Dos años después de su polémica salida de la Selección Colombia, el técnico Carlos Queiroz ya va por el tercer país que llega a dirigir. Primero estuvo en Egipto, luego condujo a Irán de cara al Mundial y ahora asume las riendas de una Catar que dejó pocas buenas impresiones como anfitrión.
Este lunes 6 de febrero, la federación catarí (QFA) hizo oficial la incorporación del entrenador portugués, que liderará el proyecto camino a la próxima cita orbital. La idea de los dirigentes es hacer un proyecto similar al que Queiroz encabezó con éxito en suelo iraní, llevándolos a dos campeonatos del mundo y dirigiéndolos en otro más el año pasado.
A pesar de la buena relación del luso con los directivos iraníes, su último paso estuvo opacado por las violentas manifestaciones que se presentan en ese país desde el 2022, a raíz de la muerte de Mahsa Amini, mujer presuntamente asesinada por la ‘policía de la moral’ el pasado 13 de septiembre bajo el argumento de portar “inadecuadamente” el hijab.
Queiroz apoyó a sus jugadores tras no cantar el himno en el debut del Mundial y también lidió con varios periodistas que le preguntaban constantemente por la situación de orden público en Irán. Varias veces, el técnico se mostró molesto con los cuestionamientos y antes de despedirse del Mundial atacó de frente a la selección de Estados Unidos por no haber usado la bandera en sus publicaciones para redes sociales.
Inestabilidad como director técnico
En la recta final hacia Catar 2022, la federación de Irán aprovechó su salida de Egipto, lo llamó de nuevo y le pidió que asumiera las riendas para el Mundial, pensando en la tarea de avanzar por primera vez a octavos de final. El camino comenzó con goleada 6-2 frente a Inglaterra, pero se recompuso al vencer 2-0 a Gales, resultado que mantuvo viva la ilusión.
Pero Estados Unidos, en medio de un duro contexto político, terminó venciendo al Team Melli para mandarlo de regreso a casa de manera anticipada. Queiroz aplaudió la gallardía de sus futbolistas y con un duro mensaje en redes sociales anunció que su segundo ciclo en Irán estaba oficialmente terminado.
“En el fútbol no existe eso de las victorias morales, pero tampoco hay nada de inmoral cuando no se alcanzan los sueños, siempre y cuando se haya dado lo mejor de sí con todas las ganas y valiente mentalidad ganadora”, escribió en su cuenta de Instagram junto a una foto en la que está levantando la mano derecha como signo de despedida.
A pesar de la eliminación y su prematura despedida, Queiroz aseguró irse “orgulloso” del grupo que conformó para este Mundial. “Fue un honor y un privilegio formar parte de esta familia del fútbol. Creo que merecen todo el respeto brindando credibilidad de tu país y de los seguidores del fútbol”, agregó.
De las tres salidas que acumuló en este par de años, quizá la de Irán es la menos traumática, pues da un paso al costado porque su contrato estaba firmado hasta diciembre de este año, aunque los aficionados lo consideran un héroe y le guardan un cariño especial, al igual que muchos de los jugadores convocados.
En Egipto alcanzó a pisar una final, pero se quedó fuera del campeonato del mundo, hecho que le cobraron con la ruptura del contrato. En cambio, en Colombia, Queiroz tuvo que salir por la puerta de atrás luego de una goleada y pelea con los directivos que lo contrataron en 2019.
El técnico portugués encuentra las razones de sus malos resultados en el contexto de la pandemia, según indicó minutos después de haberse despedido de Catar 2022. “Pienso que Colombia merecía estar también aquí por los jugadores que tiene, pero hay que recordar que los partidos de segunda ronda de clasificación llegaron en un momento que fue una locura para todos”, declaró para Win Sports desde Doha.
Queiroz considera que la situación por la covid-19 en Sudamérica impactó en su trabajo como seleccionador. “No fue lo único, pero afectó mucho la calidad y la performance del equipo. Algunos jugadores llevaban un año sin ir al país y cuando fueron para jugar un partido, sus familias y amigos sentían una necesidad muy grande de convivir”, dijo.
“Creo que lo peor que pasó fue que la cabeza de los jugadores no estaba bien”, sentenció.