Hace un año el Atlético Bucaramanga se alistaba para salir del infierno de seis años en la segunda división. Su afición, guardadas las proporciones, vivía la misma euforia por la que hoy atraviesan los hinchas del América de Cali por el regreso a la categoría A. Quizás, en ese entonces, ninguno de sus hinchas se imaginaría que un año después estuvieran disputando la final del campeonato, incluso por encima de varios de los llamados equipos grandes del fútbol colombiano.Los leopardos, como se les conoce en las canchas colombianas, regresaron a la primera división con fantasma del descenso al acecho. Y aunque sus objetivos se limitaban a mantenerse en la máxima categoría, tenían que sumar una suficiente cantidad de puntos para asegurar su permanencia. En el primer semestre no ganaban, aunque tampoco perdían, pero de a punto en cada jornada, como el equipo de más empates, era insuficuente para el objetivo. Willy Rodríguez, el entrenador quy consiguió el ascenso, fue licenciado.Flavio Torres, de recordadas campañas con el Deportivo Pasto, subcampeón en el 2012, asumió las riendas del plantel y sorprendió asaltando el primer lugar de la tabla de posiciones. Logró mantenerse y clasificar entre los ocho mejores, y en los cuartos de final dar la gran sorpresa de la Liga.Bucaramanga, que había derrotado 2-1 al Deportivo Cali en Floridablanca, era todo menos el favorito de la serie. Más aún cuando en el primer tiempo Aquivaldo Mosquera puso en ventaja a los ‘azucareros‘, para igualar parcialmente la serie. Es cierto que los ‘leopardos‘ se salvaron de una decena de situaciones, pero como el que no hace los goles los ve marcar en su puerta, Cali soportó el gol del uruguayo Guevgeozian a falta de 10 minutos. Bucaramanga dio la sorpresa y sueña con la final, un año después del ascenso. Antes deberá enfrentarse al Deportes Tolima.