Germenson Aria, técnico del Club Deportivo Femenino Palmira, todavía recuerda a Jessica Ramos, pese a que hace año y medio se había marchado del equipo a buscar nuevos retos en la ciudad de Cali.
La joven, de 25 años, murió el pasado 15 de enero, en un accidente de tránsito en el nororiente de la capital vallecaucana, más exactamente en el barrio Popular, carrera 7 Norte con calle 46.
“Ella entrenó conmigo hasta hace año y medio en el Femenino Palmira. Estuvo casi dos años, era portera. Hacía las prácticas con nosotros”, dijo a SEMANA el entrenador de fútbol.
La vida de esta guardameta se apagó cuando un camión la arrolló mientras ella se movilizaba en su motocicleta.
Según versiones, que son materia de investigación, la joven futbolista intentaba huir de un agente de tránsito que la iba a sancionar y se estrelló contra un carro. Familiares de la víctima negaron que fuera cierto.
Sin embargo, cuentan los vecinos y medios del Valle del Cauca, que en la zona se estaban llevando a cabo controles viales por parte de los agentes de tránsito.
“Una muchacha se le voló a un guarda aquí en el barrio popular. El guarda la persiguió y persiguió y la pelada se dio contra un camión, salió volando y hasta ahí llegó la muchacha”, relata crudamente en el video que circula en redes sociales, quien se encarga de grabarlo, dejando ver además la conmoción entre los habitantes del sector. La calle fue acordonada mientras se hacía el levantamiento del cadáver y llegaban las autoridades a iniciar las pesquisas.
Wilmer Tabares, secretario de Movilidad de Cali, indicó que el caso quedó a cargo de la Fiscalía General de la nación, entidad que determinará lo que sucedió.
La joven deportista, se había radicado en la ciudad de Cali y sus cercanos la recuerdan como una mujer solidaria que lideraba eventos para los más necesitados.
Conmocionado por la noticia, Germenson uno de sus primeros entrenadores, recordó en esta casa periodística las ganas que Jessica tenía de destacarse en el deporte.
“Montó un equipo de mujeres amateur, organizaba torneos en canchas sintéticas. Jugaban en el Inder de Palmira. Era una líder”, cuenta.
Lo que más destaca de la joven era su gran corazón que dejaba al descubierto a través de su pasión, el fútbol.
“Era una persona muy sociable, le gustaba mucho la labor social. Ayudaba en eventos de la parte femenina, hacía torneo de fútbol y recogía plata. Se conseguía los trofeos, medallas, premios y sacaba adelante los partidos y las obras que planeaba”, indica.
Incluso la portera, quiso probar suerte en el profesionalismo femenino. Se entrenaba con fuerza y dedicación para lograr el objetivo.
“Estaba en el equipo de Orsomarso y no alcanzó la titular, buscaba todos los días su mejor nivel. Se trabajaba duro”, dice Germenson.
De Jessica guardará siempre su sonrisa, y la amabilidad con la que se saludaban cada que se cruzaban por las calles de Palmira. Además de su espíritu de buscar el progreso de los equipos femeninos en formación.