, a disputarse el próximo 26 de abril en el Etihad Stadium, se antoja a una final anticipada para conocer al campeón de esta apasionante temporada.

El equipo de Mikel Arteta todavía depende de sí mismo, pero todavía le quedan rivales fuertes por delante y lo visto en las últimas jornadas enciende las alarmas a falta de un último esprint hacia la final de la temporada. Lo único que puede jugar a favor de los rojos de Londres es que el City se mantiene vivo en Champions League y eso implica que tendría que darles descanso a sus principales fichas en la liga local para apostar todo por el primer título europeo de su historia, gran ambición de los multimillonarios jeques árabes.

West Ham, por su parte, se consolida en la casilla 15 del campeonato y respira por momentos de la preocupación del descenso, que ahora mismo sentencia a Nottingham Forest, Leicester City y Southampton.