A los 33 años, Julian Nagelsmann ha dado el último paso para acceder al más alto nivel: después de Hoffenheim y RB Leipzig, el joven entrenador dirigirá a uno de los clubes más grandes del mundo, el Bayern de Múnich.
A una edad en la que todavía podría ser futbolista, Nagelsmann ha ido quemando etapas a una velocidad increíble.
Entrenador más joven de un equipo de primera división de un gran campeonato europeo a los 28 años, técnico más joven en la Liga de Campeones a los 31 años con el Hoffenheim, entrenador más joven en alcanzar una semifinal de Champions a los 33 con el Leipzig, los récords de Nagelsmann impresionan.
Antes de su fichaje por parte del Bayern, hecho que se hizo oficial este martes 27 de abril, los medios de comunicación habían especulado con su desembarco en la Premier League o en el FC Barcelona.
Y pensar que su nombramiento en febrero de 2016 al frente del primer equipo del Hoffenheim, que atravesaba un mal momento en la Bundesliga, fue visto con escepticismo.
“Una idea descabellada”
“Una idea descabellada”, “un chiste de relaciones públicas”, llegaron a titular los periódicos, puesto que el joven preparador solo tenía en su palmarés un título, como campeón de Alemania sub-19.
De hecho, después de ese título, el Bayern de Múnich intentó ficharlo para sus categorías inferiores. Nagelsmann, que apuntaba a lo más alto, lo rechazó.
Sin embargo, no había duda de su deseo de entrenar algún día al conjunto más laureado del fútbol bávaro. “Estoy muy, muy, contento en mi vida y el Bayern me haría quizá todavía más feliz”, decía sonriente en 2017.
Tras evitar el descenso en su primera campaña en la Bundesliga, el nacido en Baviera, la región donde se encuentra Múnich, convirtió al Hoffenheim en el equipo revelación de la campaña 2016-17, consiguiendo contra todo pronóstico el cuarto puesto por detrás de Bayern, Leipzig y Borussia Dortmund.
Pero pronto el Hoffenheim se volvió demasiado pequeño para su ambición y en 2019 aceptó una oferta del Leipzig, equipo al que llevó inmediatamente a las semifinales de la Champions y al cual metió dos veces en el podio de la Bundesliga.
Exdefensa de gran estatura (1,90 m), lesionado de gravedad en la rodilla con 20 años y obligado a renunciar a una carrera profesional, Nagelsmann le debe a Thomas Tuchel haberlo lanzado, de forma un poco involuntaria, a su trayectoria de entrenador.
El actual técnico del Chelsea fue su entrenador en el equipo filial del Augsburgo cuando se lesionó.
Empujón de Tuchel
Sin saber qué hacer con él, Tuchel le propuso que estudiara para él a los equipos rivales. “Estoy agradecido a Tuchel por haberme dado la idea de convertirme en entrenador”, ha declarado muchas veces.
Como Tuchel, a Nagelsmann le gusta la presión muy alta y un juego de transición ultrarrápido, muy popular en Alemania.
Los jugadores del Bayern no deberían desentonar demasiado pese a que Nagelsmann, con su obsesión táctica, es sin duda más cercano a la filosofía Tuchel/Guardiola que a la de Hansi Flick, partidario de mayor libertad en el juego.
Pero en Baviera va a tener que lidiar con dos de los aspectos más difíciles de su oficio al más alto nivel, y que todavía no conoce: la presión del resultado y la gestión de un equipo lleno de estrellas, donde el capitán Manuel Neuer es mayor que él.
Rara vez los técnicos en el Bayern sobreviven a una serie de malos resultados.
Carlo Ancelotti, despedido en 2017 después de quince meses, y Niko Kovac, destituido en 2020 luego de dieciséis, pueden dar fe.
El Bayern se desprendió de ambos cuando perdieron la confianza del vestuario. Hansi Flick es, en este caso, una figura de excepción: es uno de los pocos que ha abandonado el club por decisión propia.
*Con información de AFP.