“Colombia tierra querida”, el canto que puso a entonar una de las deportistas más queridas que, con micrófono en mano y a todo pulmón, cantó con más emoción que entonación. Del Metropolitano de Barranquilla, Caterine Ibargüen hizo su pista y los asistentes al estadio fueron los que saltaron de alegría con cada nombre que la campeona olímpica gritó haciendo homenaje a los jugadores: “Hoy tenemos que hacer que este estadio estalle de emoción”, dijo la atleta, y optimista sentenció: “Sí o sí vamos al Mundial”.
Mientras ella era el mejor show con su sonrisa, Gianni Infantino, presidente de la FIFA; Alejandro Domínguez, máximo dirigente de la Conmebol, y Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, esperaban atentos el calentamiento de los equipos que definieron su nómina titular.
Jugadores a la cancha, ambientación, trabajo precompetitivo acompañado por “el mono”, fuerte y radiante. Tras 15 minutos de desplazamientos, tiros libres, trabajo con balón de costado y centros al área para los jugadores de campo y específico para los arqueros, las selecciones volvieron al camerino y regresaron a los actos protocolarios. El himno nacional se entonó con gran emoción. Duván tocó el balón y desde el primer minuto la elaboración arrancó por la zona de Johan Mojica.
Cuadrado como lateral derecho fue la sorpresa de la tarde y se vio sorprendido por Ángel Mena que le ganó en velocidad. Barrios llegó a dar la mano necesaria y provocó el tiro de esquina. Menos de 5 minutos y empezó el ‘show’ de Ospina.
El mismo Mena, después del contraataque ineficiente de Colombia, cobró un tiro libre cerca del área que controló sin dificultad Ospina. Colombia buscaba elaboración y empezó a organizar ideas. Ospina tocó para Johan Mojica, que se asoció con Luis Díaz, buscó a Duván y este con un toque de primera intención la devolvió. Ángelo Preciado provocó la falta y cuando el estadio coreaba el nombre de Mina y esperaba el centro de Quintero, fue el mismo Lucho quién sacó un zapatazo para quemar las manos de Alexánder Domínguez.
Un inicio de partido físico, cortado, con Ecuador incomodando por banda y presionando con bloque adelantado. Colombia recuperaba muy atrás y apelaba a los pases cortos y precisos para llegar al área rival.
Matheus se volvió el cortador de juego cuando Ecuador tomó la pelota. Las silbatinas al arquero ecuatoriano retumbaron cada vez más por la demora en sus saques. Diego Haro, el central del juego, dejó pegar más de lo normal a Barrios y no mostró ninguna cartulina en 20 minutos de juego.
La elaboración en Colombia provocó sustos en el arco de David, pérdidas de balón e intentos fallidos en el área rival, pero llegó. Cuadrado se adueñó de la zona derecha y buscó permanentemente a Juan Fernando Quintero, que con el respaldo de Borré recibía cerca del área. Duván también lo intentó anticipando a Domínguez, que controló una pelota que casi lo baña.
30 minutos, momento de hidratación que dio más energía a Ecuador que a Colombia. Dos balones al área de Valencia y Mena, que Ospina atrapó sin problema. Quintero impreciso, Cuadrado interiorizando. Los de Alfaro mantuvieron el balón lejos del área y hasta el final del primer tiempo hacían negocio empatando en el Metro. Colombia se fue a las duchas después de 3 minutos de adición con solo dos opciones claras de peligro.
Falcao busca a los árbitros antes de ir al camerino y, al salir, la mano de Quintero a Duván dan ilusión de una sociedad para la segunda parte. El jugador del Atalanta sale en velocidad por la banda y llega la primera opción que tras dos tiros de esquina y un remate de Cuadrado, termina en posesión de Ecuador.
Ecuador manejó y trabó el partido haciendo tiempo; sin embargo, Colombia con Díaz tuvo la más clara a los 57 minutos, un cabezazo que estremeció el estadio que veía cómo Gustavo Cuéllar y Rafael Santos Borré calentaban para refrescar. Apenas unos minutos en el terreno de juego y tras una falta sobre Radamel, Cuadrado se puso al frente de la pelota y le dejó un balón en la cabeza al ‘Tigre’, que casi cumple como profecía su trino antes del encuentro: “El Metropolitano tiene que rugir”.
Colombia intentaba salirse del enredo al que lo sometió Ecuador y lo logró con las recuperaciones de Barrios, que descargando en Cuéllar y posteriormente en Díaz, dejó un balón para Duván que giró sobre su propio eje y remató. Por poco se abre el marcador. Fue su última jugada del partido. Él y Quintero salieron al 69 por Daniel Muñoz y Roger Martínez.
Al 73 llegó la confusión, falta de Cuéllar en el área y Haro pitó penal. Los ecuatorianos celebraron, los colombianos alegaron revisión de VAR y, a punto de cobrarse, el central fue llamado a mirar la acción. Reversó la decisión por fuera de lugar y la inyección fue anímica para el equipo de Rueda.
Ecuador puso el ritmo del juego, apelando al tiempo perdido de su arquero y a decorar el piso del Metro con hombres tendidos en él. El drama fue desesperando al banco colombiano que al final del encuentro salieron de su zona para reclamar a árbitro y jugadores rivales darle trámite al partido.
El final fue polémico. Yerry Mina encajó un balón en el área de Domínguez que nunca vio la tarjeta y cuando se celebraban los tres puntos necesarios y obligatorios para el equipo de Rueda, el VAR quitó lo conseguido, por mano en el área, a un equipo que fue superior en el segundo tiempo.
Todo fue confusión, pelea entre jugadores, hinchas desaforados en insultos, objetos lanzados desde la tribuna y, tras el pitazo final, Ecuador celebró como un triunfo el empate de visita que lo deja en el tercer lugar que buscaba Colombia. Los de Alfaro hicieron su negocio y Colombia, en cambio, empieza a perder la cuenta en casa donde quedan por disputarse 9 puntos.