La focomelia es la enfermedad que desde su nacimiento, le quitó a María Angélica Bernal la posibilidad de tener su pierna derecha. Sin embargo desde pequeña dejó de lado las muñecas y se dedicó al deporte, practicó Voleibol, Basquetbol, patinaje y tenis impulsada por su padre: “Soy hija única y a los 6 años empecé a practicar mucho deporte, entre ellos el tenis. Empecé a practicar con mi prótesis, lo hacía parada, no me podía mover pero sabía la técnica”, dijo a SEMANA la tenista que fue la primera mujer de la delegación colombiana en Tokio en conseguir su cupo a los Paralimpicos en suelo Nipón.
Fue tanta su disciplina y tenacidad, que a los 11 años la invitaron a una clínica de la ITF (federación internacional de Tenis) en Bogotá y cuando vieron sus capacidades a tan corta edad la invitaron a practicar el deporte blanco, sólo con la condición de adaptarse a una silla de ruedas. Era la única manera de competir en la élite: “me dicen que lo hago bien, que tenía posibilidades de competir al alto rendimiento pero la única forma era en silla de ruedas. Al principio hubo un rechazo de parte de mis papás y mío a la silla de ruedas porque lo que ve la sociedad es que es una limitación”, contó la mujer que nació en la capital de Colombia en el año 1995.
Sentía miedo al qué dirán y el rechazo de la sociedad tan común en estas circunstancias, pensaba incluso en la intolerancia. Pero un día se decidió y sus ganas superaron los temores y se sentó en la que hoy considera su compañera fiel: “Cuando lo probé me sentí increíble, libre, rápida porque podía llegar a pegarle a las bolas. Me encantó y empecé a entrenar con el apoyo de la Liga de Bogotá que me brindó todos los espacios”, dijo la tenista que ha tenido el honor de ser número uno de América.
Después de enfrentarse a la silla y cuando creyó que el tema de la aceptación estaba superada, surgió una nueva condición, quitarse definitivamente la prótesis para competir: “Me querían quitar a prótesis para estar en la silla de ruedas y no quería porque la sentía mía. Jugué 4 años con ella y cuando me animé me di cuenta que era más cómodo y mejoraba mi rendimiento. La prótesis la uso en mi vida cotidiana”, dice a este medio la tenista que junto a y Johana Martínez enfrentó a la pareja sudafricana conformada por kgothatso Montjane y Mariska Venter.
Otro demonio interno con el que debe lidiar, es el miedo a no recuperarse debidamente de las lesiones: “Cuando me lesiono me cuesta recuperarme desde lo mental, pero mi equipo me ayuda a salir adelante”, confesó María Angélica quien agrega que para combatir sus dificultades recuerda todos us logros y el orgullo que debe sentir de ser la primera mujer en jugar El Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos: “Estuve en Londres, Río y Tokio. Tres panamericanos en los que he ganado todos los metales y fui la primera colombiana en clasificar. Soy la primera en jugar los 4 grandes del tenis, todos los Grand Slam y acompañé el rankin número 8”.
“Su misión en la vida no sólo es cosechar medallas. Su mayor siembra es ayudar a los niños y motivar a las personas que como ella sufren discapacidad a que encuentren en el deporte una forma de sobrellevar la dificultad. Por eso creo una fundación: “tengo una fundación y semillero sin ánimo de lucro en Bogotá para niños, 60 de ellos encuentran mejores oportunidades y 10 han tenido la oportunidad de competir en Selección Colombia, 2 son de la Selección Bogotá de mayores”, habló orgullosa a SEMANA y envió un mensaje a los más pequeños: “Mi mensaje a Colombia y los niños es luchar por los sueños con determinación y disciplina”, PU
Cada esfuerzo y sacrificio han valido la pena, por eso con su entrenador Fernando Sanmartín se fue a España a prepararse para terminar bien el 2021: “Después de Tokio estaré en Nueva York en el Us Open y estaré en la Copa del mundo en Italia y tres copas mundo por equipos en Italia y tres torneos más en Corea”, finalizó María Alejandra en SEMANA la mujer que permitió que una silla de ruedas la llevara a rodar a todas las canchas del mundo para hacer historia.