Para nadie es un secreto que los carteles que azotaban el país en los años ochenta y noventa terminaron influyendo en títulos conseguidos por los principales equipos del fútbol colombiano. A lo largo de los años, las confesiones de árbitros, jugadores y técnicos apuntan a personajes como Pablo Escobar, los Rodríguez Orejuela y Gonzalo Rodríguez Gacha, entre otros narcos de la época.

En los últimos días, surgió otro testimonio que data del año 1993, más exactamente del cuadrangular final que definió al campeón entre América, Junior, Atlético Nacional e Independiente Medellín.

En la sexta y última fecha de aquel torneo, los cuatro equipos llegaban con opciones de ganar la estrella y, por consecuencia, asistir a la Copa Libertadores que, por esos días, solo entregaba dos cupos para Colombia, concedidos al campeón y subcampeón.

Aunque todos podían terminar levantando el trofeo, eran Junior y Medellín los más opcionados hasta el pitazo final, mientras que Nacional y América se debatían por un ‘milagro’ o, en el peor de los casos, conseguir el paso al torneo internacional.

Fernando Panesso, árbitro designado para el duelo entre Junior y América, cuenta en el libro Junior inédito que recibió una visita horas después de haber sido elegido para impartir justicia en aquel encuentro.

“Panesso cuenta que América envió a unos señores a la puerta de su casa, tiempo después de que lo nombraron para pitar el partido. Le dijeron que venían de parte de club y de don Miguel (Rodríguez Orejuela)”, relató el escritor de la obra, Gabriel Jessurum, en declaraciones para RCN Radio.

“Necesitamos que usted le ayude a América y pite a favor de ellos porque no se puede quedar sin Copa Libertadores y le llevaron 30 millones de la época en efectivo en la puerta de su casa”, cifra que a hoy correspondería a “300 millones de pesos” uno sobre otro.

Al final, América no logró conseguir su objetivo de clasificar a la Copa Libertadores y el partido acabó 3-2 a favor de Junior con aquel golazo agónico de Oswaldo Mackenzie en los minutos finales, ese que les dio los tres puntos y le arrebató de las manos el título a Medellín que ganaba en el clásico antioqueño.

Panesso también recuerda en el libro una anécdota de los minutos finales de dicho encuentro, que terminó con invasión de la cancha por parte de los eufóricos aficionados tiburones. “Supuestamente, había un doble empate en los dos partidos y Junior era campeón. Entonces empezó el Pibe (Valderrama): ‘Panesso, pita ya, que ya se metió la gente a la cancha y te matan como a nosotros nos hagan un gol’”, comenta el autor.

“A los dos o tres minutos le dice: ‘Pibe, no, Medellín va ganando y está dando vuelta olímpica en el Atanasio Girardot. El Pibe se regresa y dice: ‘Panesso, ¡cuidado pitas!’”, completa Jessurum, haciendo referencia al relato del árbitro, que está incluido entre las numerosas crónicas que comprenden la obra dedicada al conjunto barranquillero.

Aquel cuadrangular terminaría entonces con Junior campeón con 7 puntos, Medellín segundo con 7, pero -2 de diferencia; Nacional tercero con 5 unidades, las mismas que América, que acabó en la cuarta casilla sin título ni Libertadores.

Tal fue la locura que se armó en el Metropolitano con ese tanto de Mackenzie, que el propio Panesso recuerda una frase del difunto Freddy Rincón, pidiéndole que acabara el partido para que su rival pudiera celebrar.

“Panesso, pita ya, este Junior merece ser campeón”, fue la frase del ‘Coloso de Buenaventura’, en ese entonces uno de los referentes del fútbol local y la Selección Colombia que se preparaba para afrontar el Mundial de Estados Unidos 1994.