El pitazo final para muchos futbolistas no solo llega cuando lo indica un árbitro. Las decisiones personales, familiares, de salud física y hasta mental influyen para colgar los guayos y decirle adiós al profesionalismo.

SEMANA habló con varios futbolistas que, lejos de las concentraciones, convocatorias y camerinos, decidieron hacer su vida. También hay una vida valiosa después del balompié.

Trabajar en oficios varios en Estados Unidos: pintura, mensajería, adecuación de piscinas o un CarWash; dedicarse al diseño y la construcción o pilotear un avión son algunas actividades practicadas por reconocidos exfutbolistas..

Camilo Pérez

Camilo Pérez, exjugador de Atlético Nacional y América de Cali, y campeón con ambas escuadras, terminó su contrato en Llaneros, su último club en Colombia. Con la muerte de su mamá, todo cambió.

“Soy hijo único y empecé a jugar fútbol por ella. Se me acabó la llama del fútbol, no fui capaz de levantarme más para seguir mi profesión“, dijo a SEMANA.

Camilo Pérez, exjugador que hoy trabaje en Estados Unidos. | Foto: Archivo personal de Camilo

Después de 17 años en el fútbol, cambió el balón y los cortos por las herramientas para la instalación de oficinas.

“Empecé trabajando con el esposo de una familiar para la instalación de oficinas. Llegué a Orlando para ejercer un nuevo arte”, indicó.

En la ciudad donde se instaló, también se dedicó a jugar partidos de exhibición y fue allí donde conoció a quien le ofreció instalar piscinas. Sin pensarlo, se lanzó al agua.

“Yo fui sincero y le dije que no sabía nada de eso y me capacitaron. No sabía cómo se pegaba un tubo de plomería. Un día se dañó una de las máquinas y nos tocó hacer con las palas el hueco. El calor era terrible. Llegué a la casa con ampollas. Fue muy difícil. Con un aparato quitábamos y poníamos tornillos. Separábamos madera de aluminio. El día de más aprendizaje y valorar”, recuerda con nostalgia.

Actualmente, tiene con Diego Álvarez una academia de entrenamientos personalizados y de entrenamiento funcional llamada ST Dynamic y ya hicieron convenio con una escuela de fútbol.

“Me vine a este lugar porque quería un estilo diferente para mis hijos, al fútbol, beneficiarlos con el idioma”, destacó.

Cristian Bonilla

Otro que está en Norteamérica es Cristian Bonilla, quien se retiró para dedicarse a sus negocios en Miami, donde tiene un fondo de inversión enfocado en la construcción y remodelación de propiedades.

Fue campeón con Nacional en 9 oportunidades y con la Selección, en la categoría sub 20, alzó los trofeos en Esperanzas de Toulon y el Sudamericano de la categoría. Fue a los Juegos Olímpicos de 2016 y, con José Néstor Pékerman, estuvo en el proceso de mayores.

Cristian Bonilla trabaja en 54D | Foto: @cristianbonilla1

En total, tiene tres empresas y les maneja las inversiones incluso a sus colegas.

“Trabajo con muchos futbolistas en una moneda más segura y rentable. Vivir en Miami es un lujo y, haciendo las cosas bien hechas, se puede”, puntualizó en SEMANA.

También trabaja en 54D, que es una especie de gimnasio.

“Es un programa de transformación humana, logrando cambios físicos, mentales y emocionales en 54 días“, indica.

Cristian sabe que, en el fútbol, el factor dinero es muy cambiante, de a cuerdo a los equipos en los que esté.

“En Miami me siento feliz y tengo mi hogar. Más tiempo para estar con mi familia. No me arrepiento de haber tomado esta decisión. En los dos campos ayudo a la gente”

Juan Esteban Ortiz

Juan Esteban Ortiz, más conocido como ‘ganizita’, fue campeón con el DIM y con Millonarios en Colombia. A Estados Unidos se fue para finalizar su carrera en una liga semiprofesional; sin embargo, las cosas no salieron como imaginaba.

Algunos problemas con el entrenador lo llevaron a decir “no más”. Sin embargo, la vida de padre e hijo le tenía obligaciones que no le permitían detenerse.

Este volante, que fue recio en el terreno de juego y nunca temió a nada en su posición, se puso el overol por el equipo más importante, su familia. Se dedicó a la construcción, pintaba casas, se desempeñó como repartidor de paquetes y luego se vinculó a un Car Wash.

Su talento en el balompié también lo aprovechó. Se vinculó a un club de fútbol y también jugaba los fines de semana partidos de exhibición muy bien pagos.

Juan Esteban Ganiza Ortiz, exjugador de Millonarios y DIM | Foto: @ganizaortiz

Un hondureño le dio un hogar mientras lograba su patrimonio. Eran jornadas largas y mucho más pesadas que las concentraciones.

“Cargaba peso por cerca de 7 horas, llevando cemento, quitando paredes”, dijo Juan Esteban a SEMANA.

Del talento con sus pies, a la fuerza de sus manos. Aprendió a lijar, a pintar casas y a limpiar y secar carros en un CarWash.

Su jefe, bastante futbolero, como si fuera un técnico, le dio la oportunidad de un ascenso. Él respondió con trabajo y dedicación.

“De donde he salido, me han vuelto a llamar para trabajar, gracias a Dios”, señaló.

Muchas veces ha sido reconocido. Con el mismo orgullo de haber pasado por equipos grandes, posa para las fotos.

“Ningún trabajo es deshonra. Yo no vivo del ‘qué dirán’ y he podido mandar plata para Colombia, darle calidad de vida a mi familia. El fútbol me enseñó la constancia”, indicó.

Juan Esteban Ortiz, exjugador del DIM | Foto: @ganizaortiz

Según relata, ha logrado ganar un poco más de lo que le ofrecen equipos ‘chicos o de media tabla’ en el país. Tiene el curso de entrenador y es muy poco lo que le ofrecen para trabajar.

“En Colombia me terminaron ofreciendo de 3 a 5 millones por jugar y menos de 2 por dirigir. Llevo más de un año trabajando en otros oficios y no descarto el fútbol; por ejemplo, apoyo a mi hermano en su escuela, pero, por lo pronto, me la rebusco”, cerró en SEMANA.

Santiago Montoya

Millonarios pagó alrededor de 1,8 millones de dólares por Santiago Montoya. El 10 pasó del Tolima, donde le decían ‘el Mago’, al equipo embajador. Sin embargo, no pudo mostrar sus mejores trucos en el equipo azul.

“En mi carrera tenía muchas expectativas de jugar en Millonarios. Era una sueño de niño y no salió como lo esperaba”, dijo en SEMANA.

Santiago Montoya durante un partido contra América en el Pascual Guerrero | Foto: 2019 Vizzor Image

Las lesiones y confianza no le ayudaron a subir el nivel. Aunque fue campeón de la Superliga con los capitalinos, los hinchas esperaban mucho más de su talento. Se fue a Bucaramanga, Pereira y jugó por última vez en Honduras. Un día entendió que estaba sufriendo más de lo que disfrutaba la profesión que eligió y decidió cambiar de oficio.

“Volteé la página y seguí adelante, entendí que hay otros caminos. Ya el fútbol no me sonreía”, declaró.

Santiago supo invertir su patrimonio del fútbol y se metió a la construcción. Sin embargo, cuando dejó de patear el balón, un ser querido que nunca lo dejó de alentar en la tribuna le tendió la mano económicamente y se metió a la industria de la moda.

“No me voy a ganar en un año las cantidades que pagan en el fútbol, pero, con constancia, el éxito podemos lograrlo. Lo que hacemos aporta a la economía del país”, indicó.

Fue visto en Colombia moda exponiendo su marca lux brandss. En Ibagué se dedicó a la confección de ropa, especialmente para niños, un mercado del que estudió lo suficiente para darse cuenta de que aún había mucho por explorar.

Es el modelo de mucho de los atuendos que comercializa. Sin embargo, en la calle no olvidan sus tardes y noches gloriosas con el Tolima. Los hinchas lo apoyan y le piden volver.

¿Se retiró del fútbol?

“A mí no me ha gustado rogar y últimamente me estaba tocando hacerlo en el fútbol. Me sigo entrenando con disciplina, porque no descarto volver. Hasta mi familia me lo dice. Pero mientras tanto, con mi esposa, tengo este proyecto de vida y me va muy bien”, puntualiza.

Santiago es ambicioso y piensa en grande. Así como un día vistió la camiseta de la Selección, su triunfo en este nuevo terreno es consolidar sus empresas y poder exportar.

“Pensamos en grande, ojalá poder exportar, abrir tiendas en otras ciudades. Vamos con toda”, cerró.

Alejandro Botero

Alejandro Botero pasó de volar en el arco a hacerlo en el cielo. Del Deportivo Cali, se fue a Independiente de Argentina y a Argentinos Juniors. Mientras estaba en ese país, combinó los entrenamientos y partidos con su pasión desde pequeño: la aviación.

“Estudiaba de manera presencial. Entrenábamos a jornada única y el resto era para dedicarme a volar. Mis padres siempre me inculcaron que la carrera del fútbol no duraba mucho y ahí fue donde surgió esa pasión de la aviación”, declaró.

Estuvo dos años como piloto privado. Fue acumulando las millas suficientes para cuando llegara a la estación del retiro. Cuando ese día llegó, este guardameta, que defendió la valla de la Selección Colombia y también de equipos como Tolima y Chicó, se fue a Estados Unidos a terminar sus asignaturas de aviación y empezó una nueva vida.

Alejandro Botero es piloto comercial de Avianca. | Foto: Archivo personal Alejandro Botero

Hoy es piloto comercial de Avianca. Una experiencia que puede compararse con un trofeo en el fútbol fue poder ayudar en la pandemia con vuelos humanitarios.

“La disciplina de futbolista me sirvió para ejercer este trabajo”, destacó.

De su paso por el arco, aprendió que, como en el papel de piloto, el margen de error es muy poco.

“De mí muchas veces depende el equipo. Ahora llevo a muchas personas y mi misión es que lleguen a su destino”, destacó.

Alejandro recomienda a las nuevas generaciones del balompié no dejar de estudiar para cuando el pitazo final llegue.

“No hay que dejar de lado estudiar. Si pude yo hace 20 años sin facilidades tecnológicas, hoy, con todo a la mano, no hay excusa”, invitó.