La discusión relacionada con el fútbol en el país no pasa por las emociones de una fecha más del torneo finalización sino sobre el caso del jugador español Braulio Nóbrega, condenado por abuso sexual en su país, y quien acaba de firmar con el club Patriotas, de Boyacá. ¿Puede el deportista con este pasado representar a una institución deportiva que recibe patrocinios de la gobernación? ¿Una persona con estos antecedentes puede recibir una visa de trabajo para instalarse en el país como cualquier otro ciudadano? ¿El futbolista ya pagó su pena y tiene todo el derecho a resarcirse y llevar una vida normal? Son algunas de las preguntas que se han escuchado con insistencia en la mañana de este viernes. Nóbrega, que fue capturado en el 2011 en pleno entrenamiento con el Zaragoza y quien fue condenado a una pena de prisión de 5 años que logró eludir tras conciliar con su víctima, le echó más leña al fuego. ¿Por qué? El deportista concedió una entrevista a Blu Radio y en lugar de -por ejemplo- prometer que tendría un buen comportamiento, se mostró agresivo durante la charla. “Lo de mi pasado no le importa a nadie”, levantó la voz cuando le preguntaron sobre las anotaciones judiciales en su contra. “A mí no me tiene que juzgar por el pasado, a mí que me juzguen por mi comportamiento aquí”, recalcó. En la entrevista dijo que le gustaría hablar sólo de fútbol y no de su pasado y señaló a uno de los periodistas de moralista. “Los medios se están aprovechando del tema. A usted le gusta quedar de señor moralista y yo no voy a colaborar con esto”. El jugador también aseguró “(…) si voy a hablar de fútbol con gusto le atenderé, si es del pasado ya he dicho que eso está zanjado. A mí que me dejen tranquilo yo solo vine a jugar”. ‘Un problema de los medios’ Nóbrega tampoco quiso referirse a la molestia que habría en la gobernación de Boyacá, uno de los patrocinadores de Patriotas: “Si hay alguien incomodo será de fuera, los directivos de Patriotas están contentos y mañana me pondré la camiseta y a entrenar”. Desde su punto de vista, este asunto lo han sacado los medios porque les gusta “vender y vender”. Por eso, exigió que lo dejaran tranquilo porque él sólo venía a Colombia a jugar fútbol. “No tengo ninguna reserva con el tema. Ya pagué una multa y esto está enterrado”. Cesar Guzmán, accionista mayoritario del Patriotas Boyacá, aseguró, por su parte, en La W, que justificaba la contratación de Nóbrega y del paraguayo Marco Lazaga, también acusado en diciembre del 2011 de abuso sexual, mientras militaba en el Everton chileno, por las necesidades deportivas del equipo. “Estos jugadores hacían falta en el equipo, tiene una vasta experiencia en las posiciones en las que actúan, el técnico había solicitado jugadores de estas condiciones y, por esa razón, se contrataron”. El directivo señaló que los psicólogos del equipo establecieron que tanto Nóbrega como Lazaga no representan un peligro para la comunidad. “Nosotros contamos con un equipo (...) que ha hecho una evaluación del jugador Nóbrega, y ellos entienden que el jugador va a actuar en una situación positiva y que no va a haber nada que lamentar”, explicó en La W. Lo pasado, pasado Por su parte Luis Augusto el ‘Chiqui’ García, quien es el director deportivo de Patriotas, argumentó en Blu que Nóbrega ya pagó por su pasado y tiene un presente limpio. “El jugador merece una segunda oportunidad”. Otras voces, sin embargo, consideran que los jugador son un referente social y que una persona con semejante antecedentes no debería jugar en un equipo de fútbol profesional en especial por el buen momento de la selección nacional cuyos máximos referentes, Radamel Falcao García y James Rodríguez, tienen un comportamiento ejemplar tanto dentro como fuera de las canchas. De hecho, los jugadores del combinado son puestos de ejemplo del modelo social que debe imperar en Colombia. En el Mundial, la escuadra ganó el premio de la FIFA al juego limpio. Un comportamiento que contrasta con la actitud de Nóbrega. A los periodistas de Blu, por ejemplo, les tiró el teléfono, lo que dejó un sinsabor en los oyentes. La otra cuestión al margen de sus cualidades deportivas es si corre el riesgo de perder su visa de trabajo. Muchos países tienen estrictas normas contra personas que hayan vivido estas situaciones. Casos internacionales Por ejemplo, el afamado director de cine Roman Polanski tuvo una relación sexual que él siempre consideró como consentida con una menor, de 14 años, en Estados Unidos, un hecho que en ese país es considerado abuso sexual. Fue condenado y en primera instancia a un periodo de reclusión de 90 días en una prisión estatal para realizarle una evaluación psiquiátrica con el fin de decidir su condena final. El pidió un permiso, alegando buen comportamiento, para terminar una película y salió de Estados Unidos. Desde 1977 no ha vuelto y tampoco puede pisar un aeropuerto de un país que tenga convenios de extradición con esa nación, que aún lo reclama. De hecho, en 2009, pasó por el aeropuerto de Zúrich y fue detenido lo que produjo un enorme lio diplomático. En 2002, cuando ganó el premio al mejor director en los premios Oscar por su película 'El Pianista' no pudo ir a Hollywood a recibir el galardón. En alguna ocasiones, el director confesó que a su numerosa filmografía le hacía falta haber podido hacer una nueva película en Estados Unidos. Otro caso llamativo es el de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, quien vive confinado en un cuarto en la embajada de Ecuador en Londres. Assange, que tuvo relaciones sexuales consentidas y por separado con dos bellas jóvenes en sus respectivos y pequeños apartamentos de Estocolmo en el verano de 2010, es requerido por la justicia de Suecia ya que las mujeres lo denunciaron por abuso sexual. Anna Ardin, de 28 años, nacida en Cuba, soltera, amante de la rumba y conocida activista política en Suecia, lo hospedó en su casa, durmieron juntos pero durante el acto sexual, él no usó condón lo que en Suecia es considerado un delito. Se llama “sexo por sorpresa”, el cual no es admitido legalmente. También tuvo sexo con Sofía Wilen, de 20 años, quien también lo invitó a su casa y con la que igual tuvo una noche de sexo consentido. Se quedaron dormidos y él la volvió a penetrar cuando ella dormía, lo cual también es un delito. Assange insiste: “Yo no las violé, hice el amor con ellas”. Sin embargo, ellas consideran lo contrario y lo denunciaron. Aunque hay voces que dicen que su caso es una persecución de Estados Unidos y el Reino Unido para ponerle freno a quien sacó a la luz sus secretos diplomáticos, numerosas organizaciones femeninas en Suecia apoyan a las dos mujeres porque consideran que el abuso sexual es un delito de la mayor gravedad y que vulnera la dignidad humana. Reacción en el Congreso Por su parte, la representante a la Cámara por la Alianza Verde, Ángela Robledo, dijo que es indignante que se contraten jugadores con denuncias sobre violencia sexual como Nóbrega y Lazcano y pidió que el Ministerio de Trabajo revise las visas de estos jugadores. “Es intolerable para las mujeres víctimas de violencia sexual que estos personajes no tengan una sanción penal y social por delitos tan deplorables y que atentan contra la vida y la integridad de las mujeres”. “Nosotros acabamos de presenciar una fiesta del fútbol por la vida, la paz y el juego limpio. No tiene presentación para ningún equipo colombiano empañar esa alegría con personajes como éstos que creen que pueden abusar de las mujeres y no pasa nada”, aseguró la congresista. Robledo dijo que es la hora en que la sociedad colombiana debe reaccionar frente a la violencia contra las mujeres y sentar precedentes no solo desde la sanción punitiva, sino desde la transformación de nuestros imaginarios y prácticas culturales. “Todos los días sabemos de mujeres que mueren a causa de la violencia que sufren en la casa y a manos de sus compañeros, esposos o conocidos. La casa se ha vuelto el lugar por excelencia donde se violan los derechos humanos de mujeres, niñas y niños”, puntualizó.