El entrenador del Atalanta de Bérgamo, Gian Piero Gasperini, criticado por el Valencia tras dar a entender que ya estaba enfermo de covid-19 cuando ambos equipos se enfrentaron el 10 de marzo, se defendió este jueves y denunció una "polémica insultante". "Es una polémica que considero realmente muy insultante. Yo sé que respeté los protocolos", declaró Gasperini este jueves a la cadena Sky Sport. "En ese periodo no me encontraba bien, pero no tuve ni fiebre ni problemas pulmonares de ningún tipo. Cuando salimos de Bérgamo estaba bien, por lo que pienso que pasó en ese momento. Pero esta polémica es insultante y desagradable", añadió.
En una entrevista a la ‘Gazzetta dello Sport‘ publicada el domingo, Gasperini dio a entender que sufría de covid-19 cuando ambos equipos disputaron en Valencia el partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones. "La víspera del partido en Valencia estuve mal. La tarde antes del partido, todavía peor. No tenía buena cara en el banquillo", explicó el italiano al periódico deportivo. El Atalanta derrotó 4-3 al Valencia y lo eliminó, clasificándose por primera vez en su historia a los cuartos de final de la ‘Champions‘ con la participación de los colombianos. "Fue el 10 de marzo. Las dos noches siguientes en Zingonia (centro de entrenamiento del Atalanta) casi no dormí. No tenía fiebre, pero me sentía exhausto, como si tuviera 40 de fiebre", explicó Gasperini, de 62 años. Gasperini no fue hospitalizado ni se hizo el test de detección del nuevo coronavirus hasta hace 10 días, cuando confirmó que había sufrido de covid-19. Tras las declaraciones del técnico, el Valencia publicó un comunicado para denunciar que, con su actitud, Gasperini puso "en riesgo a numerosas personas durante su viaje y estancia en Valencia".
"Una bomba biológica", "el partido-cero" o al menos "un acelerador de la propagación del virus": cada vez más especialistas y responsables locales apuntan al partido de Liga de Campeones Atalanta-Valencia como el origen de la explosión de casos de covid-19 en Lombardía, la región más afectada de Italia. El partido de ida, el pasado 19 de febrero, se considera una bomba biológica para la expansión de la pandemia. 45.792 espectadores en el estadio de San Siro de Milán para ver cómo el Atalanta, en sus primeros octavos de final de la Liga de Campeones, derrotaba por 4-1 al Valencia. Decenas de miles de bergamascos realizaron el breve desplazamiento en autocar, coche o tren, para el que era el partido más importante de la historia del modesto Atalanta. Algunos fueron directamente al estadio, otros pasaron la jornada en la ciudad, tomando cerveza y confraternizando con los hinchas del Valencia alrededor de la plaza del Duomo. Todos viajaron después en metro a San Siro. Tras el partido, los aficionados del Atalanta celebraron la espectacular victoria comiendo y bebiendo cerveza. La amenaza parecía entonces lejana. Pero solo dos días después del partido, Adriano Trevisan fallecía a los 78 años cerca de Padua y se convertía en la primera víctima mortal del coronavirus en Europa. Días después fue el periodista español Kike Mateu, presente en San Siro, el que fue diagnosticado positivo para covid-19 en España. A comienzos de marzo se supo que cerca de Valencia un hombre falleció el 13 de febrero infectado por el coronavirus, lo que significaba que el virus ya estaba presente en esa región del litoral español antes del partido en Milán. Y fue a partir del 4 de marzo, 15 días después del partido, cuando la curva del número de contaminados comenzaba a dispararse brutalmente en Bérgamo, convirtiendo a esta ciudad lombarda en una de las más afectadas por la epidemia.
Bérgamo, en Lombardía, es una de las ciudades más afectadas por la epidemia del nuevo coronavirus, que ha provocado casi 34.000 muertos en Italia. En España, más de 27.000 víctimas fallecieron por el virus. *Con información de la AFP.