Carlos Paniagua es el técnico de la Selección Femenina Sub-17. Pero también es papá y esposo. Para aceptar el cargo que dejó Nelson Abadía y asumir el sudamericano de la categoría debió dejar de lado unas vacaciones con su esposa. Sin embargo, le cumplió la palabra y, mientras ella descansaba en Argentina, él trabaja en Uruguay con las jugadoras en el sudamericano de la categoría en el que fueron sub campeonas y consiguieron el tiquete a la India.
A él le dicen Fututo por una travesura de la infancia. Una de esas pilatunas que lo ayudaron a crecer como persona y a orientar más allá de la táctica al equipo cafetero. Sus jugadoras piensan en su familia, trabajan en los tiempos libres e incluso estudian idiomas en medio de las concentraciones.
En entrevista con SEMANA TV, el director técnico de las mujeres juveniles que ponen a soñar al país con el título mundial, confesó las mejores anécdotas al interior del equipo.
SEMANA: ¿Cómo es este grupo, qué hacen cuando no juegan ni entrenan?
Carlos ‘Fututo’ Paniagua (C. P.). Es difícil por el tema del covid, tenemos un encierro muy estricto al punto que al segundo día salí a 20 metros para comprar un conector de energía para mi celular y pusieron una queja de Conmebol; solo podemos salir a los partidos y entrenos. Estamos en una especie de burbuja y así las jugadoras se concentran en lo que tienen que estar y recuperarse. Quisiéramos llevarlas a un centro comercial, sin embargo, organizamos actividades acá.
SEMANA. ¿Qué tipo de actividades hacen?
C. P. Con nuestro sicólogo deportivo Rafael Zabaraín se hacen actividades de grupo e integración.
SEMANA. ¿Quién es la más participativa del grupo, a la que atajan antes de empujarla?
C. P. Stefanía Perlaza, la central por derecha; Yésica Muñoz; Gabriela Rodríguez. Es un grupo alegre que a veces, como vivimos, lo transmitimos. Un grupo muy humilde. Por ejemplo, Muñoz me entregó los viáticos de ella para que le guardara la plata y comprarle un comedor a la mamá, porque en la parte socioafectiva estas niñas vienen luchando, muchas solo con las mamás y no ven el momento de ayudarles o colaborarles. Pero, gracias a Marco Roldán, presidente de Formas Íntimas, le consiguió un apartamento para vivir con la mamá. En medio del fútbol, salen adelante con sus proyectos.
SEMANA. Usted dice que muchas están teniendo su primera experiencia internacional. ¿Alguna anécdota de esta salida?
C. P. Nos llamó mucho la atención Cristina Mota, la central por derecha que es de Silvania, un pueblo cerca de Bogotá; ella no tenía pasaporte e inclusive le hicimos las vueltas. Los papás de ella son campesinos y el papá se fue de su pueblo a la capital, a la oficina de pasaportes. Antes de llegar Cristina nos dijo: ‘mi papá sí va a venir, pero se le va a dañar la lechita’. Yo no entendía, pero después me di cuenta de que, como campesinos, trabajan la leche y el queso y, si no lo procesan, se daña. Ella trabaja con su papá, es humilde y sencilla. De verdad esas niñas quedan en nuestro corazón.
SEMANA. ¿Manejan cábalas?
C. P. Soy muy católico y desde hace 40 años asisto a la misa de María Auxiliadora en Medellín y aquí hago la oración todos los martes, respetando la religión de cada una. La han atendido y se la aprendieron, y siempre que vamos a salir a un partido o antes hacemos una oración y damos gracias por tantas bendiciones.
SEMANA. ¿Por qué a usted le dicen ´Fututo´?
C. P. Soy del barrio más futbolero de Medellín, La Floresta. De allá son Maturana, Carlos Mario Hoyos, Juan José Peláez, Alexis García. De niños estábamos jugando fútbol callejero y quebramos un vidrio con miedo de que saliera doña Ana, pues doña Ana salió y todos sentados en un murito y ella me señaló y dijo ‘eso fue ese Fututo’.
SEMANA. En lo personal, ¿cómo es ser el papá en medio de tantas mujeres?
C. P. Soy padre de familia y cuando me llamaron de la Federación para coger este proceso tenía unas vacaciones con mi señora y las tuve que cancelar, pero le prometí traerla al suramericano y está en Argentina conociendo. En esta categoría me toca formar a personas de bien para la sociedad y me toca regañar, orientar, conversar con ellas para sus proyectos de vida y que lleguen bien formadas.
SEMANA. ¿A cuál es la que más regaña?
C. P. Yésica Muñoz ha cambiado, es más tranquila y calmada. Se trabaja mucho en esa forma de ser en formas íntimas. Inclusive insistimos en el permiso de salida de sus padres, le faltaba un sello y se tuvo que quedar en Colombia y luego llegarnos. Todas esas experiencias le ayudan.
SEMANA. ¿Y la más tímida?
C. P. Me impresiona la sencillez de Linda Caicedo es la primera que llega, une al grupo, demuestra su experiencia y recorrido. Un profesionalismo que me tiene sorprendido.
SEMANA. ¿Cómo es la comunicación con los padres de familia?
C. P. Tienen mucha comunicación con los papás la preparadora física y el sicólogo del equipo. Inclusive, antier llegaron los padres de Paula Suárez, que cumplió años, y cuando se acabó el partido fueron con ella a donde sus padres.
SEMANA. ¿Cómo celebraron el cumpleaños?
C. P. No falta el pastel, nos reunimos, se les pone el diomedazo y pasamos un rato alegre. Ratos que unen e imprimen positivismo.
SEMANA. ¿Cómo se combina el tema del estudio y a la vez cumplirle al país?
C. P. Gracias a Dios gozamos de lo virtual. El profesionalismo de Linda la ha llevado a pedir permiso antes de las 8:00 p. m., porque está en clases de inglés y así construye su proyecto deportivo. Hace sacrificios por el idioma, sin importar la doble jornada, no se va a descansar después de la cena, sino que se va a estudiar.
SEMANA. ¿Y el manejo del celular en un grupo de millenial?
C. P. Está prohibido en el comedor, en el conversatorio técnico. Se les pide el celular un día antes del juego a las 9:30 p. m., se les recibe y ellas mismas lo entregan y solo hasta después del partido lo pueden usar.
SEMANA. ¿Nos ilusionamos con el título?
C. P. Con calma, vinimos con el objetivo de estar en el cuadrangular final y lo hicimos con lujo de detalles, y es el día a día, el paso a paso. También hay que ver las fuerzas para llegar al último juego con Brasil.