Cuando tenía diez años, a Candelario Donado lo mordió una serpiente. Su familia, en medio de la angustia y el desconocimiento, decidieron llevarlo a un curandero. La extremidad se agravó y cuando llegaron a un hospital, la única solución era cortar su pierna. Su infancia en un corregimiento al sur de Bolívar cambió por completo.
Soñaba ser futbolista profesional. Tenía todas las condiciones para triunfar.
“Fue duro porque tenía un sueño de ser jugador. Me dio duro y aquí estamos para ser pero futbolista profesional de los amputados. Ya he estado en una Copa América y un mundial y quiero la tercera participación a nivel mundial. Me siento orgulloso de pertenecer a este lindo deporte”, confesó a SEMANA TV.
Para llegar a su tercera participación mundial como lo sueña, junto a la Selección Colombia de paradeportistas, viajará a Estambul para disputar el certamen del 1 al 10 de octubre.
Candelario, que comenzó hace 11 años con el proceso del fútbol del Atlántico, es hoy el capitán de la tricolor.
Su deporte tiene 36 años. En Suramérica, Barranquilla fue sede de las eliminatorias y Colombia clasificó por el continente junto a Brasil, Argentina, Uruguay.
Serán 24 países y cinco continentes. Los cafeteros cuentan con jugadores de Bogotá, Bucaramanga, Santa Marta, el Eje Cafetero, Cúcuta y Atlántico.
Desde la Gobernación del Atlántico les dieron los tiquetes para la representación internacional. Sin embargo, como miles de historias deportivas en el país, les faltan recursos para la estadía, viáticos y demás gastos.
Tocando puertas, el delantero Carlos Bacca, jugador del Junior de Barranquilla, atendió a su llamado y les regalará los bastones de competencia.
“Nos invitó a un entrenamiento del Junior, fuimos con la base de jugadores amputados y los jugadores del tiburón se desprendieron de sus guayos. Bacca, además, nos entregó los bastones de competencia”, confirmó Édgar Blanco, entrenador del equipo.
Les faltan también los uniformes de presentación. Así como Bacca les ayudó, muchas personas les han dado la espalda.
“Tocamos las puertas de unos influencers y nos pidieron 15 o 20 millones para usar sus redes”, dijo indignado Blanco.
Son 15 colombianos los que estarán compitiendo en el torneo que arranca el 30 de septiembre y se juega en el estadio del Fenerbahçe, Beşiktaş y Galatasaray. Piden reconocimiento, apoyo y respeto.
“No nos estigmaticen ni nos miren como personas desechables. No nos duele haber perdido un brazo o una pierna, sino la indiferencia de la gente, incluso nos ven en la calle y nos ofrecen monedas y no nos creen útiles para la sociedad”, declara el profesor Édgar.
Quieren ser valorados como deportistas de alto rendimiento. Dice el entrenador que en Colombia son más de 1.500 deportistas en estas condiciones con potencial.
Además de Candelario, el equipo lo integran algunos jugadores que fueron soldados profesionales, sobrevivientes de cáncer o accidentes de tránsito.
Piden apoyo de la empresa privada, pues tienen que viajar el próximo lunes de Barranquilla a Bogotá, luego a Panamá y de ahí Estambul. Son 18 personas las que integran la delegación y muy cortos los recursos.
“Darle las gracias a Bacca y el Junior porque lo estábamos buscando. En Brasil, Neymar ayuda a la selección de amputados. Robert Lewandowski apoya a Polonia”, recuerda.
Para el capitán del equipo, el hecho de no tener liga hace su clasificación más loable para Colombia.
“Tenemos un nivel bueno, en 2018 entramos a octavos sin prepararnos mucho. Esta vez nos hemos preparado más”, confirmó el capitán.
Candelario le pide al Gobierno nacional que además del apoyo en el deporte, necesitan ser útiles para la sociedad y tener un trabajo.